El hijo de la Reina Isabel II, el Príncipe Andrés quedó en el foco luego de que se conociera la extensa red de celebridades amigos de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell. El miembro de la Familia Real está acusado de abusar sexualmente de una menor.
Antilavadodedinero / Infobae
La Ley de Niños Víctima de Nueva York entró en vigencia en agosto de 2019 y tiene como objetivo permitir que los niños y niñas que hayan sufrido abusos en su infancia o adolescencia puedan denunciar a sus víctimas hasta que cumplan la edad de 55 años, a diferencia de la prescripción estándar que suele limitar la denuncia a entre uno y cinco años.
La defensa del Príncipe Andrés presentó esta semana un pedido de inconstitucionalidad de esta Ley alegando que dicha norma tiene un marco de acción demasiado vago debido a que permite que aquellos que tenían menos de 18 años pero eran mayores de 17 al momento de su abuso la utilicen a pesar de que la edad para prestar consentimiento en Nueva York es 17. “La cuestión del consentimiento no está resuelta en lo que respecta a quienes -como Virginia Giuffre, su víctima– tenían entre 17 y 18 años”, argumenta la defensa del Príncipe en los documentos presentados ante el juez.
Virginia Giuffre es quien demanda al Príncipe por obligarla a tener relaciones sexuales no consentidas, en reiteradas oportunidades, cuando tenía 17 años. Según el relato de la víctima, las violaciones ocurrieron en la casa de Nueva York de Jeffrey Epstein, quien fue condenado por tráfico de menores en julio de 2019 y se quitó la vida en su celda en agosto de ese mismo año. También asegura que el abuso ocurrió en la casa de Londres de Ghislaine Maxwell, la pareja del financista que también está siendo enjuiciada por tráfico de menores.
La foto que desmiente al Príncipe Andres en sus dichos de que no conoce a la víctima. Esta imagen prueba que se encontraron al menos una vez y la franja etaria de ambas coincide, a simple vista, con la de la denuncia de Giuffre. Photo © 2019 Eliot Press/The Grosby Group
“Hace veinte años, la riqueza, el poder, la posición y las conexiones del príncipe Andrés le permitieron abusar de una niña asustada y vulnerable sin que nadie estuviera allí para protegerla. Hace tiempo que ha llegado el momento de que rinda cuentas”, lee la declaración presentada por Giuffre a principios del juicio. “Los abusos sexuales del príncipe Andrés a una niña que sabía que era víctima de tráfico sexual, y cuando tenía aproximadamente 40 años, sobrepasan todos los límites posibles de la decencia y son intolerables en una comunidad civilizada”, agrega.
Sin embargo, a pesar del testimonio de la víctima y de las contradicciones en la defensa del Príncipe -que primero dijo no saber quién era la joven y que nunca la había visto pero luego apareció una foto de ellos juntos a una edad que coincide con lo denunciado por la mujer-, los abogados defensores del segundo hijo de la Reina Isabel plantean que los dichos de Giuffre son inverificables y por eso se debería desestimar la denuncia. “Los únicos testigos de las citadas amenazas implícitas bajo las cuales Giuffre supuestamente realizó actos sexuales sin consentimiento con el Príncipe Andrés son Epstein (fallecido), Maxwell (encarcelada), el Príncipe Andrés (el acusado) y la propia Giuffre”, dijeron los abogados de defensores en la presentación.
De todas formas, más allá de las evidentes complicaciones para juzgar un caso ocurrido hace dos décadas, Giuffre no pierde la esperanza de conseguir justicia y de esa forma aliviar el dolor de otras víctimas y motivarlas para que ellas también puedan sanar viejas heridas. “Espero que otras víctimas vean que es posible no vivir en silencio y con miedo, sino que se puede recuperar la vida hablando y exigiendo justicia”, declaró en un comunicado hace unos meses. “No he tomado esta decisión a la ligera.
Como madre y esposa, mi familia es lo primero. Sé que esta acción me someterá a nuevos ataques por parte del príncipe Andrés y sus sustitutos, pero sabía que si no emprendía esta acción, estaría defraudando a las víctimas de todo el mundo”, finaliza su declaración.