Valores corporativos: factor clave de control preventivo de los delitos financieros

Dr. Iván Danilo Ortiz, AML/CA , habla de los valores corporativos en el control de los delitos financieros. Es especialista antilavado de dinero , fraudes, riesgos, control fiscal, delitos financieros del Ecuador.

Antilavadodedinero

Las entidades financieras a nivel mundial por la naturaleza de su giro de negocio de captación y colocación de recursos de sus clientes, están expuestas a riesgos relacionados al ingreso de recursos de origen ilegal o antijurídico dentro del flujo de sus operaciones, de consecuencias negativas a la imagen y reputación de aquella entidad financiera o sus clientes que se encuentren inmersos en tales delitos que por acción u omisión, puede provocar amonestaciones de autoridad competente, multas y hasta el cierre de sus operaciones y lo que es peor, el deterioro y la pérdida de los valores de la propia sociedad que está sumida en una corriente de consumo sin límites, con base a la acumulación y obtención de riquezas y ganancias fáciles, muchas veces de procedencia ilegal u obtenidas con la abierta transgresión de los valores éticos, sin cuestionar su verdadero origen. 

Frente a esta problemática se debe destacar la importancia que representa para la sociedad moderna y sobre todo para las entidades financieras  y sus clientes (personas naturales y jurídicas), más allá de contar con sistemas de control  interno que mitigan estos riesgos, contar con lineamientos de ética empresarial al interior de sus procesos operativos, en la labor de dirección de la empresa, en la gestión comercial, el cumplimiento de las obligaciones societarias y principalmente en las relaciones con los stakeholders o grupos de interés de su entorno, ya que es tarea de todos los estamentos de la sociedad combatir y precautelar el avance de estos riesgos que amenazan la estabilidad económica, social, emocional y de seguridad física de sus actores.

En los últimos años se han hecho públicos múltiples casos de corrupción pública y privada al interior de varias organizaciones.  Estos eventos han llevado a la mayoría de países, a unirse bajo un concepto cosmopolita de ciudadanos del mundo para dictar y observar leyes de aplicación universal orientadas al uso de prácticas de gestión de control y valores corporativos transparentes, no solo para precautelar el interés societario de la empresa, el gobierno corporativo y la imagen reputacional, sino para enfrentar estas amenazas transnacionales como un conglomerado universal unido bajo un precepto de colaboración mutua para combatir y erradicar estos delitos que van en aumento a nivel mundial. 

Dentro de este contexto, se debe profundizar en establecer y explicar el origen de este fenómeno social y entender la importancia de la serie de sucesos y acontecimientos históricos en el desarrollo de la sociedad a la hora de crear una conciencia organizacional del comportamiento del ser humano con base a los estímulos, percepciones y acontecimientos de su entorno.

En el año 2018 la Organización de Naciones Unidas (ONU) estimó que la corrupción le cuesta al mundo alrededor de 2,6 billones al año.  

Estas cifras materiales representan una amenaza para las entidades financieras que no demuestren ante la autoridad competente que han sido proactivas en implementar  y ejecutar acciones de control preventivo y procedimientos de verificación de la información general de sus clientes, para minimizar su vulnerabilidad frente a la materialización de estos riesgos  a través de la utilización de su infraestructura física y tecnológica de servicios financieros para la colocación, estratificación e integración con apariencia de legitimidad de estos capitales de origen ilícito cuyo destino final es el financiamiento de delitos, fomentando así en todo el mundo generaciones globales inmersas y conviviendo en la sociedad del riesgo global.

El principal enfoque de control de las regulaciones universales para combatir estos riesgos, es el conocimiento de la identidad del cliente o último beneficiario final de una sociedad mercantil o persona natural que controla dicha sociedad o maneja los recursos a través de entidades bancarias; sin embargo, son los propios países que ostentan el control extraterritorial para perseguir y sancionar estos delitos, que por propios intereses económicos admiten que existan regímenes de privilegios respecto al sigilo bancario y reserva de la identidad de los clientes a través de los denominados paraísos fiscales que han coadyuvado a la ejecución material de estos riesgos, convirtiéndose de esta manera en un problema que se vuelve más complejo y sensible por la coyuntura socioeconómica y geopolítica, donde se desenvuelve la sociedad instrumental convulsionada, abrumada y temerosa de los alcances de los riesgos ciertos que afronta en el presente y en un futuro incierto, ya que la creatividad de los autores intelectuales de los que estructuran las transacciones ilegales es el único límite para el número, combinación y propósito de las operaciones que pueden realizarse desde un paraíso fiscal para fomentar estos delitos de alcance transnacional.

Frente a la amenaza que representan estos delitos, surge la necesidad de fomentar una verdadera cultura empresarial y corporativa de fortalecimiento de valores, principios y normas éticas para todos los niveles de una entidad y de la sociedad contemporánea en general, que relacionados de forma directa o indirecta a estos riesgos, tienen la responsabilidad de cumplir su rol de control preventivo para evitar involucrarse con fondos aparentemente fáciles de obtener de estas organizaciones delictivas, manteniendo la convicción firme y privilegiando los aspectos éticos y de control apoyados en la buena convivencia de la racionalidad histórica de la sociedad por sobre los intereses económicos y la obtención de recursos fáciles de obtener que tienen un origen cuestionado e ilegal y que son producto del deterioro social de valores y principios de la propia sociedad.

Cuando en cualquier organización prima la observancia y el respeto por los valores corporativos basados en el contexto de la racionalidad histórica del hombre, que pueden sustentarse a largo plazo y están basados en valores más que en intereses que los orientan en la modernidad especialmente de aquellos que dirigen o dirigirán organizaciones es casi una condición fija que nadie procederá o será muy difícil vulnerarlos, en tanto que en aquellas organizaciones en las cuales los intereses económicos están enfocados a la obtención de utilidades –muchas veces a cualquier precio– y son los únicos que son importantes, existe mayor riesgo o tendencia a incumplir los principios éticos empresariales y destruir la realidad y los preceptos de dicha racionalidad histórica, y es esta última situación real la que está ocurriendo en el mundo empresarial y ámbito público contemporáneo como un reflejo de la pérdida y decadencia de valores de la sociedad instrumental, ya que esto explica el aumento beligerante de las estructuras perversas de estos delitos y los montos elevados de fondos de origen ilícito que circulan a través del sistema económico de un país.

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