«Promiscuidad peligrosa con la corrupción» por Augusto Álvarez Rodrich

El presidente Castillo es el gran promotor de su vacancia.

El presidente Pedro Castillo no cesa de demostrar que él es, con sus acciones tan sorprendentes y sus explicaciones tan patéticas, que llegan a plantear una relación de promiscuidad ‘ingenua’ con la corrupción, el principal promotor de su propia vacancia.

Antilavado de Dinero / La Republica.

Castillo ha demostrado ser, en poco más de cuatro meses, un pésimo presidente, inepto e incapaz para entender la dimensión del primer cargo de la nación para que el que fue elegido en una elección sin fraude. El fraude hasta ahora, sin embargo, es él como presidente. Pero eso no es motivo para vacarlo.

El presidente sí se enrumba, sin embargo, en los terrenos pantanosos de su destitución cuando se demuestra que sostiene reuniones clandestinas, nocturnas, fuera de palacio de gobierno, sin transparencia pues no deja huella ni registro de citas, que no son sociales sino con proveedores del estado que ganan licitaciones con trampa, y que Castillo dice que son “personales”.

Asiste a esas citas clandestinas con el ministro de defensa, Juan Carrasco, quien las justifica dando explicaciones diferentes y contradictoras con las de Castillo. Este ministro, cuando era del interior, hasta hace poco, quería que él y su seguridad no fueran revisados al pasar por los aeropuertos del país.

La explicación de anteanoche del presidente Castillo es inexplicable y complica mucho más su situación al decir que las citas con proveedores del estado son “personales”.

El presidente Castillo tiene una relación promiscua con la corrupción. Se rodea de personas, desde ministros de estado cuyos familiares contratan con el estado, hasta un secretario de su despacho que trafica con intereses para beneficio de allegados en, hasta donde se sabe, ascensos militares o favores tributarios, y le encuentran miles de dólares en el baño de su oficina, al costado, nomás, de la del jefe de estado.

Se equivoca Castillo al tratar de salir del apuro diciendo que lo atacan porque no se acepta que un campesino o un rondero sea presidente.

Es evidente que, desde que Castillo ganó la elección, hubo fuerzas interesadas en interrumpir su presidencia con una vacancia apresurada, pero, hasta el momento, él es el principal promotor de su destitución, por su impericia y la promiscuidad con la corrupción.

Por: Augusto Álvarez Rodrich.

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