9 de diciembre: Día Internacional Contra la Corrupción

EL 31 de octubre de 2003, la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 58/4 “decide que, a fin de aumentar la sensibilización respecto de la corrupción, así como del papel que puede desempeñar la Convención para combatirla y prevenirla, se proclame el 9 de diciembre Día Internacional contra la Corrupción“.

«Unidos contra la corrupción para el desarrollo, la paz y la seguridad»

Cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interior bruto mundial. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se calcula que en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo.

La corrupcion es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas las sociedades. Ningun país, región o comunidad es inmune.

Este año el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) han aunado fuerzas en la campaña internacional contra la corrupción, centrándose en cómo la corrupción tiene un impacto en la educación, la sanidad, la justicia, la democracia, la prosperidad y el desarrollo.

La campaña internacional conjunta de 2016 se centra sobre comó la corrupción es uno de los mayores impedimentos para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

¿Qué puedes hacer?
La gente a menudo piensa que está a merced de la corrupción y que es solo un «modo de vida». Sin embargo, cada sociedad, cada sector y cada ciudadano se beneficiarían de unirse contra la corrupción en la vida cotidiana.

Se sabe que en los países en los que se perciben altos niveles de corrupción, el ingreso per cápita es menor; la distribución del ingreso es más injusta; hay bajos niveles de inversión extranjera y nacional, así como bajos niveles de crecimiento económico. El grado de desarrollo de un país está relacionado negativamente con los niveles de percepción de la corrupción, por lo que podemos decir que ésta es una de las características del subdesarrollo.

La corrupción hace que se destinen recursos públicos a proyectos en los que hay más probabilidades de obtener un beneficio personal, mejor conocidos como “elefantes blancos”, a costa de las prioridades del desarrollo del municipio, del estado o del país. Estos “paquidermos” no solamente alejan recursos de las necesidades reales de inversión, sino que con el afán de lucro, sus promotores suelen transgredir normas de seguridad y de protección al ambiente, causando pérdidas adicionales para la sociedad y para el ecosistema.

El relajamiento en las normas jurídicas promueve la corrupción, favorece el fraude, la evasión fiscal y el crecimiento de economías informales. La corrupción también lastima a los sistemas de procuración e impartición de justicia y reduce en general la calidad de los servicios públicos. La corrupción no solamente genera más corrupción, sino que promueve la impunidad y limita la capacidad de los gobiernos para combatirla, creando un círculo vicioso que de no detenerse, puede crecer y volverse incontrolable.

Mensaje del Secretario General en el Día Contra la Corrupción, 2018

La corrupción está presente en todos los países, ya sean ricos o pobres, del norte o del sur.

Se trata de un ataque contra los valores de las Naciones Unidas.

Roba a las sociedades escuelas, hospitales y otros servicios vitales, aleja la inversión extranjera y despoja a las naciones de sus recursos naturales.

Socava el estado de derecho e incita a la comisión de delitos como el tráfico ilícito de personas, drogas y armamento.

La evasión fiscal, el blanqueo de dinero y otros flujos ilícitos desvían recursos que son muy necesarios para el desarrollo sostenible.

El Foro Económico Mundial cifra el costo de la corrupción en al menos 2,6 billones de dólares, o el 5 % del producto interno bruto mundial.

Según el Banco Mundial, las empresas y las personas pagan cada año más de 1 billón de dólares en sobornos.

La corrupción engendra más corrupción y fomenta una cultura destructiva de impunidad.

La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción es uno de los principales instrumentos de que disponemos para avanzar en esta lucha.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 y sus metas también ofrecen pautas para la acción.

Mediante el mecanismo de revisión por pares previsto en la Convención, podemos trabajar juntos para sentar las bases de la confianza y la rendición de cuentas. En nuestra mano está educar y empoderar a los ciudadanos, promover la transparencia y fortalecer la cooperación internacional para recuperar activos robados.

Millones de personas de todo el mundo han acudido a las urnas este año con la corrupción como una de sus principales prioridades. En el Día Internacional contra la Corrupción, adoptemos una actitud firme a favor de la integridad.

António Guterres

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