Los Directores del Fondo Monetario Internacional (FMI) exhortaron a las autoridades mexicanas abordar contundentemente la informalidad del mercado laboral, impulsar los esfuerzos en materia de gobernanza y contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, optimizar la eficiencia de la inversión pública, mejorar el acceso al crédito y aprovechar la participación privada en el sector energético. Los Directores también alentaron la consideración de un sistema nacional de beneficios por desempleo, en su evaluación anual sobre la economía de México divulgada el miércoles en el marco del artículo IV del convenio consultivo.
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Según el FMI, México se ha visto muy afectado por la COVID-19. Las estadísticas oficiales indican que se han perdido más de 85,000 vidas. Aproximadamente 12 millones de trabajadores perdieron sus empleos, muchos de ellos provenientes del sector informal, de los cuales alrededor de 4 millones no han regresado a la fuerza laboral. La proporción de la población en situación de pobreza laboral pasó de ser 36 por ciento a 48 por ciento de la población, con información a junio.
Se espera que el PIB disminuya 9 por ciento en 2020, la contracción más pronunciada desde la Gran Depresión. Se anticipa que el PIB se recupere modestamente en el futuro. Si bien la inflación ha aumentado debido al traspaso del tipo de cambio y a disrupciones en la oferta, se espera que disminuya gradualmente a medida que la demanda interna permanezca contraída por la desarticulación del mercado laboral, efectos riqueza y preocupaciones sobre la trayectoria de la pandemia.
Evaluación del Directorio Ejecutivo
Los Directores consideraron que las acciones del Banco Central han apoyado el funcionamiento de los mercados financieros y la economía. Señalaron que el tipo de cambio flexible ha facilitado la amortiguación de los choques, mientras que el nivel cómodo de reservas internacionales, el acceso a la línea swap de la Reserva Federal de EE. UU. y la Línea de Crédito Flexible del Fondo han reforzado la capacidad de resistir el estrés externo. Varios Directores consideraron que podría haber margen para un mayor apoyo de la política monetaria, mientras se protege la estabilidad financiera. Sin embargo, muchos otros Directores apoyaron un enfoque más cauteloso, dado el aumento de la inflación y las posibles disyuntivas. Los Directores recomendaron un seguimiento cercano y continuo de los riesgos en el sector bancario y mantener estándares mínimos de regulación y supervisión, mientras se utiliza la flexibilidad inherente de este marco.
Los Directores enfatizaron que la implementación resuelta de reformas estructurales es clave para lograr mejoras duraderas en la inversión y la productividad y para obtener los beneficios del T-MEC.
La mayoría de los Directores recomendaron un mayor apoyo fiscal de corto plazo, temporal, bien comunicado y focalizado, con la debida consideración de las circunstancias del país y salvaguardando la sostenibilidad fiscal a mediano plazo. Algunos de estos Directores advirtieron que un apoyo fiscal limitado podría generar una mayor presión sobre las finanzas públicas a través de una contracción económica más profunda. Sin embargo, algunos otros Directores calificaron la postura de las autoridades como prudente, dada la trayectoria incierta de la pandemia. De manera general, los Directores vieron la necesidad de anunciar una reforma tributaria creíble a mediano plazo –para implementarse una vez que la recuperación esté en marcha– con el fin de reforzar el espacio para brindar apoyo a corto plazo, cerrar brechas fiscales, reducir la deuda pública y financiar inversiones necesarias y el gasto social. Varios Directores sugirieron que los planes de reforma tributaria deberían anunciarse una vez que la recuperación sea firme.