Gonzalo Martínez Mosquera: el mundo cripto rechaza a los reguladores, hasta que los necesita

Como los lectores de esta columna ya saben, hace dos semanas China generó un enorme ruido en el ecosistema cripto cuando prohibió algunas transacciones con monedas digitales en todo su territorio. 

Antilavado de Dinero / El Economista AR.

Las repercusiones que tuvo esa decisión parecen no tener fin. La semana pasada nos enteramos que Beepool, que actualmente es el cuarto pool de minería de Ethereum más grande del mundo y que tiene origen en el país asiático, decidió cerrar sus puertas a partir del 15 de octubre.

Obviamente eso no va a frenar ni a Bitcoin y Ethereum, los cuales vienen funcionando las 24 horas del día los 7 días de la semana desde su lanzamiento (no como WhatsApp, Instagram y Facebook) y es por eso que también recibimos noticias como las provenientes de El Salvador dónde comenzó la minería de Bitcoin a través de la energía volcánica.

Hasta el momento habían minado 0.00599179 Bitcoin, lo que equivale a US$ 269 a los precios actuales. El Presidente Nayib Bukele explicó que es un trabajo en proceso de “prueba e instalaciones”.

El interés institucional en la moneda digital más conocida sigue vigente y todos estamos a la espera de que la Securities and Exchange Commission se defina respecto a la posibilidad de que se emitan Fondos Comunes de Inversión que sigan su precio. 

La semana pasada, la SEC anunció que pospuso la definición para cuatro propuestas pendientes y le puso una nueva fecha a fin de año, recordemos que hasta ahora son 12 los pedidos que todavía no tienen respuesta.

Aparentemente la decisión de Gary Gensler, quién dirige aquel organismo, sería apoyar un ETF de futuros de Bitcoin y, en vez de uno que fuera respaldado por la moneda digital, el fondo común de inversión invertiría en futuros que cotizan en la bolsa de Chicago. La noticia tuvo repercusión en el precio de los criptoactivos haciendo que Bitcoin casi volviera a los US$ 50.000 que subo supo tener hace muy poco tiempo.

Pero no sólo fue esa la buena noticia que llegó desde el mundo institucional. KKR realizó su primera inversión en el mundo cripto cuando destinó una pequeña parte de sus US$ 429 billones en cartera a Parafi Capital, que se define a sí mismo como un fondo de inversión alternativo focalizado en blockchain y Finanzas Descentralizadas (DeFi).

Por otra parte, FINMA (la autoridad supervisora de los mercados financieros por sus siglas en inglés), que es el regulador suizo, aprobó el primer fondo qué seguirá un índice invertido 100% en criptomonedas y activos relacionados con las finanzas descentralizadas. En principio solo estará disponible para inversores cualificados.

Son todas noticias que parecieran confirmar el interés institucional por el ecosistema. Sin embargo, será importante que quiénes deseen participar cumplan con las regulaciones. De lo contrario les podría ocurrir lo que le pasó a Kraken, uno de las exchanges más importantes del mundo con origen en Estados Unidos, la semana pasada. 

La CFTC, la comisión encargada de regular el trading de futuros en ese país, le puso una multa de más de US$ 1.000.000 por no haber registrado debidamente transacciones minoristas de commodities.

Son muchos en el mundo cripto los que suelen quejarse de los reguladores. Deberían ser cautos pues podrían quedar en ridículo en caso de que llegaran a necesitarlos.

Fue el caso de Robert Leshner, uno de los fundadores del exchange descentralizado Compound. La semana pasada, en una actualización de su plataforma, un bug (un error de programación) género que se enviaran más de 200.000 Comps, el token de gobernanza de la plataforma, que no se suponía que fueran distribuidos, lo cual representó un regalo equivalente a los US$ 80 millones.

Recordemos que Compound es uno de los entes descentralizados más importantes del mundo cripto, está desarrollado sobre Ethereum y en el mismo uno puede ganar intereses o especular de manera 100 % anónima. Para hacerlo se envían las cripto para que sean prestadas ganando un interés. Del otro lado del mostrador están los prestatarios que toman esas mismas criptos en forma de préstamo y que las devuelven con posterioridad pagando un interés.

El caso de uso más común para aquella plataforma es la especulación con el precio de los activos (digo el más común para ser conservador pues no se me ocurre otro). Por ejemplo, un prestatario podría pedir Tether (la stablecoin más conocida que sigue el precio del dólar estadounidense) y dejar como garantía Bitcoin para luego comprar más Bitcoin con esos Tether que recibió previamente. Si el Bitcoin subiera de precio, el especulador habrá ganado tanto con el Bitcoin que había dejado de garantía como también con el que había adquirido con el préstamo.

Obviamente esa garantía que debe depositar será más alta qué los Tether recibidos como préstamo, es lo que se llama un préstamo “sobrecolateralizado”. Pero no solo se puede invertir a la suba sino que también sirve para invertir a la baja. En ese caso, el especulador podría depositar Tether como garantía y pedir prestado Bitcoin para venderlos por más Tether, realizando una ganancia en caso de que la moneda digital bajara de precio.

Pero como decía anteriormente puede pasar qué tienes antes renegaron de los reguladores sean quienes acudan en su ayuda con posterioridad.

Robert Leshner había twitteado en junio de este año que “llorar en las cortes de justicia va en contra del lema cripto según el cual ‘el código (de programación) es la ley’” y que ese sería el principio del fin para las finanzas descentralizadas

Fue el mismo Robert quién luego de la pérdida descrita anteriormente en la plataforma que él creó, amenazó a través de la red social del pajarito a quiénes no devolvieran los tokens recibidos por error. Dijo que los tokens obtenidos debían ser considerados como un ingreso para la ley fiscal y que por lo tanto serían susceptibles de generar una obligación impositiva y que la plataforma Compound no dudaría en revelar sus identidades. ¡Lo que hace la desesperación!

La respuesta en las redes con críticas y memes no demoró en llegar, lo cual originó una especie de pedido disculpas por parte de Leshner quién agradeció el soporte y la ridiculización que había tenido su tweet anterior. Al momento de escribir estas líneas, 5 usuarios habían retornado sus Comps, a los cuales Robert correspondió con sus respectivos tweets.

Una curiosidad fue lo que ocurrió con el precio de Comp, que si bien inicialmente había caído debido a la noticia en aproximadamente 12%, rápidamente pudo recuperarse incluso hasta superar el valor anterior a la novedad.

Son curiosidades del mundo descentralizado que tiene la ventaja (y la contra) de que una vez que una transacción fue registrada ya no hay vuelta atrás y que, por lo tanto, es muy susceptible a los errores y a los robos de activos digitales.

Fue lo que le ocurrió a aquellos que habían invertido unos US$ 138.000 en tokens no fungibles de la red Solana para luego ver que quién se los había vendido desapareció con el dinero borrando su cuenta de Twitter, la cual supuestamente era propiedad de un artista de solo 17 años. En un mundo centralizado probablemente existiría un intermediario al cual poder acudir para recuperar sus fondos, pero en el mundo cripto eso se vuelve mucho más difícil.

Es esa la razón por la cual debemos ser muy cautos cuándo analizamos las bondades del ecosistema y recordar que el mundo descentralizado tiene sus oportunidades y sus  amenazas, y qué ambas deben ser tenidas en cuenta a la hora de analizar su potencialidad.

Por: Gonzalo Martínez Mosquera.

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