Aunque la banca cada día fortalece sus controles de fiscalización, la vulnerabilidad de la Isla ofrece “las oportunidades” para que el fraude financiero se convierta en un riesgo mayor, el cual sigue creciendo cada día sigue en su variedad de modalidades.
Según expertos en el campo, en la medida en que se intensifica la fiscalización, el fraude -como si fuese un virus- se muta e impacta a todo el sector económico. La modalidad más reciente es la duplicidad de cambio en cheques, y se ha detectado infractores que los depositan de manera electrónica en el banco e inmediatamente acuden a los llamados “cachitos” (negocios que se dedican al cambio de cheques) para cambiarlos en efectivo.
Jorge Andújar Rivera, presidente de la empresa de consultoría financiera Sentinel Group LLC, aceptó que en la medida en que se agudiza la situación económica de la Isla, los delitos financieros en su diversidad de modalidades se seguirán disparando, una tendencia que ha aumentado en cerca de un 30%.
Andújar sostuvo que aun cuando se pueda ver una merma en ciertas prácticas ilegales, lo que ocurre es una modificación de la manera en que se comete el delito, a partir de los cambios u oportunidades que les brinda la tecnología. Dijo que las redes sociales son terreno fértil para los delincuentes levantar información y un perfil de sus víctimas.
Parte del fraude no solo es el desvío o hurto de dinero, sino las estrategias para el “lavado de dinero”, para poder llevar a las instituciones financieras el dinero producto de la economía subterránea.
Para Andujar, el fraude cibernético sigue creciendo a pasos adelantados, atentando principalmente contras las personas más vulnerables, como la población de la tercera edad. “Contrario a lo imaginado, la gente sigue cayendo en las trampas de las llamadas telefónicas. Todavía se sigue proveyendo información personal a personas desconocidas y se ofrece innumerable cantidad de información personal en las redes sociales, que al final del día solo facilitan los delitos financieros, porque siempre todo culmina en la banca”, comentó.
Entiende que, gran parte de estos delitos son perpetrados por organizaciones, muchas de las cuales operan desde Estados Unidos. A su entender, es necesario regresar a la política tradicional del banquero que conoce a su cliente, visita sus negocios y ve de cerca el movimiento del mismo. Igualmente, el gobierno tiene que incrementar la tecnología y el protocolo para garantizar la seguridad de los datos de los ciudadanos.
La sofisticación de los perpetradores es tal que Andujar mencionó que aunque existen muchas iniciativas para atacar el delito, la tecnología y la globalización permiten desarrollar esquemas que operan desde cualquier parte del mundo. En ello participan profesionales en campos como la contabilidad o el derecho, que de manera ilegal ponen al servicio su peritaje para tales esquemas.
Con ello coincidió el reconocido abogado y ex fiscal federal Osvaldo Carlo, quien opinó que en los últimos dos años se ha visto todo tipo de fraude, en los cuales también han participado oficiales corporativos de empresas, así como personas de todos los niveles sociales. Explicó que los delitos identificados van desde utilizar las tarjetas de crédito corporativas con fondos de la empresa para gastos personales, como la falsificación de cheques o la creación de corporaciones ficticias para depositar dinero. Comentó que una vez se detecta el delito rara vez hay activos para confiscar, ya que todo el dinero lo gastan rápidamente.
En vista de ello, Carlo reconoció que el sistema financiero cada día establece controles y mecanismo más robustos. “La banca tiene mecanismos como el Suspect Activity Report (SAR), donde identifican y reportan aquellas actividades sospechosas y con el cierre de los bancos se ha puesto mas complicado el tomar prestado. Ahora hay muchas mas exigencias. Antes los bancos ofrecían el Caracter Loan, donde perdieron $200 millones que otorgaron en préstamos a contratistas famosos quienes cumplían con los proyectos, pero era su firma el colateral. Al caer el valor de las propiedades y con ello caer la construcción, se perdió todo ese dinero. Actualmente, hay muchos mas controles, pero las modalidades siguen cambiando”, detalló.
Rostro del perpetrador
Ambos profesionales dijeron que no hay un rostro único del estafador, pero se puede reconocer la estafa cuando se trata de ofertas extremadamente llamativas. Sostuvieron -por separado- que generalmente el delincuente es una persona inteligente, con un alto conocimiento de la tecnología.
Por su parte, Víctor M. Díaz, director de Seguridad de Oriental Bank, sostuvo que el fraude bancario principalmente ocurre en tarjetas de débito y crédito, y las transacciones ocurren mayormente fuera de Puerto Rico y a través de compras por Internet. Además, hay casos de fraude en depósitos de cheques de otros estados y que son depositados en cuentas de Puerto Rico.
“El número de perjudicados es variable, desde cientos hasta miles. Mayormente ocurre mediante el robo de información de las tarjetas por dos medios principales, y uno de ellos es el Skimming, donde la persona que atiende en la caja al cobrar pasa la tarjeta por un lector que tiene escondido y guarda la información, la cual vende posteriormente. Y está el sistema que procesa la transacción en el comercio y guarda la información de la tarjeta, el cual se accede y se roban la información de todas las tarjetas allí procesadas”, sostuvo Díaz, y comentó que el nivel de convicciones por el delito es bajo.
Escasea la estadística disponible
Aunque localmente no hay mucha estadística disponible del tema, un estudio realizado por la publicación Internet Crime Report sobre el crimen cibernético en Estados Unidos, en el cual se incluyó a Puerto Rico, mostró que en 2016 -en términos de víctimas- la Isla ocupaba la posición 46 de 709. En términos de pérdida, Puerto Rico ocupaba la posición 44 con $2,084,360, equivalente a $2,939.86 por víctima.
ALD/ElVocero