Fermín Mármol García, abogado criminalista, afirma que para que el secuestro se materialice se necesita la exposición de las personas en las calles, por esto era evidente que tendrían una disminución importante de hechos.
Los secuestros en la Gran Caracas incrementaron otra vez. Desde noviembre los expertos en materia de seguridad ciudadana han tenido la percepción de incremento de este delito, a través de los registros extraoficiales. Luego del decreto del confinamiento por la pandemia de COVID-19, los casos habían disminuido notablemente por las restricciones de movilidad.
Los investigadores presumen que a raíz de las semanas de flexibilización, propuestas por el gobierno de Nicolás Maduro, las bandas y megabandas dedicadas al secuestro comenzaron a operar nuevamente. Sin embargo, ante la opacidad de las autoridades no hay cifras que permitan conocer la magnitud de este flagelo.
De acuerdo con Fermín Mármol García, abogado criminalista, para que el secuestro se materialice se necesita la exposición de las personas en las calles, por esto era evidente que tendrían una disminución importante de hechos.
El secuestro, al igual que el robo agravado y el homicidio, son tipos delictuales que disminuyeron en los países que tuvieron restricciones importantes de movilidad. Sin embargo, aumentaron las estafas mediante la tecnología, la violencia intrafamiliar y el hurto de piezas de vehículos”, explicó Mármol García, también director del Instituto de Ciencias Penales, Criminología y Criminalística de la Universidad Santa María (USM).
A través de las filmaciones que han obtenido los cuerpos de seguridad, o que se han difundido en las redes sociales, los expertos han determinado que los delincuentes usan entre dos y cuatro vehículos para cometer los secuestros. En muchas ocasiones portan indumentaria policial que podría confundir a las víctimas durante los primeros segundos que las abordan.
Aunque habían disminuido los reportes de secuestros, el modus operandi es el mismo: mientras las víctimas se desplazan o esperan a otra persona, dentro del carro, son interceptadas por los delincuentes. Generalmente, ocurren a altas horas de la noche o a tempranas horas de la mañana, en urbanizaciones de clase media, media alta o alta con poco flujo de personas, para que no haya testigos.
“Con la migración muchas residencias están solas, hay problemas con la gasolina que merma el tránsito y también hay un problema socioeconómico del venezolano que impide su exposición social, todo eso influye para que las calles estén más desoladas”, dijo Mármol García.
Datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reflejan que los venezolanos salen del país para huir de la violencia, de la inseguridad, la escasez de alimentos, medicinas y servicios públicos. El éxodo de los venezolanos se convirtió en el más grande de la región recientemente, con más de 4 millones de venezolanos que viven en el exterior, la mayoría en América del Sur.
Además de la soledad en las urbanizaciones, el alumbrado público en la mayoría de las zonas de la Gran Caracas es escaso. Todos estos elementos influyen para que las bandas y megabandas decidan dónde actuar para capturar a una o varias víctimas.
El 16 marzo el gobierno de Nicolás Maduro decretó cuarentena para prevenir el contagio del COVID-19, sin embargo, desde el 1º de diciembre el mandatario anunció la flexibilización del confinamiento por todo el mes. Hasta el 9 de diciembre reconocieron 105.852 casos positivos y 930 fallecidos en el país por coronavirus.
Sin denuncia y con opacidad de cifras
El abogado y criminalista Fermín Mármol León explicó la importancia que tiene la denuncia en los casos de secuestro, ya que los afectados no suelen acudir a los cuerpos de seguridad por temor a que haya complicidad con los funcionarios o por las amenazas.
«Sabemos cómo comienza un secuestro pero no sabemos cómo termina. Comienza con una llamada pidiendo algo a cambio de la libertad de la víctima, pero puede terminar en abuso sexual, en agresiones o en homicidio. Es importante que se preserven evidencias de interés criminalístico desde el primer momento”.
Reiteró que evitar la denuncia es un grave error, hay un porcentaje positivo cuando se trabaja coordinadamente entre las familias y los funcionarios.
Las autoridades venezolanas no ofrecen cifras del delito en el país y el secuestro no es la excepción. Investigaciones de Mármol García aseguran que en el mejor momento de credibilidad en las instituciones del país la denuncia no llegó a representar 40 %. Entre 2009 y 2014 de cada 10 secuestros solo se denunciaban 4. Por ello urgen políticas públicas para incentivar a los ciudadanos a acudir a las autoridades.
El criminalista asegura que las denuncias de secuestro exprés disminuyen, las víctimas están por menor periodo de tiempo con los delincuentes. Sin embargo, aumentan un poco cuando se trata de tiempo prolongado porque el familiar se ve obligado a acudir a las autoridades. Sin embargo, Mármol García calcula que, en el mejor escenario, cerca del 30 % denuncia.
“El secuestro breve sigue estando presente estadísticamente, pero las organizaciones criminales han demostrado que se sienten confiadas en tener en cautiverio a una o varias víctimas y eso se debe a que hay estructuras del crimen organizado que dominan territorios en el país, que no tienen problemas en someter a las víctimas en varios días”.