COVID-19 y “Fake News”: Una forma de financiamiento al terrorismo

Marcos Tinedo trae en su artículo los aspectos relacionado con la pandemia del Covid-19 y los fake news como una nueva manera de financiar el terrorismo.

Antilavadodedinero

Actualmente, estamos viviendo una época donde estamos recibiendo constantemente informaciones de diversa índole relacionada con la pandemia del COVID-19, tanto a través de medios formales como de redes sociales, tomando muchas veces la información que nos llega como cierta, pero en el fondo nos hemos puesto a pensar, ¿Qué es verdad y qué es mentira? ¿A qué le hago caso, qué debo tomar en cuenta? ¿Hay que alarmarse con todo lo que dicen? ¿Qué hay detrás de todo esto?

En el mundo noticioso tanto impreso como digital, se ha venido registrando una tendencia, denominada en inglés “fake news”, el cual tuvo su caso más relevante con la difusión de una presunta teoría conspirativa a nivel de redes sociales denominada “Pizzagate” generada para influir de manera artificial en los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos a finales del año 2016; según lo define el sitio web arimetrics.com en su glosario digital “Las Fake News o noticias falsas, son noticias, historias, artículos, etc. engañosas, creadas para desinformar deliberadamente o engañar al lector. Normalmente, las fake news suelen utilizarse para influir en las opiniones de los usuarios, marcar la agenda política o generar desinformación, entre otros propósitos”.

En el mismo sitio, se indica que por lo general “suelen ser noticias de impacto, susceptibles de ser viralizadas antes de ser contrastadas, de ese modo logran extenderse de forma rápida, siendo difíciles de detener una vez identificadas”.

Por otra parte, en el mundo de las redes sociales existen un número determinado de métricas para medir su efectividad, los cuales cuando vienen identificados con números significativos de visitas o tráfico a dichas redes sociales lo cual le da un carácter de relevancia en internet a nivel de buscadores a la dirección/perfil/página web respectiva, lo cual le genera un importante valor económico, como resultado de un número significativo de interacciones con usuarios, el cual se mide por el número de “clics”, reenvíos de información, comentarios, marcas de “Me Gusta” (o “Likes” como popularmente se conoce), entre otros; de esta forma, al momento de viralizarse estas noticias falsas, se genera un importante tráfico de interacciones a los sitios webs/perfiles que generan dichas informaciones, que en la mayoría de los casos perciben ingresos por campañas publicitarias previamente definidas y programadas por los creadores de estos sitios, y que en la mayoría de los casos de “fake news,” se corresponden con sitios de dudosa procedencia, sobre los cuales no está claro el origen de su creación ni se puede tener acceso a la información de las personas que se encuentran detrás de los mismos.

De esta forma, los usuarios finales de la información, juegan un papel clave en la difusión de dicha información, y en la generación no intencionada de un importante volumen de ingresos con base en cada una de esas interacciones mencionadas anteriormente a estos sitios desconocidos que no tienen clara su procedencia, por lo que debemos tomar en cuenta que esas campañas publicitarias a través de “fake news” pueden ser utilizada perfectamente como fachada por grupos terroristas para recibir financiamiento para sus propósitos y fines ilícitos, ya que promueven el “anonimato”, que aunado a la ausencia de controles de identificación robustos de debida diligencia con verificación posterior independiente de las personas que generan las campañas anteriormente indicadas, y que limitándose a solicitar solo unos pocos datos básicos, se facilita la asociación de un medio de pago bancario e incluso no bancario, lo que permite que rápidamente estas personas tener acceso a estas medios para generar sus prácticas abusivas.

Es así que las instituciones financieras e inclusive las nuevas instituciones de tecnología financiera (“fintech”) que actualmente están en boga, deben estar alertas a que sus medios de pagos no sean utilizados por estos grupos, para recaudar fondos para cometer actos ilícitos, debiendo de esta forma reforzar su medidas de debida diligencia de los clientes, generando las alertas respectivas para aquellos casos donde exista un volumen importante a través de medios de pagos en sitios webs asociados a redes sociales y especializados en campañas de publicidad online.

De tal forma que pueda incluirse en sus mecanismos de monitoreo de transacciones, el escrutinio de esquemas de pagos recurrentes que sean realizados a través de tarjetas físicas de crédito o débito e incluso a través de medios de pagos virtuales prepagados como fondos de pagos electrónicos, de tal manera que se relacionen montos, tiempos y frecuencias de las operaciones generadas por los perfiles de clientes identificados anteriormente, así como su correlación con los eventos que se vayan registrando a nivel nacional, regional e incluso global relacionados con la pandemia del COVID-19 y su evolución, lo cual pudiera arrojar algunas pistas sobre la presunción de prácticas abusivas tal como se mencionó anteriormente.

De hecho como como dato curioso, recientemente con base en los resultados de un estudio realizado por la compañía Eprensa, se ha reportado que en España, uno de los países más afectados por la pandemia del coronavirus en el continente europeo, el número de “fake news” tanto en medios impresos como digitales aumentó un 33%, sobretodo en los meses de febrero y marzo 2020, que ha sido el período cuando dicho país se ha visto más afectado por el estallido de la crisis sanitaria del COVID-19.

Por tanto, se recomienda en estos tiempos de pandemia, estar más alertas con toda la información digital que recibimos, que es bastante debido a la cuarentena obligatoria que se ha visto sometida una cantidad importante de la población mundial, y así evitar favorecer de manera no intencionada a grupos con posibles intereses oscuros ligados a crímenes financieros y en especial a prácticas terroristas, de tal forma de contribuir a generar un equilibrio informativo con mayor capacidad crítica, evitando caer en pánico y generar zozobra en los demás, lo cual también es una forma de ayudar a que los ánimos se calmen y que la cuarentena por el coronavirus sea un poco más llevadera y menos traumática de lo que ya pudiese ser para un sector importante de la población mundial.

Marcos Tinedo es Licenciado de Contaduría Pública egresado de la UCAB (año 2000), con Máster en Finanzas en el IESA (año 2003), con más de 20 años de experiencia en el sector financiero bancario multinacional, 6 de los cuales incluyen experiencia regulatoria al ser el fundador de la práctica de supervisión de riesgo bancario en Venezuela desde SUDEBAN, y 7 años ocupando cargos de Vicepresidencia de Auditoria Interna y Oficial de Cumplimiento a nivel regional en Citigroup y HSBC, primero en Venezuela y luego en México, donde reside desde el año 2016.

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