Filtración de banco suizo muestra cómo hombres de Miami Beach vinculados con oligarca cosecharon fortuna en Ucrania

A sus veintitantos años, Mordechai Korf y Uriel Laber viajaron a Ucrania para ayudar a restablecer la comunidad judía del país tras el colapso de la Unión Soviética. Pero que Ucrania se deshiciera del yugo del comunismo y se convirtiera al capitalismo permitió a los dos transformar sus propias vidas, gracias a sus conexiones y a su perspicacia empresarial.

Antilavadodedinero / Elnuevoherald

Regresaron a Estados Unidos una década después y ya eran multimillonarios, compraron mansiones estilo mediterráneo frente al mar en Miami Beach, la ciudad natal de Korf. Desde entonces, su historia de éxito se complicó.

El FBI allanó sus oficinas de Miami en 2020 y también incautó propiedades comerciales que tenía en Ohio, Kentucky y Texas. La razón de las autoridades federales para la redada, según los archivos judiciales, es que Korf y Laber supuestamente canalizaron ganancias fraudulentas para un multimillonario llamado Igor Kolomoisky y lavaron millones en bienes raíces estadounidenses, como plantas industriales en el corazón de Estados Unidos que desde entonces se han reducido o cerrado. Los dos niegan haber hecho algo indebido.

La compra de fábricas por parte de inversionistas multimillonarios y el drenado de activos, con el consiguiente cierre y pérdida de empleos, es una vieja historia que se repite en todo Estados Unidos, especialmente en el norte del llamado Cinturón del Óxido, aunque las acusaciones de lavado de dinero son una nueva arista. Korf y Laber niegan las acusaciones de ilegalidad penal y sostienen que sus inversiones ayudaron a las economías locales.

Kolomoisky, un oligarca ucraniano, es el protagonista de la historia de Korf y Laber. Su historia ha quedado bien registrada. Fundó uno de los mayores bancos de Ucrania, el PrivatBank, una de sus muchas participaciones, solo para ser acusado por el banco central del país de embolsarse indebidamente $5,500 millones de la institución entre 2006 y 2016.

Él lo niega. A Kolomoisky se le prohibió entrar en Estados Unidos pero no ha sido acusado penalmente. Korf y Laber, sus socios comerciales en Miami, tampoco han sido acusados penalmente. La pareja no ha sido interrogada por agencias de seguridad estadounidenses, dijo una fuente familiarizada con el asunto.

Un alijo de datos bancarios filtrados de Credit Suisse, el segundo banco más grande de Suiza, muestra que grandes sumas de dinero fluyeron hacia cuentas propiedad de Kolomoisky y su familia durante algunos de los años en los que supuestamente saqueó PrivatBank, con un máximo de $2,600 millones en 2007.

También muestra que Korf y Laber tenían unos $200 millones en el banco suizo aproximadamente al mismo tiempo. La existencia de las cuentas de Credit Suisse no indica necesariamente ningún comportamiento ilegítimo por parte de Korf y Laber, pero abre una ventana al mundo financiero que habitaban

Los datos se filtraron al periódico alemán Süddeutsche Zeitung y al Organized Crime and Corruption Reporting Project, que los compartieron con el Miami Herald, The New York Times, The Guardian y otros 48 socios informativos de todo el mundo como parte de un proyecto denominado “Secretos de Suisse”.

Laber, y Korf, amigos de toda la vida y socios comerciales, hicieron millones en la Ucrania postsoviética. Los datos no aclaran exactamente el origen del dinero de las cuentas de Korf y Laber. Las cuentas se cerraron en 2012. El dúo se negó a proporcionar detalles, pero dijo que las cuentas se usaron para guardar los ingresos de sus negocios ucranianos antes de 2007 y que cumplieron todas las leyes y reglamentos fiscales aplicables.

EL SUEÑO AMERICANO EN UCRANIA

Korf y Laber se conocieron a mediados de la década de 1980, cuando estudiaban en la misma yeshiva de Detroit. Eran adolescentes y, en palabras de Korf, “se hicieron buenos amigos desde el principio”. En 1991, Korf viajó a Dnipro, Ucrania, en una misión de ayuda para Jabad Lubavitch, una rama del judaísmo ortodoxo.

Situada al sureste de la capital del país, Kiev, Dnipro tenía un significado especial para Jabad, ya que el líder del movimiento en aquel momento, el rabino lubavitcher Menahem Mendel Schneerson, había crecido allí y su padre había sido el rabino principal de la ciudad, entonces llamada Yekaterinoslav, a principios del siglo XX.

Bajo el régimen soviético, Dnipro había sido un centro de la industria militar y espacial de la URSS y una ciudad cerrada de alta seguridad con acceso restringido. El antisemitismo persistía, la religión era mal vista por el gobierno comunista y los judíos eran a menudo perseguidos. “Eran personas que querían tener alguna conexión y poder practicar su religión”, dijo Korf.

Panorama de la ciudad de Dnipro, en el este de Ucrania. Wikimedia Commons Sus primeras empresas ucranianas fueron modestas: importaban artículos electrónicos y exportaban martillos, barras de soldadura y focos a Estados Unidos, dijo Laber. Pero hacia 1994, según Korf, su presencia en Ucrania se amplió drásticamente cuando se asociaron con un inversionista en Estados Unidos —no quiso decir quién— y consiguieron un contrato para establecer una empresa de telecomunicaciones de línea fija. Crearon Optima Telecom, con el nombre “Optima” de Optima International of Miami, que habían registrado para su negocio de importación y exportación. “En 2003-2004, creo que teníamos la mayor empresa de telefonía fija e internet de Ucrania, además de las telecomunicaciones del gobierno”, dijo Korf.

ENTRA KOLOMOISKY

A finales de la década de 1990, el dúo también empezó a incursionar en el sector energético ucraniano. Así fue como se asociaron por primera vez con Igor Kolomoisky. Nacido en Dnipro, Kolomoisky empezó a comerciar con bienes de consumo tras la caída del bloque soviético y aprovechó la campaña de privatización del país, cuando el antiguo Estado comunista vendió sus activos.

Junto con el también oligarca Gennadiy Bogolyubov, que tiene un perfil comparativamente más bajo, Kolomoisky amasó una cartera considerable. En la década de 2000 los dos ya eran multimillonarios y controlaba empresas de todo el mundo en sectores tan variados como energía, minerales, aerolíneas, medios de comunicación, la banca, el fútbol y el sector inmobiliario.

Korf y Laber también habían empezado a participar en el auge de las privatizaciones. Bajo el paraguas de Optima Investments, Korf y Laber compraron acciones de empresas por valor de entre $70 millones y $100 millones, dijo Korf. Comenzaron, según Korf, invirtiendo primero para “inversionistas no ucranianos” —tampoco quisieron identificarlos— y cobrando una comisión o una tasa de interés. Más tarde, se dedicaron a la gestión de activos y finalmente empezaron a invertir su propio dinero.

Laber dijo que estaban interesados principalmente en “empresas muy estratégicas y grandes”, como productores de energía, empresas de transmisión eléctrica y cementeras. Se mostraron reticentes a hablar de los pormenores de estas empresas.

Ex funcionarios estadounidenses dijeron que aunque era posible que empresarios extranjeros ambiciosos hicieran una fortuna en el caos de la campaña de privatización, estos, al igual que las grandes empresas, necesitaban conexiones locales. “Solía haber mucha influencia corrupta que permitía a las personas bien conectadas obtener licencias para hacer esos tipos de cosas”, dijo William Courtney, asistente especial del presidente Bill Clinton sobre Rusia, Ucrania y Eurasia a finales de la década de 1990.“En los sectores estratégicos, a menudo había oligarcas desempeñando un papel clave”.

Korf y Laber dijeron que conocieron a Kolomoisky en 1997, pero que su relación se profundizó cuando trabajaron juntos en la modernización de las gasolineras en Ucrania. Dijeron que ayudaron a Kolomoisky a adquirir, entre otros activos, UkrNafta, el único productor de crudo del país y una de las dos joyas de la corona de la cartera de Kolomoisky y Bogolyubov, junto con PrivatBank.

“Como resultado del trabajo que realizamos Motti y yo… llegamos a poseer una pequeña inversión minoritaria en un gran negocio de gas y petróleo que opera en el mercado ucraniano”, dijo Laber. Kolomoisky tenía fama de ser agresivo en sus negocios, sobre todo en el asalto a la planta siderúrgica de Kremenchuk, en el centro de Ucrania, en 2006, cuando, bajo órdenes supuestamente dadas por él, un ejército de matones a sueldo con armas, barras de hierro y motosierras tomó el control por la fuerza, según Forbes.

En esta foto tomada el 26 de febrero de 2010, el empresario ucraniano multimillonario autoexiliado, Igor Kolomoisky, en el centro, juega al fútbol en Kiev, Ucrania. (AP Photo/Andriy Lukatsky, Archivo) Andriy Lukatsky AP Pero Korf y Laber dijeron que la notoria reputación de Kolomoisky era exagerada: era “agresivo, duro, pero… no malo ni violento”.

“Me pareció muy directo, muy agradable y un socio comercial fiable”, dijo Laber. Los expertos en la región pintan un cuadro diferente. “Ha sido un maestro en las incursiones empresariales y ciertamente fue muy agresivo en la toma de empresas estatales en la década de 2000”, dijo Margarita M. Balmaceda, profesora de la Universidad de Seton Hall, que ha escrito varios libros sobre el sector energético postsoviético. Señaló un incidente de 2015 en el que, cuando el gobierno ucraniano implementó medidas para frenar su control sobre el oleoducto estatal, Kolomoisky envió a sus hombres —vestidos de militar y supuestamente portando armas— a la sede de la empresa. Cuando los periodistas le preguntaron, él afirmó que había liberado a la empresa de los “saboteadores rusos”.

EL REGRESO DE LOS REYES

Korf regresó a Estados Unidos y se instaló en su ciudad natal de Miami Beach en 2007, dos años después que él y Laber vendieran Optima Telecom por “ocho cifras”. Laber, que había crecido en Milwaukee y Chicago, siguió a su amigo a Miami Beach en 2009. Ahora eran multimillonarios. Los datos filtrados de Credit Suisse proporcionan un indicio de sus finanzas en ese momento. Muestran: ▪ Una cuenta conjunta de Korf y Laber, abierta en 2005 y cerrada en 2011 que tuvo un máximo de $160 millones en 2005. Cuando se cerró la cuenta, solo quedaban unos $150,000. ▪ Dos cuentas propiedad de Laber, abiertas en 2005 y cerradas en 2010.

El máximo que tuvieron las cuentas juntas fue unos $31 millones entre 2005 y 2007. El importe de cierre de las mismas en total fue aproximadamente $2 millones. ▪ Dos cuentas de Korf, las dos abiertas en 2005 y cerradas en 2010 y 2012. En conjunto, el máximo que tuvieron fue unos $27 millones en 2007. Menos de $1 millón figura como el importe de sus últimos montos. Korf compró su mansión de Miami Beach en 2008 por más de $4.5 millones, mientras que Laber gastó $9.7 millones en una mansión a media milla de la de Korf.

Por lo demás, la pareja ha llevado una vida tranquila en Miami, con su único gran gasto conocido por $25 millones que donaron a organizaciones benéficas judías, según un análisis del Herald de los registros del IRS. De vuelta a casa, su objetivo era simple: Buscar inversiones menos arriesgadas que las que habían emprendido en Europa.

ARCHIVO – La mina de carbón Stepova justo antes del amanecer en Pershotravensk, región de Dnipropetrovsk, este de Ucrania, el lunes 1º de abril de 2019. (AP Photo/Evgeniy Maloletka, Archivo) Evgeniy Maloletka AP Se aventuraron en el sector inmobiliario y sus primeras adquisiciones fueron en Michigan y Ohio.

A medida que las operaciones aumentaban, el dúo se dio cuenta de que no podía reunir el capital por sí mismo y recurrió a sus “amigos multimillonarios” Kolomoisky y Bogolyubov en 2008 para que les ayudaran a financiar la adquisición de One Cleveland Center en Cleveland, Ohio, el quinto rascacielos más alto de la ciudad.

Entre 2006 y 2017, aproximadamente, adquirieron plantas de acero y aleaciones de hierro en Kentucky, Michigan y Virginia Occidental y “más de cinco millones de pies cuadrados” de inmuebles comerciales en Ohio, como el Westin Hotel en Cleveland. En 2008 también adquirieron el antiguo campus de Motorola en Harvard, Illinois, y, dos años más tarde, el PNC Plaza de 31 pisos en Louisville, Kentucky, además de propiedades comerciales en Dallas, Texas.

LAS COSAS SE DESMORONAN

Korf y Laber describen estas inversiones como legítimas, pero en gran medida infructuosas. PrivatBank, ahora bajo el control del Estado ucraniano, y los fiscales estadounidenses lo ven de forma diferente. Ucrania nacionalizó PrivatBank en 2016 tras las preocupaciones sobre la viabilidad del banco. En ese momento, el banco central del país, el Banco Nacional de Ucrania, había descubierto un agujero de $5,000 millones en los libros de Privat.

La intervención del banco por parte del Estado desencadenó una ola de demandas en todo el mundo, muchas de ellas todavía en curso. Kolomoisky y sus socios impugnaron la legalidad de la operación, mientras que el banco ha alegado que sus anteriores propietarios, Kolomoisky y sus socios, malversaron miles de millones de las arcas del banco. Kolomoisky y Bogolyubov fueron los accionistas mayoritarios de PrivatBank al menos desde 2006 hasta 2016.

Después que el banco fue nacionalizado, PrivatBank alegó en una demanda civil de 2019 en Delaware contra los dos que la pareja usó la institución como “su alcancía personal” durante ese período y lavó “cientos de millones de … ingresos de préstamos malversados en Estados Unidos”. L

a demanda acusa a Korf y Laber de formar parte del fraude. La mecánica, según el litigio, implicaba una serie de empresas ficticias, a través de las cuales Kolomoisky y Bogolyubov tomaban préstamos de PrivatBank y rara vez los devolvían. Una “comisión especial” que instalaron supuestamente falsificó documentos y dio el visto bueno a las solicitudes.

Los fondos no se usaron para los fines declarados, sino que se repartieron entre empresas de todo el mundo, a veces a los pocos minutos de ser desembolsados. Millones de dólares fueron canalizados a Miami y a empresas controladas por Laber y Korf y luego se usaron para invertir en Estados Unidos, alegó el Departamento de Justicia de Estados Unidos en las demandas de confiscación civil presentadas en la Florida días después que el FBI allanó las oficinas de Korf y Laber.

Las “Estafas Optima”, como las denomina la demanda de Delaware —en referencia a las empresas Optima de Korf y Laber— eran tan omnipresentes que los propietarios se convirtieron en un momento en “los mayores poseedores de bienes raíces comerciales en Cleveland”. Tanto en la demanda de Delaware como en la de la Florida se alega que Optima International of Miami, Inc. y otras empresas de la Florida son propiedad de Korf y Laber en el papel, pero están efectivamente controladas por Kolomoisky y Bogolyubov.

La empresa supuestamente trabajó con otras entidades, todas controladas por Kolomoisky bajo la gestión diaria de Korf, para “coordinar y efectuar las Estafas Optima”. Para ocultar su estafa, según las demandas, los antiguos préstamos emitidos por PrivatBank se reembolsaban con otros nuevos y estos, a su vez, con otra ronda de préstamos.

Mientras tanto, estas empresas dejaron un rastro de edificios abandonados y de impuestos sin pagar. Al menos cuatro de sus plantas siderúrgicas quebraron, dejando sin empleo a cientos de personas en Nueva York, Ohio, Kentucky e Illinois, informó el International Consortium of Investigative Journalists en 2020. Korf y Laber refutan esa evaluación.

Señalan que aunque muchas de las inversiones terminaron mal, el efecto neto fue impulsar las economías locales en las que se invirtió. Un cliente entra en PrivatBank mientras otros clientes esperan en el centro de Kiev, Ucrania, el lunes 19 de diciembre de 2016. Ucrania nacionalizó su mayor banco, el PrivatBank, debido a la preocupación por su estabilidad.

Laber también negó la acusación de que sus negocios estaban controlados por Kolomoisky. “Todos los negocios fueron encontrados y analizados por mí y Motti [Korf] con la ayuda de respetados asesores… No fue al revés, cuando alguien como Kolomoisky decía: ‘Oye, ya sabes, ve a buscar algo allí’”, dijo Laber. “Ellos [Korf y Laber] no han hecho absolutamente nada indebido y no participaron en ningún tipo de lavado de dinero”, dijo Marc Kasowitz, su abogado, subrayando que sus clientes no tenían “nada que ver con ninguno de los préstamos ucranianos supuestamente fraudulentos tomados como parte de un supuesta estafa presuntamente orquestada en Ucrania”.

Dijo que 11 tribunales ucranianos determinaron que no se malversaron fondos: “El hecho de que estos tribunales se pronuncien unánimemente y determinen que los préstamos eran legítimos significa que los fondos no fueron lavados”. El Departamento de Justicia y el abogado de Kolomoisky en Estados Unidos declinaron hacer declaraciones. PrivatBank y sus abogados no respondieron a las preguntas del Herald.

El juez de la demanda de Delaware suspendió el procedimiento a la espera de la resolución de los juicios en Ucrania, afirmando que quiere evitar sentencias incoherentes y que los jueces ucranianos son expertos en sus leyes.

Korf y Laber pidieron a un juez federal del Distrito Sur de la Florida que desestime el caso de confiscación del Departamento de Justicia (DOJ), citando las sentencias ucranianas. Una de esas sentencias ucranianas determinó que un préstamo de 2009 por $14 millones que el Departamento de Justicia consideraba fraudulento era legítimo. Los representantes de Korf y Laber también destacaron esta sentencia ante el Herald.

Pero el DOJ se opuso a tomar las sentencias ucranianas al pie de la letra en una presentación posterior, argumentando que Kolomoisky y sus asociados habían presentado una “verdadera avalancha” de demandas ucranianas —para obtener resultados favorables— solo después de que la agencia abriera su caso contra ellos. “Kolomoisky y Bogoliubov [sic] se embarcaron en una campaña de litigios estratégicos en Ucrania diseñada específicamente para frustrar ese litigio estadounidense, y los tribunales ucranianos obligaron a resolver las demandas en estos casos”, dijo el Departamento de Justicia en una presentación que se oponía a la moción de desestimación.

Expertos en la región dijeron al Herald que existe un potencial de corrupción en el sistema judicial ucraniano, aunque declinaron comentar los casos específicos.

“Las funciones judiciales y fiscales han sido vulnerables a la corrupción todo el tiempo… y Kolomoisky tiene mucha influencia”, dijo William Courtney, ex diplomático estadounidense. El entonces presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, a la izquierda, escucha al empresario multimillonario autoexiliado, Igor Kolomoisky, en Kiev, Ucrania, el miércoles 25 de marzo de 2015.

(AP Photo/Mikhail Palinchak, Servicio de Prensa Presidencial, Archivo) Mikhail Palinchak AP Kolomoisky cuenta con las personas más influyentes de Ucrania entre sus amigos. Sus canales de televisión son cortejados por los políticos ucranianos y, según se dice, es el principal respaldo del actual presidente, Volodomyr Zelensky, que ha alcanzado un estatus casi mítico por su liderazgo en medio de la actual invasión de Rusia.

Cuando Rudy Guiliani, el abogado personal de Donald Trump, trató de desenterrar los trapos sucios del hijo del presidente Joe Biden —un esfuerzo que más tarde llevaría al primer intento de destitución de Trump—, hizo que los hombres de la Florida Lev Parnas e Igor Fruman se reunieran con Kolomoisky para organizar un encuentro con Zelensky. En 2014, cuando Rusia se anexó Crimea y los separatistas respaldados por el Kremlin atacaron el este de Ucrania, Kolomoisky se convirtió en gobernador de Dnipro —la primera línea— y financió a las milicias proucranianas.

No está claro cuál es la posición de Kolomoisky —o dónde vive actualmente— en la guerra con Rusia. También tiene pasaportes israelí y chipriota y parece haber desaparecido por completo del radar.

En cuanto a si Korf y Laber siguen trabajando con Kolomoisky, ambos solo dicen que siguen intentando “preservar el valor de los activos” y los empleos de sus trabajadores mientras esperan una sentencia en Estados Unidos.

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