Aumento del precio que cobran los ‘coyotes’ hasta los diversos crímenes cibernéticos son los efectos del crimen organizado en América Latina.
Antilavadodedinero / france24.com
Las fronteras cerradas no solo han traído consecuencias para los viajeros y para los migrantes. Esto también ha hecho que el crimen organizado en América Latina cambie algunas de sus facetas, al menos durante la pandemia.
La organización InSight Crime, que le hace un seguimiento constante a diferentes grupos de crimen organizado en toda América Latina y el Caribe, publicó un artículo el 4 de mayo en el que reúne algunas de las características de cómo el Covid-19 ha impactado la manera en la que los grupos ilegales operan.
La subida de los precios por pasar de un país a otro
Fronteras cerradas, aumento de la vigilancia en los límites nacionales y deportaciones masivas. Este fue el caldo de cultivo para que los grupos armados que ayudan a pasar de un país a otro a los migrantes subieran sus precios durante el Covid-19.
Y es que el virus trajo una situación particular para quienes huyen de sus países. Estados Unidos ha expulsado durante la pandemia a más de 10.000 personas de otras nacionalidades. El Instituto Nacional de Migración de México calcula que cerca de 3.700 personas que estaban en los centros oficiales de refugio fueron deportadas a sus países de origen. Y Costa Rica ha prohibido el ingreso de más de 13.000 extranjeros, de los cuales 90 % eran de Nicaragua, según el Ministerio de Seguridad.
Además, estos países junto con El Salvador, Guatemala y Honduras, dispusieron de más tropas en las fronteras para evitar el ingreso de los migrantes en tiempos en los que cada país intenta encerrarse.
InSight Crime sostuvo que esto subió aún más que los precios que cobran los ‘coyotes’, o traficantes de personas, y que ya venían en aumento tras el endurecimiento de las políticas de migración. “La pandemia de coronavirus solo ha apretado los tornillos, tanto en los migrantes como en las familias que dejan atrás”, precisó la organización.
El contrabando con los insumos clínicos
Ventiladores mecánicos para cuando los pulmones colapsen por el brote, bolsas para embalar los miles de cadáveres que deja el Covid-19, ambulancias para transportar los enfermos, tapabocas que escasean en todo el mundo y kits alimentarios para ayudar a quienes más los necesitan. La pandemia ha aumentado el comercio de varios insumos y en el medio de los negocios, diferentes gobiernos de América Latina se han visto inmersos en casos de corrupción y en investigaciones por sobrecostos.
Pero no solo los funcionarios vieron una oportunidad para aprovecharse de las condiciones excepcionales de la pandemia. InSight Crime compiló una serie de casos en las que los grupos armados han intentado o han conseguido robar insumos clínicos.
En el aeropuerto de Guarulhos, en São Paulo, Brasil, 14 personas fueron capturadas luego de que intentaran robar 15.000 pruebas para detectar el coronavirus; mientras que en Honduras han denunciado que los equipos de protección no llegan completos siempre a los hospitales y que faltan, por ejemplo, mascarillas N95.
En el encuentro de la Organización de Estados Americanos a mediados de este mes, Douglas Farah, presidente de la consultora estadounidense IBI Consultants, describió estos comportamientos como una “adaptabilidad” por parte de los grupos armados durante la pandemia, en el que aprovechan la “grieta en el sistema” para “diversificar” los productos que comercializan ilegalmente.
El cibercrimen: la otra oportunidad para diversificar el mercado ilegal
La mayoría de los países latinoamericanos están en cuarentena o con toques de queda que limitan la presencia de las personas en las calles, y casi todos cerraron por completo sus fronteras. Esto ha afectado, por ejemplo, el tráfico de drogas y en últimas los precios al consumidor.
En Argentina, la marihuana está al doble de precio y en México, drogas como la metanfetamina en cristal aumentaron hasta seis veces de precio pues, como lo reportó Vice, la mayoría de los productos químicos que se necesitan para producirla vienen de China. El viaje es imposible durante la pandemia.
Además de afectar los precios, esto ha llevado a que muchos grupos se concentren en los crímenes digitales. Según InSight Crime, las actividades van desde el lavado de dinero con criptomonedas hasta encriptar la información de los usuarios a través de links o de emails falsos para cobrarles un rescate a cambio.
El poder casi estatal de los grupos armados
“Los delincuentes eran un estado de facto antes del virus. En muchos lugares, ahora se han convertido en el estado”, advierte InSight Crime.
Por su parte, Farah expresó que la «tendencia más alarmante» es la capacidad que tienen las organizaciones criminales transnacionales para reemplazar al Estado en los lugares donde este es débil.
En países como Venezuela o México, la organización ha registrado que los grupos armados han cumplido con los deberes que en teoría son de los gobiernos. En medio de la cuarentena nacional que decretó el presidente Nicolás Maduro desde el 16 de marzo, los llamados “colectivos” venezolanos impusieron sus propios toques de queda en algunas zonas del país e incluso ordenaron las horas en las que los comercios debían cerrar.
Los Viagras en el estado mexicano de Michoacán o el Cartel de Jalisco Nueva Generación comenzaron a repartir alimentos a familias pobres durante la pandemia. Mientras que en Honduras, las pandillas desinfectan vehículos, según Farah.
“El bloqueo les brinda la oportunidad de consolidar su control, congraciarse con los residentes y cultivar el apoyo”, puntualizó InSight Crime. Y es que en tiempos de la pandemia, hasta los grupos ilegales intentan adaptarse a la «nueva normalidad» de confinamientos prolongados y fronteras clausuradas.