Los enfrentamientos entre los carteles y las fuerzas de seguridad de México ahora se hacen con bombas de fabricación casera y lanzagranadas, en una alarmante escalada del poder de fuego.
Antilavadodedinero / InSightCrime
En un lapso de tres semanas en febrero, escuadrones antiminas del ejército desenterraron al menos 250 explosivos caseros en el estado de Michoacán, oeste de México, según relató La Jornada.
Los escuadrones antiminas fueron enviados a Michoacán después de que una explosión al lado de la carretera destruyera un camión blindado que hacía parte de una caravana del ejército que patrullaba las carreteras cerca de Tepalcatepec.
Esa explosión se atribuyó a un dispositivo explosivo improvisado (IED, por sus siglas en inglés), según Associated Press (AP), que informó que era la primera vez que los carteles lograban desplegar un IED en México.
Unas dos semanas después de la explosión junto al camino, un campesino murió y su hijo salió herido en una explosión, cuando trabajaban en el municipio de Aguililla, como lo informó Milenio. Según la nota de prensa, el campesino se paró sobre lo que se describió como una mina terrestre de fabricación casera.
Por otro lado, el ejército mexicano ha aumentado su poder de fuego en Michoacán. Sus tropas ahora usan lanzacohetes para eliminar camiones adaptados como vehículos blindados, como lo informó Milenio. En enero, el ejército confiscó un camión construido con láminas de metal para resistir balas de calibre 0.50 y ventanas a prueba de balas de ocho capas de espesor.
En febrero de 2020, el ejército decomisó un camión minero con volqueta adaptado en Aguililla, que también se había adaptado como “narcotanque”.
El descubrimiento más reciente de armas de guerra fue el 2 de marzo, cuando las autoridades mexicanas en Michoacán descubrieron un edificio usado para la producción de explosivos arrojados desde drones. En el edificio, los agentes hallaron más de 30 «papas», bombas caseras de forma redonda, fabricadas con pólvora, clavos y otros objetos puntiagudos.
Gran parte de la escalada del poder de fuego se ha atribuido a las incursiones del violento Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El CJNG ha sitiado al estado en un intento por expulsar a otros carteles narco, como los Carteles Unidos, una alianza de varios grupos locales, entre los que se cuentan los y el Cartel de Tepalcatepec.
Armas que por lo general se observan en zonas de guerra son cada vez más usadas por los carteles, y el ejército mexicano está respondiendo con un poder de fuego aplastante.
Hace diez años, los grupos criminales que operaban en Michoacán tenían camionetas armadas, armas semiautomáticas y un número limitado de explosivos, como granadas.
En los últimos años, los grupos han ampliado su arsenal para incluir enormes vehículos blindados de fabricación propia, drones modificados portaexplosivos y otro armamento improvisado de guerra. Los IED son la adición más reciente a ese arsenal, y su aparición en Michoacán es especialmente preocupante, ya que su precio es accesible, son relativamente fáciles de fabricar y pueden producir efectos devastadores.
Uno de los IED descubiertos recientemente en Michoacán fue descrito como una bomba de PVC con pólvora en su interior, hierro de metralla, una batería y dos conectores con cables activados por contacto, según Milenio. Las autoridades declararon al medio informativo que temen que el CJNG cuente con asesoría de expertos para la creación y el desarrollo de tales dispositivos.
El ejército mexicano ha respondido a las disputas en Michoacán con una fuerza de grado bélico. Esto incluye no solo el uso de lanzacohetes, sino también helicópteros Blackhawk para el patrullaje de la región, según un informe de AP de noviembre de 2021.
Aunque los grupos locales que operan en Michoacán también han reforzado sus arsenales, están más ansiosos por llegar a un acuerdo con las fuerzas federales, pues no tienen el deseo o los medios para competir con el ejército en un conflicto directo.
Con sus ingentes recursos, el CJNG, sin embargo, ha intensificado su uso de tácticas y lenguaje violentos contra el ejército y el gobierno. “Siempre hay un elemento de negociación cuando se recurre [a la violencia] contra el Estado”, comentó Falko Ernst, analista sénior de México para el International Crisis Group, en entrevista con InSight Crime.
Con el uso de estas nuevas armas, el CJNG podría intentar afianzar su posición con el ejército mexicano “enviando un mensaje de que se mantengan alejados de nuestro territorio porque tenemos la capacidad de escalar”, comentó Ernst.