El heredero de Samsung, Lee Jae-yong, fue condenado el lunes en Seúl a dos años y medio de prisión por un caso de corrupción, lo que deja al gigante surcoreano de la tecnología sin su principal responsable.
Antilavadodedinero / ElPais
Oficialmente, Lee Jae-yong es el vicepresidente de Samsung Electronics, el líder mundial en la fabricación de teléfonos inteligentes y chips de memoria.
Pero en realidad, es él quien ha asumido la dirección del conglomerado desde que su padre Lee Kun-hee, el arquitecto del despegue mundial del grupo, dimitió por problemas de salud. El patriarca murió en octubre.
Samsung es, con mucho, el más grande de los «chaebols», los imperios industriales familiares que dominan la 12ª economía más grande del mundo.
Su volumen de negocios global representa una quinta parte del Producto Interior Bruto, PIB, de Corea del Sur y es crucial para la salud económica del país.
Lee Jae-yong, objeto de un nuevo juicio en el caso que llevó al enjuiciamiento y encarcelamiento de la expresidenta Park Geun-hye en 2017, fue declarado culpable de corrupción y malversación de fondos.
En su fallo el tribunal del distrito central de Seúl determinó que pagó «voluntariamente sobornos y pidió a la presidenta que usara su poder para facilitar su sucesión sin problemas» a la cabeza del conglomerado.
«Es muy desafortunado que Samsung, la corporación más grande del país y líder mundial de la innovación, esté repetidamente implicada en crímenes cada vez que cambia el poder político», añadió.