Todo empezó por una sospechosa denuncia presentada en una comisaria de los Mossos d’Esquadra de Barcelona a finales del 2017. Un empresario de Letonia, Aleksejs D. B., afincado en Gavà, acusó a un exsocio ucraniano, Viktor M., de extorsiones, amenazas y la exigencia de cobrar una cifra desorbitada de dinero.
Antilavadodedinero / Lavanguardia
Rascando en las identidades de denunciante y denunciado, la policía descubrió de que se trataban de responsables de Lumar, una empresa especializada en el transporte internacional de mercancías con sucursal en Barcelona.
Una sociedad a la que en mayo del 2017 las autoridades griegas interceptaron uno de sus cargueros, el Mekong Spirit , y detuvieron al capitán por tráfico ilegal de armas. En ese momento empezó una complicada e interesantísima investigación conjunta con la Policía Nacional a la que se incorporó después la Agencia Tributaria, que se saldó el fin de semana con siete detenidos, tres en prisión, acusados de dirigir, desde Barcelona y Alicante, el envío ilegal de cargamentos de armas de guerra.
El trabajo policial ha sido complejo y no ha hecho más que empezar. Lo primero que hicieron los investigadores fue analizar la situación financiera de los dos sospechosos. Esos primeros datos revelaron indicios de blanqueo de capitales. Había entonces que buscar el delito que había creado ese primer dinero para blanquear.
Los policías tienen evidencias del blanqueo de 14,5 millones de euros solo por el traslado del material
Ante las sospechas de que se podía tratar de tráfico de armas, por el antecedente en Grecia y de otros barcos intervenidos anteriormente a la misma compañía, los Mossos y la Policía Nacional activaron un equipo conjunto con la participación de investigadores especializados en crimen organizado y blanqueo de capitales.
Desde Mossos trabajó la División de Investigación Criminal, y desde la Policía Nacional, su unidad adscrita a la Fiscalía Anticorrupción que tuteló la causa en el primer momento.
En cuanto el grupo reunió indicios de que el dinero blanqueado, principalmente mediante la compra de propiedades, terrenos y planes de construcción de un hotel en Villajoyosa, se entró la investigación en la Audiencia Nacional.
A partir de ese momento con escuchas telefónicas, seguimientos e información compartida con las autoridades griegas, los investigadores determinaron que los siete detenidos blanquearon hasta catorce millones y medio de euros procedentes del tráfico ilegal de armas de guerra cuya logística de envíos se dirigía desde dos estructuras mercantiles, una en Barcelona y otra en Alicante.
Además del Mekong Spirit intervenido en Grecia y que cargaba explosivos y defensas, los investigadores tienen indicios de que los detenidos gestionaron otra embarcación con una treintena de tanques y armas largas y todo tipo de munición y explosivos.
La investigación todavía puede deparar muchas revelaciones. Durante los registros se confiscó documentación con la que los policías esperan descifrar los contactos hasta llegar a la organización criminal que compró las armas en Ucrania para venderlas al mejor postor en países en conflicto con embargo.