Entre el 2014 y el 2016, el Banco Paulista de Brasil transportó desde Paraguay 6,7 billones de reales, dentro de aviones fletados exclusivamente para el efecto, revela un artículo de O Globo publicado este domingo, en su página web.
“La mayor parte de esta operación de importación de moneda fue hecha por el paraguayo banco Basa, antiguo banco Amambay, que pertenece a la familia del ex presidente de Paraguay Horacio Cartes”, señala la publicación.
De acuerdo con el medio brasileño, los investigadores creen que no existe actividad comercial en Paraguay que pueda justificar todo ese volumen de dinero, por lo que existen sospechas sobre lavado de dinero.
O Globo informa también que el banco de Cartes es socio comercial del Banco Paulista. Además, afirma que el ex presidente paraguayo es conocido por su relación de amistad y negocios con Darío Messer, uno de los principales doleiros brasileños investigados en el Lava Jato y quien continúa prófugo de la Justicia.
Según la versión que se recoge en la misma nota periodística, Basa asegura que el dinero trasladado fue resultado del comercio de productos electrónicos y bebidas. Por tanto, alega que no hay ninguna ilegalidad.
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Uno de los fiscales brasileños del caso Lava Jato, José Vagos, había afirmado en abril pasado que no encuentran vinculación entre el empresario brasileño Darío Messer y Cartes, ni evidencias de lavado de dinero entre ambas personas.
Sin embargo, los investigadores del vecino país aseguraron que hay indicios de que Messer lavó en Paraguay USD 100 millones aproximadamente.
Directivos fueron arrestados
Hace un par de semanas, un empleado y dos directivos del Banco Paulista fueron arrestados, entre ellos Gerson Mendes de Brito, responsable del área de control.
Esto fue en el marco de una fase de la operación anticorrupción que se basa en el relato de seis ex colaboradores de Odebrecht que manejaban el sistema de coimas montado por la contratista en el exterior, de acuerdo con publicaciones en el Brasil.
Ellos, bajo el régimen de delación premiada, dijeron que cuando debían lavar dinero recurrían al banco, que se encargaba de legalizar los valores emitiendo facturas por servicios que no habían sido prestados, según las informaciones.
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