Los ex gobernadores Javier Duarte con 30 casas en Florida, José Murat con seis en New York, Florida y Utah y Tomás Yarrington con las propiedades que confesó tener en Texas e Isla del Padre, así como el ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna con su casa de 3.3 millones de dólares en Golden Beach son los ejemplos de que los políticos mexicanos son los que más propiedades compran en Estados Unidos para lavar su dinero.
Antilavadodedinero / Milenio.
De acuerdo con el documento «Acres de Lavado de Dinero, Por Qué las Inmobiliarias Estadunidenses son el Sueño de la Cleptocracia», elaborado por el think tank Global Finance Integrity, México encabeza a la clase política mundial que esconde así sus ganancias ilícitas, junto con Venezuela, Guatemala, Malasia y Nigeria.
El análisis de 125 casos a cargo de Global Finance Integrity, en los cuales incluye a los políticos mexicanos, calcula que entre 2015 y 2020 se lavaron por lo menos 2.3 billones de dólares en el sector inmobiliario de Estados Unidos, 1.1 billones en el Reino Unido y 626 millones en Canadá.
Relatan casos como la compra de un rascacielos en Nueva York por parte del gobierno de Irán y la pérdida de cientos de empleos en West Virginia y Ohio al descubrirse que millones de dólares invertidos ahí se debían a un esquema de lavado de dinero por medio de bienes raíces por parte de oligarcas ucranianos.
Y explica que los delincuentes eligen la compra de inmuebles para lavar su dinero porque mantienen un valor estable, les permite acumular riqueza y ocultar su origen, hay una limitada supervisión que les permite ocultar su propiedad, pueden generar ingresos mediante alquileres o su promoción y así evitan cuentas bancarias bajo mayor vigilancia e incluso destaca que es más fácil librarse de esa recuperación de activos, ya sea de autoridades o del próximo político que tome el poder.
Los mexicanos son el caso número seis expuesto en el documento, titulado Dinero Procedente de Corrupción Política Lavado a Través del Real State de Estados Unidos al Usar Abogados. La investigación sostiene que Estados Unidos se convirtió en uno de los primeros países de riesgo de blanqueo de capitales en el sector inmobiliario a pesar de que en 1988 modificó su ley de instituciones financieras en el secreto bancario, pero tiene hoy una de las leyes más débiles entre los integrantes del G7 para evitar el lavado de activos.
Después de los atentados de 2011, se estableció una exención que parecía temporal, pero ha prevalecido durante más de 20 años, a la industria inmobiliaria “que creó algunas de las lagunas que hoy permite a cleptócratas, gobiernos hostiles, narcotraficantes y violadores de derechos humanos, lavar su dinero en bienes raíces en Estados Unidos”.
Detalla que al menos cuatro casos de altos funcionarios mexicanos acusados de corrupción, malversación y enriquecimiento inexplicable adquirieron bienes raíces por millones de dólares en Estados Unidos. En el caso del ex gobernador veracruzano cita al menos cuatro investigaciones periodísticas de España y Estados Unidos para detallar que fue acusado en 2016 de malversar 26 millones de dólares e incluso fomentar actividades del narcotráfico y adquirió al menos 90 propiedades en México, España y Estados Unidos, usando abogados y socios de negocios al frente de una complicada red de compañías en Texas, Delaware y Florida.
Asimismo habla de que el ex gobernador de Oaxaca, José Murat y su hijo Alejandro, actualmente mandatario estatal, poseen al menos seis propiedades que superan el valor de los seis millones de dólares, cuya titularidad es poco clara como un condominio en Nueva York, adquirido por un asesor de negocios en Zurich y otro por una empresa fachada por parte de un abogado, además sostiene el caso de Yarrington con la adquisición de propiedades mediante compañías registradas a nombre de sus socios para asegurar millones de dólares y el uso de la identidad de su abogado, por parte de García Luna para comprar propiedades en su nombre y de sus socios.
En tanto, de acuerdo con la Asociación Nacional de Corredores de Bienes Raíces en Estados Unidos, los compradores extranjeros de inmuebles representaron el año pasado 54 billones de dólares y son originarios principalmente de Canadá, México, China, India y el Reino Unido, que prefieren adquirirlos en Florida, California, Texas, Arizona, Nueva York y Nueva Jersey y en promedio pagan un precio superior -351 mil dólares- al de las casas en venta en ese país que asciende a 305 mil dólares.
Otro perfil detectado por los vendedores de bienes raíces es que 39 por ciento de los compradores extranjeros pagan en efectivo, mientras el resto de quienes adquieren una residencia paga en 19 por ciento de los casos de esta manera.
El año que más mexicanos compraron bienes raíces en Estados Unidos fue 2017, cuando las transacciones sumaron 9.3 billones de dólares, para después descender al año siguiente a 4.2 y seguir bajando a 3.7 billones en 2019.
En 2020 se recuperó dinamismo para llegar a 5.8, para descender nuevamente en 2021 (tomando en cuenta el año fiscal que comienza en abril y termina en marzo del siguiente año) a 2.9 billones de dólares en transacciones.
Las adquisiciones de bienes raíces en Estados Unidos por parte de extranjeros, de acuerdo con la industria inmobiliaria, bajaron 27 por ciento a causa de la pandemia de coronavirus en el último año, mientras la participación de mexicanos en estas compras se desplomó en 50 por ciento.