Cap: Acosta Arévalo: Día Internacional en Apoyo a Víctimas de Tortura, EE.UU, insta a los regímenes de Nicaragua y Cuba y al régimen ilegítimo de Maduro en Venezuela a que se abstengan de emplear la tortura para silenciar la disidencia y a que cese la represión autoritaria de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Antilavadodeedinero / State.gov
En el Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, honramos y apoyamos a las víctimas y los supervivientes de todo el mundo. Conmemoramos el día de hoy el aniversario de la fecha en que entró en vigor la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanas o Degradantes; desde entonces, la han ratificado 166 países, entre ellos los Estados Unidos.
Los Estados Unidos se comprometen a utilizar todas las herramientas disponibles para promover la rendición de cuentas de quienes incurran en estas prácticas, que pueden destruir la vida de las víctimas. Lamentablemente, seguimos recibiendo informes de torturas de todo el mundo.
El régimen iraní emplea una amplia gama de torturas aprobadas de manera tanto oficial como extraoficial para reprimir y castigar a miembros de su población. Entre las formas oficialmente sancionadas de tortura se cuentan la flagelación, el cegamiento, la lapidación y la amputación.
Extraoficialmente, funcionarios iraníes también han infligido torturas a través de la violencia sexual, la cual condenamos en los términos más enérgicos.
En la República Popular China, más de un millón de uigures, personas de etnia kazaja, kirguís y miembros de otros grupos minoritarios predominantemente musulmanes de Xinjiang han sido detenidos arbitrariamente en campos de concentración, donde muchos manifiestan haber sufrido torturas.
El régimen de Corea del Norte también continúa empleando la tortura como práctica habitual en sus centros de detención, en particular contra los desertores —entre ellos niños— repatriados por la fuerza desde el extranjero.
Condenamos, además, la campaña de detención arbitraria y tortura llevada a cabo por el régimen de Assad, y seguimos exigiendo la liberación inmediata de todas las personas detenidas ilegal y arbitrariamente, entre ellas mujeres y niños sirios cuyo único delito fue a instar a la reforma y el cambio. Asimismo, renovamos nuestro llamamiento a las autoridades federales rusas a que pongan fin a la impunidad con la que se realizan, según los informes, detenciones arbitrarias y torturas en la República de Chechenia.
Del mismo modo, instamos a los regímenes de Nicaragua y Cuba y al régimen ilegítimo de Maduro en Venezuela a que se abstengan de emplear la tortura para silenciar la disidencia y a que cese la represión autoritaria de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Todos recordamos que, hace un año, la Alta Comisionada Bachelet se encontraba en Venezuela, en un intento de investigar brutales actos de tortura contra venezolanos. Días después, el capitán Acosta Arévalo murió a causa de las crueles torturas que le infligieron.
Además, el Gobierno de Zimbabwe también emplea la violencia patrocinada por el Estado para reprimir a su población.
Por ejemplo, existen informes de secuestros y torturas para reprimir la sociedad civil, incluidos líderes de los trabajadores y figuras de la oposición.
Estamos particularmente alarmados por el reciente secuestro, abuso y agresión sexual que sufrieron tres mujeres líderes de la oposición —Joanna Mamombe, Cecilia Chimbiri y Netsai Marova— durante su participación en una manifestación pacífica. Siguen en prisión y se les ha negado la libertad bajo fianza.
Estos países son solo unos pocos ejemplos de los numerosos Gobiernos de todo el mundo que continúan utilizando la tortura para silenciar la disidencia, empleando coacciones para obtener confesiones y aplicando castigos extrajudiciales, acciones que son la antítesis del Estado de derecho.
En este Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, hacemos un llamamiento a todos los Gobiernos a actuar para prevenir la tortura, compensar y rehabilitar a los supervivientes de la tortura y llevar a los torturadores ante la justicia.