La guerra entre Israel y los terroristas de Hamás ha dejado al menos 29 periodistas asesinados, según ha dicho el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
«Durante las últimas tres semanas, el CPJ ha documentado el período más mortal para los periodistas de guerra desde el comienzo del seguimiento en 1992«, ha asegurado la organización en un comunicado, en el que han añadido que «esta cifra mortal va acompañada de acoso, detenciones y otras obstrucciones a la presentación de informes en zonas que incluyen Cisjordania e Israel».
A medida que la capacidad de los periodistas para realizar su trabajo se vuelve cada vez más limitada, «la capacidad del público para saber y comprender lo que está sucediendo en este conflicto se ve gravemente comprometida, con probables ramificaciones en todo el mundo», ha advertido el CPJ.
«A medida que las oficinas de noticias pierden contacto con sus equipos y reporteros en Gaza, quienes dan testimonio de forma independiente para brindar información sobre los acontecimientos y el costo humano de esta guerra, el mundo está perdiendo una ventana a la realidad de todas las partes involucradas en este conflicto», han denunciado.
«Los periodistas son civiles que deben ser protegidos y atacar deliberadamente a periodistas o a la infraestructura de los medios de comunicación constituye posibles crímenes de guerra», ha relatado el CJP, que ha agregado que «en esta hora oscura», apoyan a los periodistas, a «aquellos buscadores de la verdad cuyo trabajo diario nos mantiene informados con hechos que arrojan luz sobre la condición humana y ayudan a exigir que el poder rinda cuentas».
Los terroristas de Hamás mataron a más de 1.400 personas y secuestraron al menos a otras 229 durante el ataque del 7 de octubre. La respuesta israelí en toda Gaza ha matado al menos a 7.300 personas, según el Ministerio de Salud dirigido por el grupo terrorista.
El Ejército israelí ha lanzado una ola de ataques nocturnos sobre 150 objetivos de los terroristas de Hamás en la Franja de Gaza, cuyos residentes han pasado la noche a oscuras y sin conexión a Internet por las vías habituales, y durante los que han fallecido, según el balance israelí dado a conocer a primera hora de este sábado, el jefe de la unidad de despliegue aéreo del brazo armado del movimiento islamista palestino, Asem abú Rakaba.
Todas las agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias han denunciado desde la última hora de la tarde del viernes que habían perdido todo contacto con su personal en el enclave mientras la página de seguimiento NetBlocks constataba la caída total de los servicios de Internet para la población.
«Gaza está ahora mismo en estado de apagón«, ha hecho saber esta noche la principal operadora de telecomunicaciones gazatí Paltel mientras la Organización Mundial de la Salud, el Programa Mundial de Alimentos, la Sociedad de la Media Luna Roja o Médicos sin Fronteras constataban la imposibilidad de ponerse en contacto con sus equipos en el enclave.
Mientras tanto, el Ejército ha confirmado que fuerzas de Infantería, así como del cuerpo de Ingenieros y un número todavía indeterminado de tanques «aún permanecen dentro de la Franja de Gaza a esta hora, mientras continúa lo que han denominado como una «operación terrestre ampliada y no una ofensiva terrestre completa».
El dirigente de los terroristas de Hamás muerto en los bombardeos, era según Israel «el responsable de la gestión de los sistemas de vehículos aéreos no tripulados, los drones, la detección aérea, los parapentes y la defensa aérea de la organización Hamás», y considerado como el sucesor de Murad Abu Murad, muerto también en un ataque israelí el 14 de octubre.
En medio de este escenario, un grupo de familias de secuestrados por Hamás ha pedido una reunión urgente con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y su gabinete de guerra para exigir información a las autoridades tras pasar «la peor noche de todas» en medio de una «total incertidumbre» sobre el destino de sus allegados, mientras el Ejército israelí prosigue con sus incursiones por tierra en el enclave como prolegómeno a una entrada a gran escala.
«Sentimos ansiedad, frustración y, sobre todo, enorme ira porque nadie del gabinete de guerra se ha molestado en reunirse con las familias de los secuestrados para explicarles una cosa: si la operación terrestre pone en peligro la seguridad de los 229 rehenes en Gaza», se lee en el comunicado.
«Las familias están preocupadas por la suerte de sus seres queridos y esperan una explicación. Cada minuto que pasa parece una eternidad», se lee en el comunicado, recogido por el Times of Israel.