Dos ataques en los últimos días contra pandilleros en Ciudad de Panamá han prendido alarmas por la posible normalización de actos de violencia atroz en el país.
Antilavado de Dinero / In Sight Crime.
Cinco personas fueron asesinadas en una discoteca de la Ciudad de Panamá tras un tiroteo entre pandillas narcotraficantes el pasado 29 de octubre. El fiscal Rafael Baloyes declaró en conferencia de prensa que un pistolero entró al club nocturno y disparó contra un grupo de personas, dejando cuatro muertos. Tres de ellos hacían parte de Los Galácticos, banda dedicada al narcomenudeo en el sector Juan Díaz de Ciudad de Panamá. Otros pandilleros devolvieron los tiros y asesinaron al pistolero. Siete personas más resultaron heridas en el fuego cruzado.
Según una noticia del diario panameño Crítica, se presume que el tiroteo se debió a un tumbe o robo de un cargamento de cocaína que habrían hecho Los Galácticos tres meses antes. El diario habló con fuentes cercanas a la investigación, quienes relataron que el cargamento presuntamente pertenecía a un cartel mexicano, el cual identificó a los responsables y los atacó.
Un día antes, el 28 de octubre, un cabecilla de la pandilla Calor Calor fue atacado en su vehículo cuando iba con su familia. Jean Carlos Navarro Cunningham, alias “Chombolín”, su esposa y su hija de 3 años de edad salieron heridos, pero sobrevivieron al ataque. Un bebé de 1 año resultó ileso.
Calor Calor es una de las dos grandes pandillas de Panamá, que agrupa a otras bandas de menor tamaño; la otra es Bagdad. Ambas facciones sostienen enfrentamientos regulares por el control de los cargamentos de cocaína que transitan por Panamá en su ruta hacia Estados Unidos, así como por el narcomenudeo en el país.
Análisis de InSight Crime
Panamá enfrenta varios síntomas preocupantes de una guerra de pandillas cada vez más abierta.
En primer lugar, la tasa de homicidios del país va subiendo lentamente. Entre enero y septiembre de 2021, Panamá registró 410 homicidios, 26 más que en el mismo periodo del año anterior, según estadísticas de la Fiscalía General citadas por Efe.
La culpa de este incremento se ha atribuido a las pandillas. En julio, el jefe de la policía de Panamá John Dornheim declaró que “más del 70 por ciento de los homicidios […] están relacionados con el crimen organizado nacional y transnacional”.
Aunque entre 2013 y 2017, se registró un descenso continuo de la tasa de homicidios en el país, desde entonces va en aumento y la tendencia parece mantenerse para 2021.
En segundo lugar, estos homicidios se han concentrado en focos de tráfico de drogas, lo que confirma los nexos con el crimen organizado. La provincia de Panamá Oeste, donde operan Bagdad y Calor Calor, se ha llevado la mayor parte del incremento de las muertes violentas. En 2020, los asesinatos llegaron a 90 en esa zona, lo que casi duplica las 51 observadas en 2019.
El creciente flujo de narcóticos por esta provincia ha generado nuevas desavenencias en la pandilla Bagdad, quienes fueron las responsables de una masacre en el centro penitenciario La Joyita, que dejó 12 muertos en diciembre de 2019.
Otra zona clave es la provincia de Colón, al norte del país, la cual que es punto de salido al Canal de Panamá en el Atlántico, donde se ha presentado un rápido incremento de los decomisos de cocaína. Aquí, los homicidios han incrementado en los últimos dos años –en el primer trimestre de 2021 aumentaron en 21 por ciento. El ministro de Seguridad Pública de Panamá Juan Pino también ha culpado por esta escalada de violencia a las rivalidades entre pandillas.
En tercer lugar, los homicidios son cada vez más públicos. De manera muy similar a como ocurre en Ecuador, otro país que enfrenta un recrudecimiento masivo de la violencia de pandillas y homicidios, en Panamá las víctimas son atacadas a la vista de todos en clubes nocturnos o cuando se desplazan por vías públicas con hijos pequeños.
El país ha respondido con fuerza, pidiendo la ayuda de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) en 2021 para que persiga a los cabecillas de las pandillas y a los funcionarios de gobierno corruptos que las secundan.
Pero con flujos de cocaína históricos pasando por el país hacia Estados Unidos y Europa, el desafío que les espera es decisivo.