Cuba vuelve a estar en la lista de países patrocinadores del terrorismo de Estados Unidos. La decisión, hecha pública por el secretario de Estado, Mike Pompeo, llega a pocos días del cambio de gobierno en Estados Unidos y supondrá un nuevo reto para la administración de Joe Biden.
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«Con esta medida de nuevo hacemos responsable al gobierno de Cuba y mandamos un claro mensaje: el régimen castrista debe acabar con su apoyo al terrorismo internacional y con la subversión de la justicia estadounidense», dijo Pompeo en un comunicado.
En 2015, el expresidente Barack Obama había sacado a Cuba de la lista en la que llevaba desde 1982 en lo que supuso un paso importante en el «deshielo» que un año después resultaría en que ambos países reanudaron sus relaciones diplomáticas.
Pero ese acercamiento, como muchas otras políticas del presidente Obama, fue revertido por el gobierno de Donald Trump, quien dio paso a una política de mano dura tanto con Cuba como con Venezuela, que le ha dado mucha popularidad en el sur de Florida.
Pero la decisión de meter a Cuba en la lista en que solo están Corea del Norte, Irán y Siria(después de que saliera Sudán tras reconocer el estado de Israel) es algo que podría ser revertido por Joe Biden cuando asuma la presidencia el 20 enero.
¿Cómo lo justifica Estados Unidos?
Para dar una justificación legal, Pompeo señaló la negativa de Cuba a extraditar a miembros del Ejercito de Liberación Nacional (ELN) de Colombia tras un atentado con bomba en enero de 2019 en un academia policial de Bogotá en el que murieron 22 personas.
Cuba ya ha dicho que no lo hará debido a su papel como mediador en los diálogos de paz entre el ELN y el gobierno de Colombia.
Los líderes del ELN, la mayor guerrilla activa de Colombia, viajaron a La Habana como parte de las negociaciones de paz con el gobierno que se rompieron tras el atentado.
Pompeo señaló también que Cuba es el santuario de fugitivos de Estados Unidos como Joanne Chesimard, también conocida como Assata Shakur, una militante de Black Power que huyó a la isla tras escapar de la prisión en que cumplía condena por la muerte de un policía en Nueva Jersey en 1973.
El secretario de Estado habló también de la alianza de Cuba con Venezuela, donde Estados Unidos promueve un cambio de gobierno.
Según Pompeo, el apoyo de la isla permite al presidente Nicolás Maduro mantenerse en el poder y crear «un entorno permisivo para que terroristas internacionales vivan en Venezuela». Y sin embargo, el país sudamericano no está incluido en la lista.
«Si el objetivo del gobierno Trump es presionar al de Miguel Díaz-Canel (presidente de Cuba) para que deje de apoyar a Maduro, va a fracasar», prevé en diálogo con BBC Mundo John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, con sede en Nueva York.
¿Qué implica estar en la lista?
A los países que considera patrocinadores del terrorismo, Washington les prohíbe exportar o vender armas, ciertas exportaciones que también mejorarían sus capacidades militares son controladas y les restringe la asistencia económica.
Los países en la lista no pueden acceder a préstamos del Fondo Monetario Internacional y otras instituciones globales.
En el caso particular de la isla, estas sanciones ahondaban las que ya habían sido impuestas de manera más extensa por el embargo económico vigente desde la década de 1960.
Cuba ya estuvo en la lista de 1982 hasta 2015, en medio de un proceso de normalización de relaciones entre Washington y La Habana impulsado por el presidente Obama.
«El gobierno de Cuba quería extinguir la llama que mantenían viva algunas compañías de Estados Unidos de reconectar con Cuba. Este lunes, el Departamento de Estado lanzó un balde de agua», afirmó a BBC Mundo Kavulich.
¿Qué impacto tendrá para Cuba?
Impactará en lo que queda de las relaciones comerciales y políticas entre Estados Unidos y Cuba.
«Las instituciones financieras tendrán otro motivo para evitar operaciones con Cuba», dijo Kavulich.
Las aseguradoras podrán suspender la cobertura de transacciones y operaciones.
«Y habrá más escrutinio en las operaciones con Cuba, lo que resultará en que menos gobiernos y empresas querrán tener una relación con la isla», afirmó Kavulich.
«Para las empresas estadounidenses será otro desincentivo, entre muchos otros, para buscar oportunidades para exportar, importar o suministrar servicios a Cuba», agregó.
Esto llega en un momento especialmente delicado par Cuba.
El 1 de enero entraron en vigor reformas económicas de gran impacto como la implantación de la moneda única, el peso cubano, a una tasa de cambio de US$1=24 pesos.
Hasta ahora, además del peso cubano, también circulaba el peso cubano convertible, cuyo valor era equivalente a un dólar estadounidense.
La medida está acompañada por la subida de precios de alimentos, bienes básicos y servicios, y también un incremento de salarios y pensiones.
Analistas dentro y fuera de Cuba describen estas reformas como las más significativas desde las introducidas en los 90 para paliar la profunda recesión tras el colapso de la Unión Soviética, principal benefactor de la isla durante años.
Cuba atraviesa una crisis económica agravada por la pandemia de coronavirus y el endurecimiento de sanciones del gobierno de Trump.
Este contexto agudizó la escasez de divisas, alimentos, medicinas y otros bienes esenciales. El gobierno de Cuba dijo que su economía se había contraído un 11% en 2020.
¿Cuál es la respuesta en Cuba?
El canciller, Bruno Rodríguez, condenó la decisión de Estados Unidos.
«El oportunismo político de esta acción es reconocido por todo el que tenga una preocupación honesta ante el flagelo del terrorismo y sus víctimas», expresó Rodríguez en Twitter.
El 31 de diciembre, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, expresó su rechazo a la posibilidad de que su país fuera incluido de nuevo en la lista.
«Denunciamos maniobra unilateral, absurda, hipócrita e injusta del gobierno de EE.UU. para incluir a Cuba en su lista de estados patrocinadores del terrorismo. Ese gobierno acoge a grupos terroristas que actúan contra Cuba», dijo en Twitter.
¿Biden lo revertirá?
Biden ha dicho que quiere restablecer algún nivel del compromiso iniciado con Obama, que incluye permitir que los cubanoamericanos visiten a sus familiares y envíen dinero.
Podría eliminar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, pero no será inmediato, ya que el Departamento de Estado tendría que realizar una revisión formal de la medida.
«Darle la vuelta a esta designación requiere tiempo», dijo Kavulich, que asegura que para el gobierno Biden puede ser un problema la conexión que Trump hace entre Cuba y Venezuela.
«La administración Trump conectó con éxito Cuba con Venezuela y el gobierno entrante de Biden lo ha hecho también. Puede haber incluso presión de congresistas para agregar a Venezuela a la lista en lugar de para quitar a Cuba», afirma.
El senador demócrata Patrick Leahy, que apoya el acercamiento de Estados Unidos tanto a Cuba como a Venezuela, condenó la designación como «abiertamente politizada» y dijo que «el terrorismo local en Estados Unidos es una amenaza mucho mayor para los estadounidenses».