Sistema financiero chileno enfrenta volatilidad y riesgos por pandemia, desde marzo tieneventos de tensión inusual por la pandemia de coronavirus pero aunque ha enfrentado volatilidad no se ha tenido disrupciones importantes.
Antilavadodedinero / Reuters
En su Informe de Estabilidad Financiera (IEF) el organismo reconoció, sin embargo, que se han materializado riesgos analizados en ediciones anteriores del reporte y se ha elevado la probabilidad de ocurrencia de otros asociados.
“Esta es, en consecuencia, una coyuntura que pone a prueba los mecanismos de mitigación de shocks externos, las holguras acumuladas a través de los años, la resiliencia de las instituciones y la profundidad de los mercados financieros”, dijo el documento.
Las condiciones financieras locales mostraron un deterioro desde el informe anterior, exacerbado por ajustes de inversionistas institucionales, que balancearon sus portafolios hacia activos más líquidos, agregó.
El Banco Central recortó la tasa referencial de interés al mínimo técnico de 0,5% para apoyar a la economía, a lo que sumó otras medidas para mantener la liquidez del sistema.
El negativo escenario llevará a un deterioro de la posición financiera de las empresas, limitando su capacidad de pago. Por lo que el organismo considera clave avanzar en la activación del mercado de bonos, para ampliar las fuentes de financiamiento corporativo.
La contracción económica producirá un deterioro en los indicadores financieros de la banca, debido al aumento en la morosidad. “Esta contracción es similar a la considerada dentro de los escenarios de tensión usualmente utilizados para establecer la resiliencia de la banca. En este escenario, ningún banco queda por debajo de su límite regulatorio”, dijo.
Sin embargo, el emisor destacó que la caída en la actividad ha cristalizado uno de los principales riesgos señalados previamente, que es el deterioro del mercado laboral.
En la víspera, el Fondo Monetario Internacional dijo que su directora gerente recomendaría aprobar la solicitud de Chile de una línea de crédito flexible de dos años por 23.800 millones de dólares, dados los “muy sólidos fundamentos” y la trayectoria del país latinoamericano.