Cómo es el mundo de las remesas y su crecimiento económico frente al Covid-19

Cómo es el mundo de las remesas y su crecimiento económico frente al Covid-19. Las remesas podrían caer 20 por ciento en 2020, por la pandemia de COVID-19.

Antilavadodedinero / Sinembargo

En los últimos 25 años y a pesar de las crisis económicas, comenzaron a desplazar a unas de las principales fuentes de divisas de México, como lo son la exportación de productos petrolíferos, las inversiones extranjeras y el turismo.

En ese periodo, el dinero que los emigrantes mexicanos enviaron al país creció tres veces, mientras que los otros factores de ingreso se estancaron o decayeron; un hecho que según analistas, evidencia deficiencias en el modelo neoliberal.

La Ley del Banco de México establece en su Artículo 18 que las reservas tienen “por objeto coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país”.

Al corte del 30 de abril de este año, México contó con 186 mil 655 millones de dólares en reserva, o el equivalente al 16 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Un nivel ajustado, pero suficiente en caso de una emergencia, según los requerimientos históricos del país.

Las fuentes de divisas son varias. Entre las más productivas están las remesas, la inversión extranjera directa (IED), la exportación de productos petrolíferos y el turismo.

De acuerdo con las cifras oficiales, en los últimos 25 años las remesas fueron adquiriendo fuerza. A partir de 2001 generaron mayores ingresos de divisas que el gasto de los turistas extranjeros en el país. Más de una década después, en 2015, superaron a la exportación de petrolíferos. Y desde 2019, las remesas producen más ingreso de divisas que la IED.

Hoy en día, las remesas equivalen al 2.9 por ciento del PIB de México. Pero en 1995, su proporción fue igual a un punto del PIB. Mientras que en  el último cuarto de siglo las remesas aumentaron 179 por ciento como proporción del PIB, las exportaciones de petrolíferos y la IED decayeron 14.5 y 1.7 por ciento. Por su parte, el gasto de turistas extranjeros en México se incrementó 13 por ciento.

Para el doctor Fernando Herrera Lima, el comportamiento de este tipo de fuentes permite constatar que el modelo económico neoliberal “ha resultado incapaz de generar las divisas necesarias para su funcionamiento”.

Según el profesor-investigador de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el petróleo, la IED y el turismo sufren de “inoperancia creciente” como factores macroeconómicos, mientras que las remesas “presentan un panorama de fuerte incertidumbre”.

Por un lado, Herrera explica que la balanza de las exportaciones (incluido el turismo) y de la IED ha tenido un “comportamiento regresivo” que responde a su propia volatilidad y a las crisis económicas, pero también a las malas decisiones en materia de política económica, como por ejemplo, la falta de inversión para fortalecer la capacidad productiva de las refinerías de petróleo, para generar más desarrollo turístico sustentable considerando el gasto gubernamental en el rubro, o para transformar la IED en algo que incremente el desarrollo nacional, a través de un proceso de industrialización e innovación que robustezca al mercado interno.

Por otra parte, el especialista en Relaciones Internacionales y Globalización indica que las remesas reflejan un modelo económico “inviable” que se basa en la “exportación masiva de trabajo barato, vulnerable y flexible”.

Y aunque generan divisas, las remesas no son una “masa unificada de dinero” que genera inversión y ahorro, sino que se trata de pequeñas transferencias para el consumo de los hogares, que no tiene efectos considerables sobre la economía, se lee en La remesodependencia de la economía mexicana: remesas, IED, turismo y petróleo en tiempos del TLCAN.

LAS REMESAS

El año pasado, los emigrantes mexicanos mandaron al país 36 mil 46 millones de dólares en remesas. Una cantidad de dinero 4.3 por ciento mayor a la registrada en 2018, como proporción del PIB nacional.

Sólo entre enero y marzo de 2020, las remesas generaron ingresos nacionales por 9 mil 293 millones de dólares. Como porcentaje del PIB, ésta masa de dinero implicó un récord de ingresos durante el primer trimestre de cualquier año desde 1995, superando por 0.1 puntos porcentuales al ingreso del primer trimestre de 2009, cuando las remesas alcanzaron su mayor nivel histórico, con una proporción equiparable al 0.7 por ciento del PIB nacional.

Pese al aumento en los últimos meses, instituciones como el Banco Mundial, BBVA y Banorte estiman que la crisis económica –agravada por la pandemia de coronavirus– hará que los envíos de dinero de connacionales en el extranjero caiga 20 por ciento en 2020.

Las remesas generan más ingreso de divisas a México que la IED, la exportación de productos petrolíferos y el turismo. Sin embargo, esta comparación sólo sirve para tener una idea de la dimensión cuantitativa de las remesas, “pero en ningún caso de sus posibles impactos y efectos en la economía mexicana”, refiere el doctor Alejandro Isidoro Canales Cerón en el texto Remesas y desarrollo en México. Una visión crítica desde la macroeconomía.

Para el especialista en estudios de población adscrito al Departamento de Estudios Regionales-Ineser de la Universidad de Guadalajara, las remesas no tienen el mismo impacto en la economía nacional que las otras fuentes de divisas, ya que se trata de ingresos que sirven más para enfrentar la pobreza que para incentivar inversión productiva.

“En efecto, las remesas y la migración constituyen, cada vez más, el único recurso de que disponen amplios sectores de la población para enfrentar el empobrecimiento de sus condiciones de vida generadas por las crisis recurrentes de la economía mexicana.

Por lo mismo, más que un fondo de ahorro-inversión, las remesas constituyen un recurso de la pobreza para sobrevivir al empobrecimiento generado por el fracaso de las políticas macroeconómicas de ajuste estructural”.

De acuerdo con Canales, “aun en aquellos casos en que las remesas se destinan a proyectos de inversión, éstos suelen tener un escaso efecto en el desarrollo local y regional, pues por lo general se trata de pequeños establecimientos económicos, de alcance local y marginalmente regional, con baja generación de empleo y bajos montos de inversión”.

Los datos oficiales corroboran los resultados de este análisis, ya que indican que las remesas suelen aumentar, sobre todo, en épocas de crisis económica, y que por tanto su crecimiento no es lineal. Ejemplo de ello son los aumentos a inicio de cada sexenio, en que la especulación económica golpea a los indicadores macroeconómicos, y en periodos de crisis como los de 1994-1995 y 2008-2009, por mencionar algunos ejemplos.

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