Lavaba dinero con embarazadas a quienes les prometía miles de dólares para llevarlas de una isla en el Pacífico hasta Estados Unidos y luego encerrarlas en casas hasta que dieran a luz.
Un funcionario de Arizona operaba un sistema de adopción fraudulento que prometía a las embarazadas miles de dólares para atraerlas de una isla en el océano Pacífico a Estados Unidos, donde eran metidas en casas mientras esperaban dar a luz, a veces con poco o nada de cuidado prenatal, afirmaron fiscales.
Paul Petersen, tasador del condado de Maricopa _el más poblado del estado_, fue encausado en Utah, Arizona y Arkansas con cargos que incluyen tráfico humano, venta de niños, fraude, falsificación y asociación delictuosa para lavado de dinero.
Los cargos abarcan tres años e involucran unas 75 adopciones. Los investigadores también encontraron a ocho embarazadas de las Islas Marshall en redadas a las propiedades de Petersen ubicadas en las afueras de Phoenix, y a varias más que esperaban dar a luz en Utah, dijeron las autoridades.
“La mercantilización de los niños es simplemente cruel”, comentó el fiscal general de Utah Sean D. Reyes.
Los padres adoptivos son considerados como víctimas junto con las madres biológicas y ninguna adopción que se haya completado será deshecha, señalaron las autoridades.
El abogado de Petersen, Matthew Long, defendió las acciones de su cliente durante una audiencia el martes en Phoenix y afirmó que eran “prácticas comerciales apropiadas” y que discrepaban con las acusaciones.
Petersen realizó una misión de dos años en las Islas Marshall para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, dijo Reyes. Posteriormente, fue reclutado por una agencia de adopción internacional mientras estaba en la escuela de leyes debido a su dominio del idioma marshalés, de acuerdo con una historia publicada por el Phoenix Business Journal en 2013.
Los fiscales dijeron que Petersen utilizó socios en las islas para reclutar embarazadas ofreciendo 10.000 dólares a cada una para poner en adopción a sus bebés. Posteriormente, pagaría a las mujeres para que viajaran por unos días o meses a Estados Unidos antes de dar a luz y para que vivieran en una casa que era propiedad suya hasta que naciera el bebé, de acuerdo con documentos entregados a la corte.
Las futuras madres a menudo estaban hacinadas en las casas, con marshalesas que Petersen contrató para ayudarle con cuestiones de traducción, transporte, documentos legales y solicitudes para prestaciones del programa de asistencia médica Medicaid, añadieron los fiscales.
Las mujeres recibían poco, si no es que nada, de cuidado prenatal en Utah y en una de las casas dormían sobre colchones colocados en el suelo, en lo que una familia adoptiva describió como una “fábrica de bebés”, de acuerdo con documentos entregados a la corte.
Petersen vendió la casa hace unos meses mientras aumentaban las quejas por parte de los vecinos en el área de clase trabajadora de los suburbios de Salt Lake City, dijo la nueva propietaria Alanna Mabey.
Le comentaron que la vivienda había sido alquilada y desde que la compró ha encontrado basura, como pañales sucios en los arbustos, comentó. Las noticias sobre cómo los fiscales dicen que las embarazadas fueron tratadas ahí “son horribles”, añadió. “Me repugna”.
En Arkansas, no era inusual encontrar una decena de madres marshalesas a punto de dar a luz en una casa, dijo Duane Kees, fiscal para el distrito occidental del estado.
“Muchas de esas madres describieron su terrible experiencia como haber sido tratadas como una propiedad”, comentó. “No se equivoquen: Este caso es la forma más pura de trata de personas”.
Arkansas tiene una de las concentraciones más grandes de inmigrantes marshaleses en Estados Unidos y las mujeres eran trasladadas ahí o enviadas de regreso a las Islas Marshall luego de dar a luz, dijeron las autoridades.
Petersen cobró a las familias entre 25,000 y 40,000 dólares por adopción y sumó alrededor de 2,7 millones en una cuenta bancaria por honorarios de adopción en menos de dos años, según documentos judiciales.
ALD/Elnuevodia