Biden llegó al Vaticano desde Villa Taverna, la residencia del embajador de Estados Unidos en Roma, donde se aloja la delegación estadounidense.
Antilavado de Dinero / DW.
Posteriormente, se trasladó al patio de San Dámaso del Vaticano en el palacio pontificio en medio de fuertes medidas de seguridad y con un cortejo presidencial formado por más de 30 coches que atravesó la Vía della Conciliazione para llegar al Vaticano.
El presidente, que ya pudo saludar al papa en tres ocasiones cuando era vicepresidente, llegó acompañado por su la primera dama, Jill Biden.
Biden comenzó su apretada agenda con el encuentro con el papa, con quien comparte posiciones sobre medioambiente, pobreza y pandemia.
La reunión se celebra, como es la tradición, en la biblioteca privada del papa en el palacio apostólico, y fue organizada en víspera de la cumbre de dos días en Roma con los jefes de Estado y de Gobierno de las 20 mayores economías del mundo, el G20.
Antes de partir, Biden presentó en Washington un plan «histórico» por miles de millones de dólares en gastos en infraestructuras, transición energética y prestaciones sociales.
Pero el presidente estadounidense, que pensaba llegar a Roma con un voto final del Congreso, deberá esperar para ello, a pesar de las semanas de interminables discusiones y concesiones. La culpa la tienen la disidencias en su propio Partido Demócrata.
El lunes, el mandatario estadounidense se dirigirá a Glasgow (Reino Unido), para participar en la importante cumbre climática de Naciones Unidas COP26.
Según un comunicado de la Casa Blanca, el jefe de la Iglesia católica y el presidente estadounidense «discutirán de cómo trabajar juntos en iniciativas basadas en el respeto de la dignidad humana fundamental, incluida la eliminación de la pandemia de COVID-19, la lucha contra el clima y la compasión con los pobres».
La visita que hoy ha realizado Joe Biden al papa Francisco es la segunda de un presidente católico de Estados Unidos a un papa en el Vaticano después de la que John F. Kennedy hizo a Pablo VI el 2 de julio de 1963, poco después de ser elegido.
Los encuentros de los papas con los presidentes estadounidenses tienen un carácter oficial y regular desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Estados Unidos el 10 de enero de 1984, aunque ya se venían celebrando desde muchos años antes. El primero, en 1919, fue el de Thomas Woodrow Wilson con Benedicto XV.