Menos de 24 horas, eso fue lo que se demoró Rusia en salir a desmentir lo que califica como “acusaciones sin fundamento” del ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, en contra de su gobierno, a través de la publicación de un informe sobre la injerencia de Rusia en Colombia y Venezuela.
Antilavadodedinero / ELTiempo
Con el visto bueno de Moscú, su embajada en Bogotá difundió rápidamente un comunicado en el que aseguró que Molano acudió a información “irresponsable e inapropiada”, para acusarlos de estar prestando asistencia técnica y militar al Gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
“Sabemos que han sido movilizados hacia la frontera algunos hombres y unidades de la Fuerza Militar Bolivariana, con el apoyo y la asistencia técnica de Rusia y con el apoyo y la asistencia técnica de Irán”, dijo Molano el jueves, en pleno Congreso Antidrogas en Cartagena, desatando los reclamos del gobierno de Vladimir Putin.
Y fue aún más allá. Aseguró que esa asistencia militar era una clara “injerencia extranjera” en los límites entre ambos países. Además, que la avanzada se estaba registrando a la altura del departamento de Arauca, escenario de una violenta confrontación por el control del narcotráfico entre el Eln y las disidencias de las Farc.
El informe de inteligencia
Rusia les restó fundamento a los señalamientos de Molano atribuyéndolos a informes de inteligencia sin confirmar y “a su búsqueda incansable de enemigos ficticios”.
Pero el comunicado no había terminado de difundirse cuando el propio presidente Iván Duque anunció que convocará a Nikolái Karlovich Tavdumadze, jefe de la misión diplomática rusa en Bogotá, con el objetivo de aclarar la presencia militar de ese país en Venezuela.
“(…) Vamos a tener la posibilidad de hablar con la representación diplomática de Rusia en Colombia para entender un poco cuál es la asistencia militar que se está brindando en Venezuela, por qué la presencia también de algunos equipamientos que ellos tienen en ese país”, señaló Duque desde el aeropuerto militar de Catam, mientras recibía unas vacunas de España contra el covid-19 y en evidente respaldo a las declaraciones de su ministro de Defensa.
Y si bien dijo que era importante mantener “el espíritu cooperante, franco y diplomático”, fue enfático en que Colombia tiene unas preocupaciones sobre el régimen dictatorial de Venezuela: “Las cosas se llaman por su nombre y allá hay una dictadura que ha protegido grupos terroristas colombianos en ese territorio”.
EL TIEMPO conoció en exclusiva aparte de la información de inteligencia a los que hizo referencia Molano en sus explosivas declaraciones, que también están en el escritorio de Duque. Allí hay desde testimonios de fuentes en Caracas hasta fotos frescas del desembarco permanente y nutrido de rusos e iraníes en el vecino país.
El desembarco
La información recogida señala que, bajo la supuesta misión de hacerles mantenimiento a los cazabombarderos Sukhoi Su-30MK2V –que disparan misiles antibuque Kh-31–, cerca de 68 miembros del ejército ruso permanecen en Venezuela y son relevados cada tres meses (ver foto).
“Se mueven internamente en aviones oficiales, uno de ellos con matrícula 0956”, aseguró una fuente humana. Y agregó que dos de ellos habrían pasado recientemente hacia Colombia.
Agencias extranjeras también monitorean esos movimientos en la región, que ubican a Rusia geopolítica y estratégicamente muy cerca de Estados Unidos, rivales históricos que ahora protagonizan un nuevo pulso por el acoso del Kremlin a Ucrania.
La misma fuente manifestó que tanques y unidades de artillería ‘made in Rusia’ fueron movidos hace algunas semanas al estado de Apure, limítrofe con Arauca.
De hecho, a ese despliegue militar se le atribuyó el bombardeo, el 27 de enero, a la zona campamentaria de alias ‘Antonio Medina’, jefe del frente 28 de las disidencias de las Farc.
‘Medina’ sostenía enfrentamientos con hombres del Eln cuando fue atacado, en lo que se ha interpretado como un claro apoyo del régimen a los elenos que permanecen en su territorio y que estarían sellando alianzas con la golpeada ‘Segunda Marquetalia’, que ya perdió en ese país a tres cabecillas: ‘Jesús Santrich’, ‘Romaña’ y ‘el Paisa’.
“Algunos de los videos que circularon en redes con los muertos del grupo de ‘Antonio Medina’ fueron grabados por hombres del Eln que hicieron el reconocimiento del área después del bombardeo oficial. Y no mostraron los muertos en su bando”, le dijo a EL TIEMPO una fuente desde Caracas.
A eso atribuyen las frecuentes interferencias que se presentan en videoconferencias y comunicaciones militares y policiales, especialmente en Cúcuta.
Y a ese monitoreo de comunicaciones (o espionaje) se le une el patrullaje en zona de frontera con 10 drones artillados iraníes de los que también hay fotos.
Los movimientos en Bogotá
Hay información de que expertos iraníes han viajado a Venezuela a modificar los 3.979 misiles Igla que ya tiene el régimen, para darles mayor alcance, lo que los convierte en una amenaza de seguridad nacional para Estados Unidos.
Este diario tuvo acceso a varias fotos de hangares militares venezolanos donde se encuentra el material bélico, y en las imágenes se observa a personal extranjero. Según el informe de inteligencia, llevan meses recuperando una flotilla de aviones F-16, de fabricación estadounidense.
Pero hay otro capítulo de los movimientos de Rusia en la región que señalan directamente hacia Bogotá y que hasta ahora se están documentando.
En efecto, hay una investigación conjunta entre agencias de inteligencia de al menos tres países que detectaron una serie de giros, de hasta 30 millones de pesos por día, que son enviados desde Rusia a decenas de cuentas en Colombia.
A calificar servicios
“Al parecer, hay un alquiler de cuentas bancarias de gente humilde, que busca no levantar sospecha y burlar los controles. La plata llega y se retira en cajeros, con tarjetas”, explicó un oficial de inteligencia.
Y agregó que, inicialmente, se abrió una línea de investigación que intentaba establecer si había nexo entre los giros, la mafia rusa y poderosas estructuras del narcotráfico locales. Pero los giros se han incrementado con la cercanía de las elecciones a Congreso y Presidencia en Colombia, sin que coincidan con envíos de cocaína.
Un sector del sistema bancario lanzó la alerta sobre esta modalidad de giros (conocida como ‘pitufeo’), que ya había sido detectada por agencias estadounidenses. Estas últimas también dieron aviso de la existencia de una ‘casa segura’, en el barrio Rosales de Bogotá, en donde se reúnen varias de las personas que reciben los giros con personal extranjero.
También se han documentado reuniones –supuestamente clandestinas– con no más de 5 militares colombianos que, en el pasado, recibieron entrenamiento en el pilotaje de aeronaves rusas, como los helicópteros MI-17.
EL TIEMPO confirmó que uno de ellos era un alto oficial, vinculado al área de inteligencia y de contrainteligencia de las Fuerzas Militares. Tras recibir una condecoración por su trabajo, a mediados de 2021, fue llamado a calificar servicios luego de una orden perentoria del alto Gobierno.
La escalada
A estos movimientos rusos e iraníes en Venezuela y a las escaramuzas en Colombia, documentados por varios países, se unen otros episodios que han venido tensionando la relaciones entre Bogotá y Moscú.
En menos de año y medio hubo una nota de protesta por el sobrevuelo de un avión de inteligencia ruso por zonas militarmente protegidas en La Guajira; y luego se dio la expulsión de dos diplomáticos rusos que venían haciendo labores de inteligencia en Colombia.
Este último episodio, registrado a finales de 2020, fue respondido por Rusia con la expulsión de funcionarios del cuerpo diplomático colombiano apostados en la embajada en Moscú.
La expectativa está puesta ahora en la reunión entre Duque y Tavdumadze sobre un tema sensible para Colombia y su principal aliado: Estados Unidos. En un diálogo previo, al que el comunicado de la embajada rusa hizo referencia, Duque y la vicepresidenta/canciller Marta Lucía Ramírez hablaron con el diplomático de abogar por la cooperación, “de cara a la pronta partida a Moscú del recién nombrado nuevo embajador de Colombia”.
Pero es evidente que el tono en ambas partes, aunque diplomático, ha subido y Colombia requiere varias respuestas sobre los alcances de los movimientos militares en la frontera con Venezuela, que tienen el apoyo y la asistencia de Irán y de Rusia.