Acusado en los tribunales penales de ser un eslabón clave en 175 pagos de coimas durante el kirchnerismo, el financista Ernesto Clarens suma una nueva acusación.
Por El Clarín/AL
Acusado como el máximo responsable de presuntas maniobras de lavado de activos, el supuesto vaciamiento de la empresa que administró el Paseo de la Infanta, un presunto fraude a los acreedores y mucho más.
Panter SRL, empresa en la que Clarens no figura, pero si aparece su familia, abogados, empleados y allegados. Entre ellos, Marcelo Vallarino, quien regenteó el Paseo de la Infanta durante años hasta que se peleó con Clarens, quien terminó por señalarlo ante el fiscal Carlos Stornelli como su supuesto «dealer» de los billetes de 500 euros para el pago de sobornos a la familia Kirchner.
Ante Stornelli, Clarens omitió tramos completos de la operatoria desplegada para obtener esos euros en la City porteña, el rol del Banco Macro y su vinculación con el empresario y operador patagónico Jorge Aidar Bestene, quien tuvo problemas con la Justicia por supuestos sobornos vinculados a Cerro Dragón, aunque el juez federal Rodolfo Canicoba Corral lo sobreseyó.
La relación de negocios que unió a Clarens y Vallarino queda expuesto en varios juzgados. Entre ellos, en la demanda civil que la esposa de Clarens, Ana María Sangiorgio, presentó contra la empresa que opera los locales de McDonald’s en la Argentina, Arcos Dorados, por un supuesto incumplimiento de contrato, juicio al que se sumó un tercer contendiente: la firma Real T SA.
Real T SA cargó contra los abogados de Clarens, contra su esposa, sus hijas Florencia y Natalia y su suegra, quien falleció pocos meses después, una contadora y una escribana. A todos los incluyó en una «maquiavélica estructura legal» que habría cometido «delitos tales como vaciamiento, frustración de cobro, lavado de activos, desbaratamiento de derechos acordados», entre otros.