Debido al buen momento de la economía estadounidense y la devaluación de varias monedas de la región, los ingresos por transferencias de migrantes a su país de origen alcanzaron cifras récord en países como México y Colombia en 2019.
Antilavadodedinero / France24
“Las remesas familiares tienen un efecto directo en la vida de mil millones de personas, es decir, una de cada siete personas en el mundo. En conjunto, las remesas son tres veces mayores que la asistencia oficial para el desarrollo y superan el total de la inversión extranjera directa”. Así muestra António Guterres, secretario general de la ONU, la importancia de las transferencias que realizan más de 200 millones de personas que trabajan lejos de su país de origen para ayudar –y en muchos casos sostener– a sus familiares o allegados.
Según el reporte sobre migración y desarrollo del Banco Mundial (BM), el flujo de remesas hacia los países de ingresos bajos y medios habría superado los US$550.000 millones en 2019, lo que representa un aumento del 4,7% con respecto al 2018. De acuerdo con la previsión del organismo multilateral, los países que más remesas habrían recibido en el 2019 serían India, China, México, Filipinas y Egipto.
Con relación al Producto Interno Bruto (PIB), los primeros cinco puestos serían ocupados por Tonga, Haití, Nepal, Tayikistán y Kirguistán. Como región, Latinoamérica y El Caribe fue la que más aumentó su recepción de remesas, con un 7,8%.
Según resultados preliminares del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), los ingresos por remesas en Latinoamérica y el Caribe superaron los US$93.000 millones el año pasado. La región acumula aumentos en la recepción de remesas durante diez años consecutivos.
Los países que recibieron más remesas fueron México (US$36.000 millones); Guatemala (US$10.508 millones) y República Dominicana (US$7.087 millones). En Sudamérica se destaca Colombia, que alcanzó una cifra récord de US$6.773 millones.
La economía de Estados Unidos y la incertidumbre migratoria: factores que influyen en el flujo de remesas
Como lo muestran los datos de diversos organismos, México es uno de los países que más remesas reciben en el mundo. Según el Cemla, el 97% de los mexicanos que se van de su país, migra hacia Estados Unidos. Por eso, cuando la economía estadounidense goza de buena salud, como ha sucedido en los últimos años, también aumentan las remesas.
Esto no solo sucede en México. En mayor o menor medida, las remesas de toda la región dependen de la economía de Estados Unidos. El 80% de los emigrantes centroamericanos tiene como destino ese país, el 70% de los emigrantes del Caribe y el 23% de los emigrantes sudamericanos. Es entonces razonable que los mayores aumentos de remesas en 2019 se hayan dado principalmente en Centroamérica y México.
Pero como lo señala el Cemla, estas transferencias tuvieron un mayor dinamismo incluso que el empleo y la masa salarial de los trabajadores mexicanos y centroamericanos en Estados Unidos.
“Cabe reconocer que la incertidumbre de algunos migrantes mexicanos y centroamericanos en Estados Unidos acerca de si su envío de remesas pudiera enfrentar restricciones más adelante o sobre la posibilidad de ser deportados por ser indocumentados pudo haber incentivado a que enviaran más remesas”, explica el organismo.
Las remesas son un buen termómetro del fenómeno migratorio
Además de dinamizar la economía de los países receptores y servir de termómetro para las economías de los países emisores, las remesas también son una manera de seguir el rastro de las migraciones.
Como le explicó a France 24 Miguel Ricaurte, economista jefe para la región Andina del Banco Itaú, un PIB per cápita más elevado y un mercado laboral atractivo para la migración regional han hecho de Chile un emisor neto de remesas en años recientes.
“En los últimos dos años los envíos de remesas desde Chile han excedido los mil millones de dólares, en 2018 alcanzaron los 1.500 millones de dólares, mientras que la recepción de remesas está por debajo de los 500 millones de dólares”.
Siendo Perú el receptor tradicional de la mayoría de las remesas que salen de Chile, Haití y Colombia han ido ganando terreno. En el caso de este último, Ricaurte destaca que “probablemente Colombia ha ido ganando relevancia, no directamente por el efecto del país sino por la migración venezolana, que al verse limitada por no poder enviar las remesas directamente a Venezuela, lo está haciendo a través de Colombia”.
Como lo señaló Carolina Monzón, jefe de Análisis Económico del Banco Itaú Colombia, al igual que en el resto de Latinoamérica, el buen comportamiento de la economía estadounidense influyó en un mayor flujo de remesas de ese país. A eso se sumó la devaluación del peso colombiano frente al dólar y, según Ricaurte, el crecimiento en el envío de remesas desde Chile, tercero después de Estados Unidos y España.
Tanto remesas como migración fueron, según varios analistas, factores que impulsaron el consumo interno en Colombia, que a su vez jalonó el crecimiento del país en el 2019.
Las cifras récord en ingresos por remesas en algunos países latinoamericanos plantean el interrogante de si esos recursos pueden provenir de actividades ilegales. Según le dijo a France24 Jesús Cervantes, gerente de Estadísticas Económicas de Remesas de América Latina y El Caribe del Cemla, la industria de las remesas está sujeta a una fuerte supervisión por parte de las autoridades financieras.
“En la mayoría de los países de la región de América Latina y el Caribe el envío promedio se ubica entre 300 dólares y 350 dólares. Por ejemplo, si alguien quisiera lavar dinero a través de transferir recursos, digamos por 3 millones de dólares mediante envíos de 300 dólares, requeriría efectuar 10.000 transferencias y ello implicará prácticamente contar con miles de cómplices que recibieran las remesas. Realmente no podría hacerlo, ya que al efectuar los envíos hay candados acerca del número de envíos que puede hacer una persona en un determinado periodo”.
Bajar los costos de las transferencias, entre las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
La relevancia de las remesas en el desarrollo de los países con ingresos bajos y medios es tal que este rubro fue incluido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU como una alternativa para reducir la desigualdad entre naciones y dentro de un país. La meta es que para el 2030 el costo de estas transferencias sea menor al 3% del envío total. Además, se busca que éstas impulsen una mayor inclusión financiera en los países en desarrollo.
De acuerdo con el Banco Mundial, por ahora ese objetivo se encuentra lejos de la realidad: en el segundo trimestre del 2019 el promedio global de costo era de 6,8%, con África subsahariana como la región más costosa (8,9%) y el Sur de Asia con el menor costo (4,9%). En Latinoamérica y el Caribe, el costo fue del 6,1% del envío total.
Este mismo informe indica que el medio más caro para realizar estos envíos son los bancos, con un costo del 10,3% del envío total y el más económico el correo postal (5,7%). Tecnologías basadas en blockchain y monedas virtuales surgen como posibles alternativas para reducir los costos de envío de las remesas que, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, cumplen “un rol esencial, aunque a menudo subestimado” en la economía global.