La Unión Europea, que ha ya anunciado que actuará contra la corrupción en El Salvador de manera similar a Estados Unidos con la lista Engel, condena inequívocamente las violaciones al Orden de Derecho, aquello que supedita el fallo de tribunales a exigencias del poder político.
Antilavadodedinero / ElSalvador
Silos para colocar misiles en varios lugares de China han sido detectados por satélites estadounidenses, una amenaza que afecta a todos los países, a todas las democracias bajo acoso de las dictaduras, comenzando por la guerra anunciada contra Taiwán, una democracia en la que las libertades individuales, el respeto a la libre emisión del pensamiento, las garantías para que los ciudadanos sean procesados de acuerdo con las leyes, tienen vigencia desde hace décadas.
Los principios esenciales del Orden de Derecho se vienen gestando desde hace siglos, pues en la Estela de Hammurabi, Rey de Babilonia, el monarca recibió de manos de Dios los principios que deben regir su reino y el mundo, principios fundamentados en lo racional, lo justo —dar a cada quien lo suyo— para armonizar la convivencia, para que cada persona conozca lo que debe obedecer y sea libre para labrar, como dice la Constitución de Estados Unidos, su felicidad, una tarea siempre amenazada por los vicios, la envidia, la insensatez, sus propias debilidades, su indolencia.
Lo que buscan las dictaduras, urbi et orbi, es anular lo racional y lo justo para imponer sus reglas, aplastar la dignidad innata del ser humano, una criatura creada, de acuerdo con el cristianismo, “a imagen y semejanza de Dios”, con libre albedrío, con curiosidad, con el deseo, en el espíritu de muchos, de conocer lo que está más allá de la aldea, al otro lado del monte…
En las democracia la persona es libre de escoger sus caminos siempre que cumpla con sus deberes esenciales; bajo las dictaduras el individuo —pues no pueden considerarse “personas”— tiene que cumplir reglas, desde lavarse “las patriarcas” cinco veces al día hasta orar otro tanto.
En la Declaración de Independencia de Estados Unidos, Thomas Jefferson sentenció que ninguna legislatura, ninguna generación, está facultada a anular derechos esenciales de la persona, sus libertades básicas.
Lo que está sucediendo en nuestro suelo lo resume la propuesta de un individuo para ser nombrado “magistrado” de la Corte montada a dedo por la bancada cian: que las decisiones y fallos de la Sala de lo Constitucional fueran revisados y avalados por la Asamblea sumisa al grupo en el poder, como sucede en los narcodepotismos cubano, nicaragüense y venezolano: el déspota se atribuye la facultad de aprobar o vetar lo decidido por una Corte de “Justicia”, lo que deja a la persona indefensa frente a una dictadura. Eso es precisamente lo que ha sucedido en Hong Kong y es la grave amenaza en nuestro país.
Nunca hay que bajar la guardia, siempre debemos ser soldados de la libertad
La Unión Europea, que ha ya anunciado que actuará contra la corrupción de manera similar a Estados Unidos con la Lista Engel, condena inequívocamente las violaciones al Orden de Derecho, aquello que supedita el fallo de tribunales a exigencias del poder político, como lo que pretende el régimen de Pedro Sánchez en España, es lo que amenaza a Hungría y es el caso de El Salvador.
Como lo señalo el ex magistrado constitucionalista y destacado jurista Rodolfo González, cuando eso se impone la persona queda indefensa para hacer valer sus derechos, frente a atropellos del poder político.
El “habeas corpus” y el amparo, recursos esenciales de la persona ante atropellos del poder temporal, se vuelven inaplicables; un país literalmente cae en la barbarie, en un estercolero que no solo afecta la ley, sino, muy grave, la economía, el bienestar general, como está sucediendo “en un lugar de La Mancha,