La lucha contra el blanqueo de capitales y su relación con el sistema bancario se ha situado en los últimos meses bajo el foco de las autoridades comunitarias. Hace casi un año desde que la Comisión Europea propuso que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) dispusiera de más poderes para combatir de forma efectiva estos delitos económicos y en enero el Banco Central Europeo (BCE) alcanzó un acuerdo con los supervisores nacionales antiblanqueo (en España, el Sepblac) para el intercambio de información vinculada al lavado de dinero.
El BCE ha dado ahora una vuelta de tuerca más a su papel dentro de la lucha contra el blanqueo de capitales. El organismo presidido por Mario Draghi está desarrollando una «función de coordinación» antiblanqueo con el objetivo de «facilitar el intercambio de información» entre el supervisor y las autoridades nacionales. Así lo señala el propio BCE en un documento remitido al Parlamento Europeo en el que responde a los distintos aspectos de supervisión bancaria que han preocupado a los eurodiputados durante el último año.
Además de la coordinación para el intercambio de información, estas nuevas funciones que ultima el BCE incluirán el trabajo en común con los equipos de supervisión nacionales (JST, por sus siglas en inglés) para abordar aspectos relacionados con el lavado de dinero en las entidades bajo su control.
La tercera función asumida por el organismo afincado en Fráncfort consistirá en presidir una red que reunirá a expertos designados por los distintos bancos centrales nacionales y por el propio BCE donde se discutirán las implicaciones «prudenciales» de los riesgos relacionados con el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Es decir, que se evaluarán las implicaciones que estos delitos puedan ocasionar en las entidades y en el sistema bancario en su conjunto.
«La vinculación con el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo pueden suponer un riesgo significativo para un banco y pueden en última instancia amenazar su viabilidad», advierte el BCE en su escrito. Por ello, considera que para poder desarrollar sus funciones prudenciales y supervisoras ha de tomarse con seriedad esta tipología de delitos económicos. Al no disponer de poderes legislativos ni regulatorios y al depender de la información que le proporcionen las autoridades nacionales antiblanqueo, ha tomado la iniciativa para coordinar y garantizarse el acceso a toda la información que considere que puede tener repercusiones para la estabilidad de una o varias entidades.
Modelos internos más controlados
El Parlamento Europeo, en su informe de 2018 sobre la unión bancaria, mostraba su preocupación sobre las potenciales amenazas que emergen por la proliferación, cada vez mayor, de modelos internos para el cálculo de provisiones dentro del sector bancario de la zona euro. Entre los riesgos anticipados por los europarlamentarios están las potenciales pérdida de credibilidad por parte del supervisor (por la existencia de una pluralidad de modelos no comparables entre sí) y fragmentación del mercado.
Para minimizar estos riesgos, el BCE se ha propuesto armonizar la respuesta supervisora a los modelos internos de los bancos. Por ello, el organismo presidido por Mario Draghi ha puesto en marcha diversas actividades, entre las que se incluyen el fortalecimiento de las inspecciones remotas a través de nuevas herramientas y mayor acceso a la información con los que controlar el desarrollo de los distintos modelos internos de cada entidad.
El BCE está desarrollando instrucciones internas para que las entidades unifiquen la información que suministran para demostrar la validación de los modelos internos. «Como resultado de un proyecto piloto de un año sobre la información de los riesgos de crédito, las instrucciones y los formularios han sido actualizados con el objetivo de unificar la difusión de la información, lo que empezará en la segunda mitad del año», anticipa el supervisor en su escrito.
Además de los formularios y las instrucciones, el BCE señala que promoverá la celebración de discusiones regulatorias y supervisoras a escala internacional con el objetivo de «contribuir a la mejora de la calidad y la consistencia de los modelos internos en el medio plazo». También está preparando, entre otras iniciativas, la puesta en marcha de nuevos requerimientos regulatorios que restringirían la discrecionalidad de las entidades bancarias a la hora de establecer, dentro de estos modelos internos, cuándo una operación se considera como morosa. Expansión