Aumentan las sospechas sobre el crimen del exsecretario kirchnerista. En Argentina aún se habla de “crimen pasional” en asesinatos como el de Fabián Gutiérrez, hallado enterrado en una casa de El Calafate, después de tres días desaparecido.
Antilavadodedinero / Lavanguardia
El súbito enriquecimiento de Gutiérrez fue paralelo al crecimiento patrimonial de los Kirchner y de muchos de sus pingüinos . En realidad, fue un crimen por dinero. La autopsia determinó que Gutiérrez, de 46 años, fue golpeado, torturado, apuñalado en el cuello y finalmente asfixiado con un cable.
Cuatro jóvenes de buena familia, de entre 18 y 20 años, permanecen detenidos. Uno mantenía una relación homosexual con la víctima, torturada para que les entregara dinero. Gutiérrez poseía una fortuna.
Hasta aquí la crónica local de sucesos. Pero resulta que Gutiérrez era uno de los pingüinos que Néstor Kirchner se llevó desde la Patagonia a Buenos Aires al llegar a la Casa Rosada en el 2003.
Una de las personas de mayor confianza del hasta entonces gobernador provincial de Santa Cruz pasó a ser secretario privado de su esposa, Cristina Fernández, que lo confirmó en el cargo al suceder a su marido cuatro años más tarde. Gutiérrez formó parte del círculo íntimo del matrimonio hasta que se fue en el 2010, cansado del maltrato de la presidenta.
Cuando Gutiérrez entró con los Kirchner a la Casa Rosada apenas tenía dinero. A su muerte reunía un patrimonio de 36 propiedades –incluidos dos hoteles– y 35 coches, varios de lujo. Todo estaba embargado por la justicia, que el año pasado lo procesó por lavado de dinero, tras ser investigado por enriquecimiento ilícito.
Gutiérrez se había convertido en arrepentido en la llamada causa de “los cuadernos de la corrupción”, originada por las libretas donde el chófer de un viceministro kirchnerista apuntaba los recorridos que hacía por Buenos Aires recogiendo bolsas con millones de dólares de empresarios, que acababan en la Casa Rosada, la Quinta de Olivos y el domicilio particular de los Kirchner en la capital.
Como arrepentido, Gutiérrez declaró que había visto trasladar maletas y bolsos con dinero en el avión presidencial a Río Gallegos –capital de Santa Cruz– y a la casa del matrimonio en El Calafate.
La causa de los cuadernos es una de las diez por las que está procesada Fernández. Causas que, desde que la exmandataria volvió al poder como vicepresidenta, duermen el sueño de los justos, evidenciando la falta de independencia del poder judicial.
Por todo esto, cuando se supo que Gutiérrez había desaparecido, el antikirchnerismo comenzó a hablar de un nuevo caso Alberto Nisman, el fiscal encontrado muerto en el 2015, en aparente suicidio, días después de denunciar a Fernández por traición a la patria.
Tras la aparición del cadáver, la coalición opositora Juntos por el Cambio emitió un comunicado insinuando un crimen político. “El secuestro, desaparición y asesinato de Fabián Gutiérrez, que en el 2018 confesó ante la justicia haber sido testigo de los circuitos de corrupción del kirchnerismo, es un crimen de la mayor gravedad institucional”, reza el documento.
Mientras la dirección del gobernante Partido Justicialista calificaba el comunicado de “carroñero”, el presidente Alberto Fernández lo tildó de “canallesco”. El mandatario declaró que “solo insinuar que eso es motivo de la causa de los cuadernos y que el Gobierno puede estar involucrado en eso, es una actitud tan miserable que es difícil de entender”.
El Calafate, puerta de entrada al glaciar Perito Moreno, es el “lugar en el mundo” de Cristina Fernández, que no se ha pronunciado sobre el asesinato de su exsecretario. Muchos de sus 21.000 habitantes viven del turismo, ahora apagado por la pandemia.
En su casa de esa localidad murió Néstor Kirchner en el 2010. La misma casa que en el 2018 –durante el macrismo– fue registrada minuciosamente por la policía en una búsqueda infructuosa de los millones de dólares que los mitos urbanos dicen que guardaban los Kirchner. Mito que Gutiérrez alimentó como arrepentido.
Nieva en El Calafate y la investigación continúa, pero el juez ya ha descartado el crimen político. En el pueblo y en una provincia pequeña los vínculos son inevitables.
Dos de los detenidos son nietos de un notario que escrituró varias propiedades de los Kirchner y la fiscal del caso es sobrina de Cristina Fernández e hija de la gobernadora, Alicia Kirchner.
El súbito enriquecimiento de Gutiérrez fue paralelo al crecimiento patrimonial de los Kirchner y de muchos de sus pingüinos . En la grieta política argentina las teorías de la conspiración nunca mueren.