Al menos 68 presos murieron y unos 25 resultaron heridos en un nuevo enfrentamiento en la misma prisión donde se registró un violento motín en septiembre, dijo el Gobierno el sábado, en medio de lo que ha caracterizado como una pugna entre bandas.
Antilavado de Dinero / EuroNews.
La Penitenciaría del Litoral, ubicada en la ciudad sureña de Guayaquil, se ha convertido en la cárcel más violenta luego de que 119 reclusos fueron asesinados a fines de septiembre, en el peor incidente penitenciario en la historia de la nación.
Decenas de personas se reunieron afuera de la prisión esperando información de sus seres queridos, de quien muchos dijeron no tener noticias desde la noche del viernes cuando se escuchaban disparos al interior.
“Lo que está pasando allá adentro es censurable, la gente se mata y lo más triste es que no tienen conciencia”, dijo Cristina Monserrat, de 58 años, cuyo hermano menor lleva un año preso. “Mi hermano está vivo, mi corazón me lo dicta”.
El presidente Guillermo Lasso, agregó Monserrat, debe hacer más para ayudar a los pobres. El sistema penitenciario de Ecuador ha sido presa en los últimos años del hacinamiento, las malas condiciones sanitarias y el crimen organizado.
El mandatario declaró en septiembre un estado de emergencia por 60 días en las cárceles, que albergan a unos 39.000 reos, para liberar fondos y permitir controles con asistencia militar.
Tras el violento hecho, Lasso pidió a la Corte Constitucional que permitiera mayores acciones. El tribunal respondió en un comunicado que una solución de la crisis requería de medidas estructurales diferentes a un estado de emergencia.
Nuevos disturbios en la misma cárcel se presentaron en la tarde del sábado, pero el portavoz presidencial, Carlos Jijón, dijo a la prensa que “al momento la situación en la Penitenciaría se encuentra controlada”.
El gobierno informó además que estaba reuniendo con grupos de derechos humanos, la Iglesia y Naciones Unidas para desarrollar estrategias de pacificación.
OLA DE DISTURBIOS
Este último disturbio fue provocado por un vacío de poder tras la liberación de un líder de una de las bandas la semana pasada, dijo el Gobernador de la provincia de Guayas, Pablo Arosemena, en una conferencia de prensa.
“El contexto de esta situación fue que no había cabecilla de la banda que tiene presencia en ese pabellón porque días atrás ese PPL (persona privada de libertad) había sido puesto en libertad porque, de acuerdo a un juez, le habían dado la libertad por cumplir el 60% de su condena”, explicó.
“Otros pabellones con otras bandas pretendían doblegarlos, entrar, hacer una masacre total”, añadió Arosemena.
Transmisiones en vivo en las redes sociales supuestamente de los presos los mostraban pidiendo ayuda para detener la violencia mientras sonaban disparos y explosiones en el fondo. Reuters no pudo verificar de forma independiente su origen.
Este es el último enfrentamiento de una ola de violentos disturbios en las cárceles del país sudamericano, desde el asesinato en diciembre del 2020 del líder de la banda Los Choneros, meses después de su liberación.
Su muerte provocó un vacío de poder, según las autoridades de ese momento, por lo que otras bandas intentan tomar el control de las cárceles. Las rivalidades entre las pandillas están conectadas a supuestas alianzas con carteles internacionales del narcotráfico, según exfuncionarios.
Un motín simultáneo en varias cárceles en febrero dejó 79 reos muertos. Otros 22 reclusos murieron en julio.
“Estamos luchando contra el narcotráfico, contra bandas delictivas que luchan entre ellos por un territorio dentro y fuera de la cárcel para distribuir la droga”, agregó el gobernador Arosemena.
Los reos de otras dos cárceles, ubicadas en las provincias andinas de Azuay y Cotopaxi, se negaron a comer el sábado en solidaridad con los presos de la Penitenciaría, dijo la autoridad carcelaria SNAI en su cuenta en Twitter.
“No se nada, lo que pedimos son respuestas”, dijo Estefanía, quien se negó a dar su apellido, y explicó que su esposo está preso por un robo. “No sé si está vivo o muerto”.