La Justicia vaticana investiga la compra de un edificio de lujo de Londres que habría sido financiado por donaciones a la Iglesia, según reveló l’Espresso, en un nuevo capítulo de las filtraciones que llevaron a la renuncia del jefe de la gendarmería vaticana.
La investigación arrancó tras un pedido en 2018 de la secretaría de Estado al Instituto de Obras Religiosas (IOR), el banco vaticano”, para que se le entregaran más de 150 millones de euros destinados a la compra de un edificio de 50 apartamentos de lujo en el elegante barrio londinense de Chelsea.
Las indagaciones, iniciadas durante el verano, hablan de “indicios serios de malversación, fraude, abuso de función y lavado de dinero”, según una orden judicial publicada por el semanario.
El 1 de octubre, la Justicia vaticana confiscó documentos en las oficinas de la Secretaría de Estado, el corazón del gobierno del Vaticano, y de la Autoridad de Información Financiera (AIF).
Cinco personas, incluido el número dos de esta autoridad antilavado de dinero y un prelado, fueron “suspendidos por precaución” de sus funciones como parte de la investigación, señala una información filtrada.
La filtración habría sido vista por el Papa como un duro golpe a la “presunción de inocencia”, y Francisco aceptó la renuncia -hace una semana- del jefe de la gendarmería vaticana, Domenico Giani.
En el punto de mira de los investigadores figuran 650 millones de euros de fondos puestos a disposición de la Secretaría de Estado que “provienen en su mayor parte de las donaciones recibidas por el Santo Padre para obras de caridad y el funcionamiento de la Curia romana”.
De esa cantidad, cerca de 500 millones de euros habrían sido confiados al banco Crédit Suisse para que los reinvierta.
Rumores de quiebra Por su parte, el presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el obispo Nunzio Galantino, negó que las finanzas de la Santa Sede están a punto de entrar en quiebra, tal y como afirma el periodista italiano Gianluigi Nuzzi en su nuevo libro de investigación Giudizio Universale publicado el mismo lunes.
“Aquí solo hay necesidad de una revisión de los gastos. Y eso es lo que estamos haciendo. Puedo probártelo con números”, señaló Galantino en una entrevista con el diario católico italiano Avvenire.
Nuzzi asegura en su libro que tras la reforma económica de 2018 impulsada por el Papa en los registros del APSA -el banco vaticano- surgió una contabilidad paralela, “con cuentas secretas de cardenales y presuntos testaferros que cubrirían a políticos y empresarios cercanos a la Santa Sede”. Según la reconstrucción de Nuzzi, el Papa habría pedido cerrar las cuentas sospechosas, pero los inspectores le habrían hecho saber que “el doble fondo vaticano es prácticamente imposible de eliminar”.
Así Nuzzi afirma que el Papa está al corriente de una contabilidad paralela en el APSA con cifras de hasta dos millones de euros y una disponibilidad en las cuentas de hasta 200.000 euros de liquidez, por parte de purpurados como Giovanni Lajolo, que estuvo en la cúpula de la gobernación y fue elector en el último cónclave, Eduardo Martínez Somalo, Paul Josef Cordes, William Baum y Agostino Cacciavillan.
También se incluyen datos sobre las ofrendas al Obolo de San Pedro, que ya no se comunican desde hace algunos años: “La mayor sorpresa -escribe Nuzzi- es la composición: los privados son solo el tercer donante. En el primer lugar están las diócesis. En el segundo, las fundaciones”.
Según el ensayo de Nuzzi, existiría un “secreto de Estado” sobre los fondos personales a disposición del papa que ni el pontífice mismo conocería en sus detalles. –
ALD/Deiaeus