Para el año 2016 un grupo de auxiliares de aerolínea colombiana fueron cómplices del ingreso de dólares y euros a Colombia, producto del cartel de Sinaloa, lo habían camuflado en su equipaje y partes de su cuerpo.
El grupo de auxiliares cometió un delito frecuente en el país, “Lavado de activos”, un crimen que tiene serias consecuencias.
El mayor Alexánder Porras, jefe de la Unidad Investigativa Contra el Lavado de Activos de la Dirección de Antinarcóticos, dijo que es “una actividad en donde se busca dar apariencia de legalidad a recursos ilícitos, con el fin de que las ganancias provenientes de los delitos cometidos permitan la operación y sostenimiento de más acciones delincuenciales”.
Las autoridades explican tres fases del lavado de activos: la colocación, el ocultamiento y la integración. La primera es la introducción de dinero de fondos ilegales en la economía, poniéndolos en circulación en instituciones financieras o casas de cambio. En la segunda, “el delincuente, con el fin de evitar ser detectado realiza una serie de movimientos financieros, industriales o comerciales, como importaciones o exportaciones ficticias que son utilizadas para justificar el aparente ingreso legal del dinero al sistema financiero”, dice Porras.
La tercera fase es una de las más complejas que implica traer los fondos de lavado a la economía para crear la apariencia de legitimidad. Puede optar por invertir en los fondos en bienes raíces, activos lujosos o proyectos comerciales.
¿Cuáles son las consecuencias que pueden acarrear aquellos que cometan delitos como lavado de activos? A los detenidos de los auxiliares de vuelo, que fueron más de 82, se le imputaron cargos por enriquecimiento ilícito, concierto para delinquir y lavado de activos. Quienes cometen estos delitos pueden pagar entre 10 y 20 años de prisión. También deberá pagar una multa de entre 1.000 a 50.000 salarios mínimos mensuales vigentes”, dice Porras.
El Espectador