El empresario Eike Batista, quien llegó a ser el hombre más rico de Brasil y que actualmente cumple una condena de 30 años de prisión por corrupción, tendrá que pagar una multa de 536 millones de reales (unos 134 millones de dólares) por uso ilegal de información privilegiada en bolsa.
De acuerdo con la Comisión de Valores Mobiliarios (CVM), el regulador que impuso la condena, Batista, de 60 años, usó información privilegiada para ganar en el mercado de acciones y manipular precios cuando era accionista controlador y presidente del consejo de administración de la compañía OGX Petróleo y Gas Participaçoes SA.
Por unanimidad, los miembros de la CMV, entidad vinculada al Ministerio de Economía y responsable de fiscalizar y regular el mercado de acciones en el país, determinaron que Batista pague en multas por sus acciones un total de unos 134 millones de dólares.
Asimismo, establecieron para el ex ejecutivo un período de inhabilidad de siete años para desempeñarse como administrador o consejero de cualquier compañía con capital abierto.
La condena de la entidad fiscalizadora respondió a un recurso presentado por la Superintendencia de Relaciones con Empresas (SEP) de la CVM, que apuntó que el empresario vendió a mediados de 2013 acciones de la compañía petrolera OGX por un valor total de unos 49,3 millones de dólares con base en informaciones privilegiadas.
La venta de estas acciones, según la SEP, estaría relacionada con la operación del grupo OGX en la cuenca de Campos, una de las prolíficas áreas de presal de Brasil.
Según la entidad, Batista conocía la imposibilidad de explotar tres campos de esa cuenca que se había adjudicado la OGC, lo que le permitió vender las acciones entre el 24 de mayo y el 10 de junio de 2013, antes de que esa información fuera pública.
Las áreas del presal son un horizonte de explotación descubierto en aguas muy profundas del océano Atlántico por debajo de una capa de sal de dos kilómetros de espesor que puede convertir al gigante sudamericano en uno de los mayores exportadores de crudo del mundo.
Frente a la acusación, el ex ejecutivo negó haber vendido sus acciones para lucrar con base en informaciones privilegiadas y aseguró que la transacción se hizo para retirar obligaciones contractuales con inversores extranjeros.
La defensa de Batista afirmó que apelará a la decisión porque «la condena fue manifiestamente contraria a la prueba documental y testimonial del proceso«, según nota del abogado del empresario, Darwin Corrêa, citada por la estatal de noticias Agencia Brasil.
Eike Batista, que llegó a ser considerado el octavo hombre más rico del mundo, acumuló hasta el 2010 una fortuna estimada entonces en unos 30.000 millones de dólares a través de negocios de minería, petróleo y materias primas que se extendieron por varios países de la región.
Hace unos años el imperio se vino abajo por la mala gestión y la crisis internacional del crudo y las materias primas.
Declarado prófugo en el 2016 debido a que se refugió en el exterior cuando un juez ordenó su arresto, el empresario llegó a presentarse voluntariamente ante la Justicia para colaborar con las investigaciones sobre las corruptelas en la estatal Petrobras, destapadas por la operación Lava Jato.
En su declaración, confesó haber colaborado de forma fraudulenta con algunas campañas electorales, mediante «donaciones» que no eran declaradas a las autoridades fiscales y correspondían a comisiones acordadas por la adjudicación de contratos públicos.
En julio del año pasado un juez federal lo condenó a 30 años de prisión por corrupción activa y lavado de dinero.
ALD/EFE