Cómo la crisis social golpea sueño de ser centro financiero regional

El exministro de Hacienda Felipe Larraín se paseaba junto a una comitiva gubernamental y de empresarios por la bolsa de valores inglesa. Luego, se trasladó al histórico centro de convenciones Guildhall para participar en la reunión plenaria de Chile Day, el evento que promociona a nuestro país de cara a inversionistas internacionales.

Antilavadodedinero /Latercera

Varios asistentes chilenos no escondían su orgullo cuando el ministro de Estado del Departamento de Comercio Internacional del Reino Unido, Conor Burns, elogió el manejo macroeconómico y fiscal de Chile. Tras ello, Larraín hizo su gran anuncio político en el marco del evento: aseguró que enviaría un proyecto de ley que tiene como principal objetivo convertir a Chile en un centro financiero regional.

Aquella propuesta, como lo reconoció el entonces secretario de Estado, es un viejo anhelo de todo el sector financiero nacional. En ese momento el mercado aplaudió la iniciativa que planteó 10 ejes de trabajo, entre los que está la facilitación del registro de valores extranjeros, lo que contribuiría así a posicionar al país como una plataforma desde donde se puedan transar valores de emisores extranjeros.

“Nuestro objetivo es poner nuestro país al nivel de los más destacados centros financieros internacionales, ya que esto tiene impactos positivos en la actividad económica y el empleo, por ende, en el bienestar de todos los chilenos”, afirmaba el extitular de Hacienda, quien agregó que si en los próximos 15 años la participación del sector financiero como porcentaje del PIB aumentara la mitad de lo que creció en Singapur, el empleo en el sector se triplicaría.

A poco más de un mes de la pompa londinense, desde la ciudad que sería el centro financiero regional, Santiago, explotó un descontento social que cambió el rumbo de las políticas públicas del país. El equipo económico y político del Presidente fue removido, entre ellos Larraín, y del proyecto de ley para convertir a Chile como un centro regional aún no se tienen novedades y no ha sido enviado al Congreso.

El factor incertidumbre

Algunos creen que el añoso sueño de convertir a Chile en un centro financiero regional y plataforma de servicios del sector se está desvaneciendo con la coyuntura.

Fernando Coloma, exsuperintendente de Valores y Seguros, quien destapara el caso Cascadas, al ser consultado respecto a si Chile puede ser un hub regional en materia financiera, responde tajantemente que “en este minuto no tenemos la más mínima posibilidad. Hay mucha incertidumbre regulatoria a la luz de los cambios como país que se están fraguando. Lo que vaya a pasar en el mercado financiero local de aquí a un par de años más va a depender exclusivamente de los cambios que se vayan a dar en materia social y política, y no se ve auspiciosa la situación”.

Fernando Massú, presidente del holding financiero BTG Pactual Chile, no tiene claro que las firmas financieras locales puedan seguir expandiendo sus servicios y presencia en otros países de la región. “Está por verse, porque no está clara la legislación que les vaya a afectar, por ejemplo, la reforma al sistema de pensiones, el impuesto a la ganancia de capital -que hoy no tributa-, la regulación a los market makers y la concentración de deudas. Todo eso va a afectar y producirá cambios grandes”.

Respecto al dinamismo de futuras aperturas en bolsa -por ejemplo de empresas extranjeras que decidan hacerlo en Chile- o grandes transacciones en el mercado de capitales local, Massú señala que “estará sujeto al proceso constitucional y eso durará bastante tiempo. Este proceso significará bastante ruido o incertidumbre para cualquier inversionista, porque quieren ver cuál será el marco completo regulatorio. La actividad en ese sentido, sin lugar a dudas, se va a reducir en al menos dos años, porque los inversionistas estarán bastante cautos a conocer las nuevas reglas del país antes de decidir qué hacer”.

Para diseñar políticas públicas que le puedan dar forma al sueño de ser un centro financiero regional, el Ministerio de Hacienda se ha apoyado en los últimos años en el Consejo Consultivo del Mercado de Capitales, que es una entidad de 22 asesores externos, en su mayoría ejecutivos y socios de compañías del sector financiero chileno, junto a académicos especialistas y exreguladores del mercado de valores. Esta instancia fue el puntal que generó las medidas anunciadas por Larraín en Londres y que hoy están a la deriva.

Un miembro del Consejo Consultivo del Mercado de Capitales que quiso mantener su nombre en reserva, enfatiza que “la prioridad de que Chile sea un centro financiero no es que a partir del estallido social haya decaído, simplemente no existe. Vamos bastante rápido a niveles de deuda del 40% del PIB y tenemos impuestos altos a nivel corporativo -por sobre el nivel de la OCDE-, lo que no ayuda a aspirar a ser un centro financiero”.

Otro miembro de la misma instancia coincide con lo anterior y agrega que la reforma de pensiones que anunció el Presidente esta semana es otro hito que aleja más al país de esta aspiración continental.

“La propuesta para reformar el sistema de pensiones es un misil para el mercado de capitales y no ayudará en absoluto para que Chile sea desarrollado. Se está atacando muy duramente a los fondos de pensiones, que han tenido un muy buen manejo administrativo y de inversiones, con retornos increíbles. Este proyecto es el principio del fin de las AFP”, sostiene, y agrega que “el 50% de la cotización adicional que se plantea irá a reparto, por lo que Chile no caminará”. La guinda de la torta es que las AFP tendrán que devolver comisiones y, eventualmente, ponerse con capital si es que los retornos anuales fueran negativos, lo que llevará a que las AFP sean más conservadoras en el manejo de sus inversiones y que para mitigar posibles riesgos de crisis financieras globales tengan que invertir en instrumentos extremadamente conservadores y de bajísima rentabilidad”.

El exministro Larraín aseveró en septiembre pasado que en un plazo de seis meses iban “a concretar y cumplir con los anuncios para convertir a nuestro país en un centro financiero regional”.

Desde Hacienda aseguran hoy que siguen estando dentro del plazo de seis meses y que “el proyecto de avanzar hacia un Chile que sea centro financiero en Latinoamérica sigue estando entre las prioridades”.

El actual ministro de Hacienda, Ignacio Briones, sostiene a Pulso que “el sector financiero tiene un gran potencial para seguir aumentando su importancia en nuestra economía, generando valor agregado, empleos de calidad y un incremento de las oportunidades laborales en el área de servicios. Además, ser centro financiero regional permitiría a nuestro país aumentar la inversión extranjera y con ello nuestras posibilidades de desarrollo”.

El vaso medio lleno

Hay quienes se niegan a claudicar a la posibilidad de que nuestro país pueda ser un centro neurálgico o hub financiero.

El presidente de la Asociación Chilena de Venture Capital (capital de riesgo) y socio de la administradora Genesis Ventures, Andrés Meirovich, opina que “la mirada de no creer que podamos ser un centro financiero es la que nos tiene así de mal. Que haya temas sociales legítimos por solucionar no tiene nada que ver con el dejar de lado el desarrollo de una industria, como la financiera. Hoy más que nunca hay que ponerle foco a que Chile sea un hub financiero, porque de esa forma vamos a poder tener financiamiento para una agenda social”.

El líder gremial asegura que “Chile tiene por lejos las mejores condiciones de la región para atraer al capital de riesgo, mejor que Brasil y México, según todos los ránking anuales del gremio regional de venture capital, que miden distintas variables”. Es por esto que argumenta que “nos estamos quedando atrás por desidia brutal y siempre decimos ‘no está el horno para bollos’ y yo creo que sí lo está”.

La clave para poder concretar este anhelo, a juicio de Meirovich, es que los fondos de pensiones locales den un paso más allá para poder financiar a las startups y pymes. “Si Chile logra atraer capitales extranjeros y las AFP se suman a invertir en venture capital, nuestro país debe ser el polo del desarrollo regional a nivel financiero. Tener un fondo de fondos manejado por Corfo ayudaría mucho”, propone.

La integrante del Comité de los Fondos Soberanos de Hacienda y gerenta de inversiones del family office de la familia Noguera, Paulina Yazigi, recalca que “hoy cualquier inversionista o banco que planee hacer un cambio o apuestas para 2020 sería algo muy prematuro, dado que no se sabe muy bien lo que pasará para más adelante. No es desechable la idea de ser un centro financiero regional, pero creo que no están dadas las condiciones hoy.

Hace 20 años podíamos ser más soñadores con este tema”. Acota que “en inversiones reales, hay empresas internacionales que han desistido de invertir aquí por la incertidumbre. De todos modos, si nos planteáramos como una plataforma para negocios digitales o fintech, no perdería las esperanzas de ser un hub regional”. Asegura que lo anterior es factible porque Chile estaría más avanzado en tecnología, capacitación, capital humano y regulación que el resto de la región, además de volumen de mercado, pero advierte que “por muchos años no generamos muchas más ventajas o avances que Perú y Colombia. De hecho, nos están alcanzando”.

Al mismo tiempo que Hacienda anunció en Londres el lanzamiento de Chile como plataforma financiera regional, el Índice de Centros Financieros Globales (GFCI, por sus siglas en inglés), que mide la competitividad de los centros financieros, y que elabora el centro de estudios y de consultoría con sede en Londres, Grupo Z/Yen, incluyó a Santiago dentro de las ciudades que son centro financiero en el mundo, ubicándolo en la posición 99 de un total de 104 ciudades, superado por Río de Janeiro (87), Ciudad de Panamá (86), Sao Paulo (82), Buenos Aires (80) y Ciudad de México (62).

Al tercer trimestre de 2019, los servicios financieros representaban un 5,09% del PIB nacional, lejos del nivel que tiene este sector en otros centros financieros globales, como Singapur, que es un 15% del PIB, Hong Kong (20%) y Luxemburgo (25%).

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