El trayecto de un misterioso remolcador confiscado frente a la costa de Aruba con dos toneladas de cocaína a bordo ofrece indicios de los métodos de los traficantes y el rol de la isla caribeña en el actual tráfico de drogas.
Antilavadodedinero / Insightcrime
El buque remolcador fue detenido el 13 de octubre en aguas territoriales de Aruba, un país independiente al interior del Reino de los Países Bajos, según información de El Pitazo. Después de inspeccionar el barco, las autoridades arubeñas hallaron 2,2 toneladas de cocaína, lo que derivó en la detención de los cinco tripulantes —todos venezolanos— y la confiscación del barco.
La embarcación, que zarpó de Cartagena, había sido revisada por la marina colombiana con perros antinarcóticos. Las autoridades señalaron que era probable que se hubiera cargado la cocaína en altamar y que el barco, en un punto, desapareció del radar.
No es la primera vez este año que se encuentra un barco con drogas en aguas territoriales de Aruba. En agosto, las autoridades interceptaron una nave sospechosa frente a la costa norte de la isla. Llevaba cerca de 500 kilos de cocaína.
La proximidad de Aruba con Venezuela, a escasos 23 kilómetros, y sus vínculos con los Países Bajos hacen de la isla un punto de tránsito importante para el tráfico de cocaína.
Es muy improbable que el pequeño mercado doméstico de Aruba fuera el destino final de las 2,2 toneladas de cocaína. Las drogas seguramente tenían como destino Europa, donde en los últimos años se ha observado un pronunciado incremento del tráfico de cocaína, o Estados Unidos, cuya ruta incluyó Aruba como punto de tránsito en el pasado.
La mayor parte de la cocaína llega a Europa escondida en cargamentos legales en buques de contenedores. Sin embargo, el colapso de Venezuela, ha diezmado su industria naviera, lo que aumenta el atractivo de los países insulares caribeños como puntos de envío.
Como parte del Caribe holandés, Aruba también tiene vínculos culturales con los Países Bajos y una infraestructura que facilita el tráfico transnacional de cocaína hacia Europa. Aruba tiene dos vuelos diarios directos hacia el aeropuerto de Ámsterdam y un moderno puerto de contenedores entregado en 2016.
Un reportaje de InSight Crime a comienzos de este año ilustraba cómo se logra traficar personas y narcóticos desde el norte de Venezuela hacia Aruba. Este tráfico, sin embargo, es en gran medida oportunista y con lanchas de motor.
Las autoridades no especularon sobre los motivos por los que el remolcador con cocaína zarpó desde Colombia en lugar de hacerlo desde Venezuela. También es un misterio el remolcador mismo.
De nombre Gracia y registrado a nombre de una firma venezolana, su número de la Organización Marítima Internacional, claramente visible en las fotografías de la embarcación, corresponde a un remolcador de nombre Jefferson, registrado en Estados Unidos, según un sitio de rastreo de barcos. Pero las fotografías del remolcador Jefferson muestran una nave distinta a la que se confiscó.
La afirmación de que la nave desapareció del radar también es extraña. Los radares funcionan con ondas de radio. En el pasado, los narcotraficantes han logrado construir barcos especializados para evitar la detección por radares, pero no es posible que desaparezca un remolcador de ese tamaño. Lo más probable es que la nave apagara su sistema de comunicaciones en el trayecto.
Lo que este episodio muestra es que el grupo responsable del cargamento tenía un alto grado de organización por las medidas tomadas para restar visibilidad, y por el uso del número de identificación de otra embarcación.