Por qué EE.UU. busca frenar el monopolio de Facebook

La manera en que Facebook y el resto de redes sociales han influido en el mundo se ha fortalecido de tal manera que la justicia estadounidense ha decidido tomar más cartas en el asunto.

Antilavadodedinero / The Wall Street Journal

El mayor foco comenzó a propósito de su interferencia en las elecciones en Estados Unidos y continúa en aras de regular el monopolio del magnate tecnológico.

Mientras YouTube decidió eliminar todos los videos que contengan denuncias de irregularidades en las elecciones presidenciales de EEUU, Facebook deberá enfrentarse a una demanda del Gobierno de EEUU y de 48 estados y distritos, que lo acusan de abusar de su poder de mercado en las redes sociales.

La demanda se sustenta en las intenciones de Facebook por aplastar a los pequeños competidores, y se centra en hallar una solución que podría incluir una venta forzada de los servicios de mensajes de Instagram y WhatsApp, informó Associated Press.

El argumento de la demanda estadounidense coincide con las alertas de Lanier, ante un servicio supuestamente «gratuito» que se vale de los anuncios para mantenerse.

«Al principio, era algo bonito. Pero entonces los consumidores y otras entidades que usan este sistema se volvieron más inteligentes y experimentados. Los anuncios se convirtieron en modificación de conductas», declaró en el año 2018.

Las transgresiones de Mark Zuckerberg

Este tipo de demanda antimonopolio ya ocurrió en octubre cuando el Departamento de Justicia demandó a Google por abusar de su dominio en la búsqueda y la publicidad en línea.

El alegato explicaba que Google utiliza miles de millones de dólares recaudados de los anuncios en su plataforma para pagar a los fabricantes, operadores y navegadores de teléfonos móviles, como Safari de Apple Inc. para mantener a Google como su motor de búsqueda predeterminado, reseñó The Wall Street Journal.

En cuanto a Facebook, queda en evidencia cómo ha logrado adquirir cada una de las iniciativas que logran crecer con el tiempo, como Instagram (2012) y WhatsApp (2014), las cuales sumó a su cartera de propiedades.

La fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien lidera la nueva demanda, recordó aquellas compras en las que Facebook «usó su poder de monopolio para aplastar a rivales más pequeños y acabar con la competencia, todo a expensas de los usuarios cotidianos».

Las transgresiones le costaron a Mark Zuckerberg 5000 millones de dólares en 2019 por violaciones de privacidad. Una suma pequeña para el multimillonario, pero que marca un precedente ante la justicia.

El peligro del pez grande

Como muestra del poderío que ha adquirido Facebook están las atribuciones que se tomó al querer influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

“Cuando hay empresas que tienen el poder de los gobiernos (y) tienen mucho más poder que los medios de comunicación tradicionales, alguno tienen que ceder”, dijo el senador Lindsey Graham, quien preside la audiencia del Comité Judicial del Senado que citó a Zuckerberg y a Jack Dorsey, CEO de Twitter.

En este orden de ideas, Twitter y Facebook decidieron censurar un artículo que comprometía al hijo de Joe Biden por un escándalo sobre presunto tráfico de influencias y negocios sospechosos con empresas rusas, chinas y ucranianas.

Luego de las elecciones, la red social de Dorsey se dispuso a censurar y etiquetar los mensajes del presidente Donald Trump como contenido «objetado» que puede considerarse “engañoso”. Hasta hace poco todavía se leían estos calificativos el pie de los tuits del presidente de Estados Unidos.

Imperios siniestros

El fiscal general de Carolina del Norte, Josh Stein, quien estaba en el Comité Ejecutivo de Fiscales Generales a cargo de la investigación, dijo que la nueva causa tiene el potencial de alterar el panorama de las comunicaciones de la misma manera que lo hizo la ruptura del monopolio de servicios telefónicos locales de AT&T a principios de la década de 1980, indica la nota de Associated Press.

«Nuestra esperanza es reestructurar el mercado de las redes sociales en los Estados Unidos, y ahora hay un jugador», dijo Stein a los periodistas.

Otra frase de Jaron Lanier se refiere a esta concepción monetaria de las redes sociales, que a su juicio se planteó erróneamente a finales de los 90 y en los años 2000.

«La temprana cultura digital tenía cierto aire de misión socialista», comentaba a la hora de hablar de las primeras páginas y empresas que funcionaban online.

Un nota de El Mundo recoge las declaraciones de Lanier, quien agrega que el funcionamiento actual de estas grandes empresas se basa en impulsos negativos y que no habría que llamar a sus servicios «redes sociales» sino «imperios de la modificación de conductas».

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