El Ejército checo pone en venta más de mil búnkeres privados

El Ejército checo está vendiendo miles de búnkeres que se suponía que debían evitar un ataque de los nazis en 1938. Con ello, un sistema de defensa único de casi 5.000 fortificaciones corre el riesgo de ser destruido.

Antilavado de Dinero / DW.

A finales de la década de 1930, la entonces Checoslovaquia construyó una enorme red de fortificaciones a lo largo de la frontera con el antiguo Imperio Alemán (Deutsches Reich). A pesar de que las fortificaciones no estaban completamente terminadas en septiembre de 1938, estas eran,  junto con las cordilleras de la zona fronteriza, un importante obstáculo para la Wehrmacht, el Ejército de la Alemania nazi, y eran temidas po los generales nazis.

Pese a que el Gobierno de Praga había movilizado a 1,1 millones de soldados, y su ejército estaba listo para la batalla, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, y su homólogo francés, Edouard Daladier, llegaron a un acuerdo con Adolf Hitler en Múnich los días 29 y 30 de septiembre de 1938. En él, Checoslovaquia se vio obligada a ceder a Hitler casi toda la zona fronteriza con Alemania, donde entonces vivía una gran minoría alemana.

Eso significó que prácticamente todas las fortificaciones fronterizas checoslovacas cayeron en manos de los nazis. Sin esas fortificaciones, el país carecía de poder militar, lo que facilitó en gran medida la ocupación nazi del “resto de Checoslovaquia”, el 15 de marzo de 1939. Paradójicamente, las fortificaciones sirvieron más tarde a los ocupantes alemanes como defensa contra el Ejército Rojo en la primavera de 1945. Los combates en el límite de la fortaleza frenaron significativamente el avance Unión Soviética y le costaron la vida a miles de soldados soviéticos.

Desde el año 2000, el Ejército del sucesor legal de Checoslovaquia, la República Checa, se ha ido deshaciendo gradualmente de las fortificaciones. Es posible transferirlas a regiones o municipios, así como venderlas a particulares. “Hemos registrado 4.993 pequeños búnkeres de combate de la época de preguerra en nuestro territorio”, explica a DW Petr Sykora, del Departamento de Prensa del Mnisterio de Defensa checo.

Sin importancia militar

Debido a que estos objetos no tienen ninguna importancia militar en la actualidad, casi un tercio de las instalaciones ya tiene otros dueños, continúa Sykora. “Cada año se negocian decenas de edificios. Hasta ahora, hemos transferido o vendido 1.767 objetos de la fortaleza y 112 fortificaciones”.

Un pequeño búnker de combate de tipo “Ropik” en la República Checa.

El Ejército checo quiere vender prácticamente todas las fortificaciones o cederlas gratuitamente a las regiones y municipios. “El ejército solo conservará algunos edificios para sus propios fines, como almacenes”, sostiene Sykora. Estos incluyen principalmente los edificios de las fortalezas más grandes. El Ejército checo quiere conservar uno de ellos, por ejemplo, porque alberga una estación sísmica para controlar las explosiones nucleares.

Cada año se vende más búnkeres

Año tras año, aparecen más objetos en venta en el sitio web del Ejército checo. “Los precios de venta suelen oscilar entre 1.000 y decenas de miles de euros”, afirma Sykora. Debido a que se venden en subastas públicas, el precio de venta final puede ser incluso más alto. Sin embargo, el interés por comprar búnkeres sigue creciendo. “La oferta actual incluye 22 objetos muy buscados de las antiguas fortificaciones fronterizas”, dice el ingeniero Jiri Caletka, miembro del departamento de prensa del ministerio de Defensa checo.

La fortaleza de artillería de Bouda ha sido renovada y ha sido declarada patrimonio nacional.

Algunas de las estructuras ya han sido renovadas y convertidas en museos, que son de gran interés para los turistas checos y del extranjero. El lugar más visitado es la fortaleza de artillería de Hurka, en las afueras del norte de Kraliky, cerca de la actual frontera con Polonia. “Solo entre julio y agosto de este año, tuvimos más de 40.000 visitantes”, cuenta Martin Rabon, presidente de la comunidad de voluntarios “Amigos de las Fortificaciones Checoslovacas”.

Rabon no tiene nada en contra de la venta de búnkeres a particulares, pero señala que a veces no hay caminos de acceso a los lugares y la propiedad de la zona circundante no suele estar clara. “Comprar algo así es un disparate”, asegura Rabon, a quien las personas interesadas le piden consejo cada vez más frecuentemente. “Nuestro principal consejo a los posibles compradores es que primero se aseguren el terreno alrededor de las instalaciones en cuestión”, recomienda.

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