Primero fueron las sanciones por las actividades que generaron la crisis financiera y, cuando fueron superándose esos escándalos, empezaron a aflorar casos de lavado de dinero como el de Danske Bank o el más reciente que llevó a las autoridades alemanas a registrar las oficinas de Deutsche Bank.
Por unas cosas o por otras, lo cierto es que el número de casos relacionados con mala conducta y riesgos legales ha aumentado en 2018, de acuerdo con el ‘Informe anual de riesgos y vulnerabilidades de la banca de la UE’ publicado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés).
“En comparación con años anteriores, el número y el volumen de casos relacionados con el lavado de dinero, la financiación del terrorismo y el incumplimiento de sanciones en los que han estado involucrados los bancos europeos aumentaron en 2018”, señala la EBA en su informe, en el que apunta directamente a “controles internos ineficaces, gobernanza débil, procesos complejos y apetito por el alto riesgo”.
Pero lo que más preocupa a la autoridad europea es que, mientras aumentan los casos, la banca parece provisionar cada vez menos dinero a cubrir riesgos legales. Entre diciembre de 2015 y diciembre de 2017, las provisiones para asuntos legales pendientes y litigios fiscales, medidas en relación a los activos totales, disminuyeron del 0,08% a 0,03%. No obstante, la EBA reconoce que, “considerando los eventos relacionados con el supuesto lavado de dinero (entre otros casos) durante 2018, es más probable que aumente el número de provisiones” a finales de 2018.
“Los bancos deben abordar las debilidades operativas que identifiquen y fortalecer el marco de control y gobernanza para cumplir plenamente con todos los requisitos reglamentarios pertinentes, incluidas las leyes contra el lavado de dinero, la financiación del terrorismo y las sanciones”. “Un aumento en los costes legales, de conducta y de reputación podría erosionar las ganancias y la confianza de los inversores e incluso puede amenazar la resistencia del capital de los bancos”, concluye la EBA.
Los propios bancos parecen conscientes de este riesgo. Los resultados del cuestionario de evaluación de riesgo (RAQ) de EBA apuntan que casi el 20% de los bancos encuestados identifica el lavado de dinero, la financiación del terrorismo o el incumplimiento de sanciones como uno de los principales motivos del aumento del riesgo operacional (15 puntos porcentuales más que en la anterior encuesta). Eso sí, los analistas están aún más preocupados, ya que cuando les preguntan a ellos el porcentaje se eleva al 40%.
ALD/ElBoletin