Sergio Moro habla de su renuncia y del choque con Bolsonaro. Moro tiende a ser un mal presagio para los presidentes brasileños. Como juez principal de la histórica investigación de corrupción de «Lavado de autos» de Brasil, ayudó a desatar una ola de ira contra la clase política que desencadenó la destitución de Dilma Rousseff.
Antilavadodedinero / Hora
En 2017, condenó a Luiz Inácio Lula da Silva, el predecesor enormemente popular de Rousseff, por corrupción. Y, el mes pasado, sumió a Jair Bolsonaro, el actual líder de extrema derecha del país, en una crisis política cuando renunció a su cargo de ministro de justicia y acusó a Bolsonaro de entrometerse inapropiadamente en la aplicación de la ley.
«Cuando lo miras, Moro es posiblemente el brasileño más influyente de la última década», dice Gustavo Ribeiro, un politólogo.
Pero Moro, de 47 años, insiste en que nunca se ha propuesto cambiar el curso de la historia brasileña. “Todo es muy circunstancial. Las cosas pueden terminar teniendo grandes consecuencias «, le dice a TIME a través de un chat de video desde una habitación de hotel gris en la ciudad capital de Brasilia.
Habla despacio incluso en su portugués nativo y rara vez deja que una sonrisa resquebraje su expresión pétrea. “Pero tampoco exageraría mi influencia. Especialmente ahora, solo soy un ciudadano común ”.
Esa actitud discreta es típica de Moro. En los últimos seis años, se ha convertido en uno de los políticos más populares de Brasil y las primeras encuestas indican que sería el principal retador de Bolsonaro si se postulara para presidente en 2022. Pero la mayoría de sus inclinaciones políticas siguen siendo un misterio.
Ha transformado el destino de algunos de los personajes políticos más grandes y audaces de Brasil, pero tiene la personalidad de un burócrata sombrío. Es un héroe a la derecha y un hombre del saco a gran parte de la izquierda, pero su lema es sorprendentemente apolítico: «Siempre haz lo correcto».
Fue ese espíritu, dice Moro, lo que lo obligó a actuar en la mañana del 24 de abril, cuando se enteró de que Bolsonaro había despedido a Mauricio Valeixo, el jefe de la policía federal.
Unas horas después, convocó a una conferencia de prensa en la que renunció y acusó al presidente de haber despedido a Valeixo para instalar un lacayo que ilegalmente le proporcionaría informes confidenciales.
Más tarde, Moro agregó que Bolsonaro había intentado reemplazar al jefe de policía regional en el estado de Río de Janeiro, donde dos de sus hijos están actualmente bajo investigación.
l fiscal general de Brasil abrió una investigación penal sobre las reclamaciones de Moro, lo que podría conducir a cargos de obstrucción de la justicia y abuso de poder, e incluso la destitución del presidente.
