Ignacio “Nacho” Mojica vivía en un pueblo guerrerense cercano a Iguala cuyo nombre prefiere omitir para proteger a su familia que aún vive allá y por su propia seguridad porque aunque emigró hace 15 años a California pudo legalizarse pronto y ahora va y viene.
Antilavadodedinero / Laopinion
Lleva a su hijo de visita a los abuelos y él la pasa relativamente bien con algunos amigos que conserva, entre moles y chimole; pozole y dulces típicos. Pero algo le amarga la estancia tanto en México como en Estados Unidos.
“Sé que parte de lo que envío como remesas temina en manos del crimen organizado”, reconoce.
Las cifras de inseguridad en Guerrero y en todo México han ido en incremento. Según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en 2022 suman más de 18,000 homicidios dolosos además de la extorsión, los cobros de piso y el control de la venta de alimentos.
Nacho Mojica revela que desde hace aproximadamente cuatro años, mantener a su familia se ha vuelto más costoso y que el principal motivo es una especie de impuesto a diversos productos. Así, dice, no hay remesa que alcance.
“Si la inflación ya era una dificultad, también deben lidiar con esto”, lamenta. “Mando remesas y pues ya no alcanza como en los tiempos de antes que con unos 200 dólares alcanzaba para el mes. Ahora ya todo allá está demasiado caro, un 30% más de incremento a los productos de la canasta básica: frijol, queso, huevo, todo eso”.
Entonces, si el kilo de carne tenía antes un precio, ahora los halcones y sicarios gravan con cantidades variables y no solo con alimentos sino con la venta de medicinas, bebidas y el comercio ganadero. “Todos los comerciantes de deben pedir permiso a las organizaciones”, agrega.
El Observatorio Nacional Ciudadano calcula que alrededor de 500 municipios “están perdidos” por los monopolios clandestinos de control de la producción, la distribución y de la venta de productos. Además, el Banco de México reconoce que parte de la inflación es consecuencia de esta situación.
La consultora estadounidense de seguridad Insight Crime, señala que para los grupos criminales pequeños arraigados en la zona resulta casi obvio extorsionar a los negocios que venden bienes esenciales porque “manejan un flujo de caja permanente y cuentan con una clientela fija. Por tanto, les pueden exigir pequeñas cantidades diarias”.
De este modo quienes más sufren son los pobladores locales y sus parientes en Estados Unidos que envían remesas para cubrir necesidades básicas.
El estudio “Una perspectiva global: Datos sobre la migración” concluye que un 37% de las migraciones tiene como motivo apoyar a la familia mediante el dinero enviado con el cual se pagan las “cargas fiscales ilícitas”.
El desierto, sus riesgos y la incertidumbre
Para Marta Ofelia Jiménez, integrante de la Asociación de Clubes Nochistleneses, resulta imposible contar la cantidad de de veces que ha ayudado a migrantes ha salvarse de las violencia en sus comunidades, orientándolos de cómo vivir o llegar al “otro lado”.
La inseguridad en Zacatecas se ha disparado a tal punto que el pasado fin de semana el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, informó que ese estado fue agregado a la lista de no viajar para los estadounidenses.
Las regiones zacatecanas más afectadas son justamente los municipis de mayor tradición migrante hacia Estados Unidos: Guadalupe, Valpariso, Fresnillo y Zacatecas ciudad.
“Es grandísima la necesidad, porque estamos hablando de gente que está huyendo para no regresar al pueblo, por el miedo que tienen. Pero también estamos hablando de familias que se quedan a medio camino”, precisa Jiménez.
En diversas ocasiones, ella ha tenido que recurrir a ayudar a gente que intenta cruzar la frontera para poner en riesgo su vida. Así murió uno de sus primos, de 23 años.
Fue espantoso porque se enteraron de su muerte de manera casual: “estábamos rellenando rellenando uno de los pozos que usan los caminantes y casualmente al lado del abrevadero estaba el cadáver de alguien con una placa cuyo apellido paterno coincidía con el apellido de mi madre”, detalla. “Así supimos que era él”.
Los zacatecanos ven con preocupación que los desplazamientos en busca de espacios seguros han aumentado a la par del incremento de muertes en la frontera: de acuerdo con autoridades de EEUU, el 2022 se encamina a ser uno de los años más mortíferos de inmigrantes en el desierto o el río.
A la par de esos desafíos se encuentran las extorsiones para aquellos que quieren cruzar y el riesgo latente de encontrarse en un fuego cruzado o con un coyote que los deje abandonados y dé información falsa a la familia es el pan de todos los días.
“Ya no sabemos qué hacer”, dice Jiménez.
Cuando el cártel toma las calles
El periodista Raúl Torres camina con suspicacia por Guadalajara y los alrededores porque en cualquier momento puede haber una situación de riesgo tanto para él como para cualquier ciudadano de la ciudad, incluso para los migrantes que anteriormente iban y venían entre Jalisco y Estados Unidos.
“Estas dinámicas han dañado los lazos binacionales”, observa tajante. “Muchos ya no quieren venir”.
A principios de agosto, los bloqueos en la entidad y la quema de negocios tras el choque entre militares y miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación derivo en que el gobierno del presidente Joe Biden pidiera a sus ciudadanos que reconsideren sus viajes a Jalisco y Guanajuato. “En Guadalajara las batallas por el territorio entre grupos criminales se libran en zonas turísticas. Tiroteos entre grupos han lesionado y matado a espectadores inocentes”, advirtió la embajada de su website.
Las desapariciones en Jalisco suman más de 15 mil personas, mientras que a nivel nacional más de 100 mil se encuentran en esta condición. O sea, una décima parte han ocurrido en ese estado.
Raúl Torres narra que en Jalisco existía la tradición de recibir a quienes regresaban con fiestas y esto ya no ocurre porque muchas de esas celebraciones se han cancelado por las amenazas a la seguridad, y porque la situación de seguridad desalienta a los emigrantes. “Lamentablemente hay un impacto en mucho sentidos”.