El comisario jubilado José Villarejo ha entregado en un escrito al juez el número completo de uno de los dos números de teléfono de móvil que asegura que le dieron para contactar con el ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy en el transcurso de la Operación Kitchen de espionaje al ex tesorero del PP Luis Bárcenas.
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Según explica el ex comisario en su escrito, al que ha tenido acceso OKDIARIO, el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón le requirió «para la aportación completa del número (650XXX710)», y que, «por expresa indicación» de su defensa, «se había ocultado parcialmente» para preservarlo.
Se trata, asegura Villarejo, de «un número de teléfono que perteneció al Sr. Rajoy mientras era Presidente del Gobierno de España, desconociéndose si en la actualidad sigue haciendo uso de ese número».
El pasado día 5, indica el escrito, después de declarar ante el juez tres días antes que había encontrado ese número, se intentó aportar por comparecencia personal del excomisario «con los mismos fines preservativos expuestos», pero el juez no lo aceptó y pidió a su defensa que lo presentara mediante escrito.
En él, Villarejo sostiene, que de los dos números que asegura que usó para contactar con Rajoy sólo ha podido localizar uno de ellos tras quedar libertad y cree que podría encontrar el segundo si García Castellón le devuelve sus agendas, que él reivindica que son «diarios» y que ha reclamado de forma reiterada desde su incautación en octubre pasado.
Según su relato, para comunicarse con Rajoy al número que ha aportado, el ex comisario contaba con móviles prepago que usaba habitualmente y que en el caso de Kitchen le daba la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía Nacional o Asuntos Internos, «debiendo existir constancia de ellos en los diarios incautados (agendas)», y aporta cuatro números de móvil que son los que dice recordar.
Dichos números, prosigue el escrito, «se correspondían con tarjetas SIM y dispositivos móviles de uso operativo que con una periodicidad quincenal/mensual le iban siendo entregados y retirados al Sr. Villarejo a estos fines».
«Reportaba también, contestando mensajes de texto» y lo hacía asimismo -añade- «con otro número de teléfono» que, insiste, «sólo podrá aportar cuando se le permita un acceso completo a sus propios diarios personales», lo que también le permitirá informar «sobre otros números correspondientes a las líneas telefónicas operativas que se le facilitaban».
El empeño en llamar diarios, a lo que, según Villarejo, «eufemísticamente» en la investigación se ha denominado agendas, no es cuestión baladí para la defensa del ex comisario, que entiende que deben ser excluidos del procedimiento por su «carácter íntimo».
Al no considerarlo así el juez, Villarejo reclama «una copia digitalizada de los mismos», ya que «consta en ellos una relación ordenada de anotaciones del investigado de carácter autobiográfico con especial interés para su defensa».
También porque «o son datos íntimos y personales sin interés para el proceso o de lo contrario son sus propias anotaciones personales y, por lo tanto, debe poder tener copia de las mismas».
«Por ello, al igual que su cerebro, su diario personal no puede serle extirpado a modo de una lobotomía para que no pueda recordar y con ello poder defenderse y, a la vez, seguir colaborando con la administración de justicia para el completo esclarecimiento de los hechos investigados», advierte.
Villarejo vuelve así a manifestar su voluntad «inequívoca» de colaborar con la Justicia para esclarecer todas sus actuaciones «como agente de inteligencia al servicio de la seguridad del estado a fin de que si las mismas hubieran sido constitutivas de algún ilícito penal se depuren todas las responsabilidades, incluso las del propio estado y sus responsables».
Y es que, «sin la participación activa y/u omisiva de los propios responsables del estado en su ámbito no se habrían podido realizar las acciones que ahora se consideran ilícitas», apunta.