La expansión económica de EE.UU, va más allá del dólar

Venezuela ha acusado a EEUU de promover un golpe de Estado en el país. La influencia estadounidense en la región se manifiesta no solo a nivel político, sino también económico. Habla la investigadora del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) Silvina Romano sobre la expansión económica de EEUU en América Latina.

Petro

En busca de reducir la dependencia del petrodólar, Venezuela lanzó el Petro una moneda digital petrolera creada en diciembre de 2017, para evadir las sanciones impuestas por Estados Unidos.

El Palacio de Miraflores
Miraflores – Venezuela

«Debería ser un movimiento a nivel regional que le dé valor a ese petro para poder enfrentar al dólar», señaló.

La investigadora mencionó que la intención de Rusia y China de prescindir del dólar en sus intercambios también le podría dar legitimidad al petro porque se la quita al dólar. No obstante, se trata de unos procesos de mediana duración. «Eso no pasa de modo inmediato», advirtió.

«Es un proceso que requiere su tiempo y un consenso entre varios países, incluidas las potencias que tienen una influencia importante en la toma de decisiones a nivel internacional», agregó.

Más allá de la dependencia del dólar

El secretario de Defensa de EEUU, James Mattis, en su gira latinoamericana

«La presión económica de Estados Unidos en América Latina no se debe únicamente al dólar, sino a una serie de relaciones que se tienen desde hace décadas, sobre todo desde la posguerra, que implican acuerdos comerciales e inversiones. EEUU sigue siendo uno de los principales inversores, y las transnacionales estadounidenses siguen teniendo a América Latina como uno de los principales mercados», precisó.

Por lo tanto, la investigadora aseguró que se trata no solo de una moneda de cambio, sino de una forma de hacer negocios.

«Se trata de todo un conjunto de prácticas comerciales, políticas y culturales que le dan legitimidad a ese dólar y a los negocios estadounidenses en la región», subrayó Silvina Romano.

Acuerdos comerciales

La Administración Trump rompió varios acuerdos comerciales suscritos por EEUU. En particular, se revisó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Algunos expertos opinan que los aranceles de acero y el aumento de porcentajes de la regla de origen en el sector automotriz, que se acordaron en el nuevo tratado USMCA —Acuerdo Estados Unidos, México, Canadá, por sus siglas en inglés—, perjudican a México.

Jesus Christ the Redeemer during sunrise in Rio de Janeiro, Brazil (archivo)

El modo en el que se ha reconfigurado este acuerdo comercial beneficia a las automotrices estadounidenses pero también están atadas a la cadena de valor. No va a ser tan fácil para la economía estadounidense salirle al paso al aumento en los costes, sea de la fuerza de trabajo o de los materiales, que implica mover sus filiales a otros espacios que no sea México, por ejemplo», indicó.

Según la investigadora, la presión económica que intenta hacer Trump demuestra lo difícil que va a ser llegar a un equilibrio entre el proteccionismo y la transnacionalización de la economía en términos de las cadenas de valores.

La voz cantante de EEUU en Centroamérica

Tras renegociar el TLCAN, Donald Trump pone la mira en el Tratado de Libre Comercio con República Dominicana y Centroamérica (CAFTA-DR), firmado en 2005. Los funcionarios federales están estudiando si pueden bloquear el acceso preferencial de Nicaragua, República Dominicana y El Salvador al mercado estadounidense sin afectar el resto del acuerdo.

«EEUU sigue teniendo la voz cantante en Centroamérica desde hace muchas décadas, sobre todo, en países como Guatemala y Honduras que están bajo la égida del Gobierno y el sector privado estadounidenses», afirmó Romano.

La experta opinó que la revisión de los acuerdos comerciales con esta región «va a seguir favoreciendo a EEUU».

«Pero en el contexto de la crisis migratoria que hay en la frontera de EEUU, no sé si el Gobierno de Trump preferirá poner paños fríos en las cuestiones comerciales. Es decir, no presionar en el ámbito comercial para no agregar otra gota a ese vaso que está por rebalsar, no agregar otro factor de disputa con estos Gobiernos», analizó.

Aumento de las deudas externas

En los próximos años se pronosticaa además un crecimiento de la deuda externa de los países de América Latina. La investigadora advirtió que el endeudamiento con organismos internacionales lleva a recortes públicos que afectan «la calidad de vida de la mayoría de los ciudadanos».

Marcha de protesta en Buenos Aires, foto archivo

En particular, en 2018, se desarrolló una situación complicada en Argentina, que recibió un nuevo préstamo del FMI por 56.300 millones de dólares.

«Se augura un recorte en el gasto social porque esas son las condiciones del FMI para prestar el dinero. (…) Eso generará una presión social y política muy fuerte, sobre todo, de los sindicatos y movimientos sociales, en contra de este rumbo que además no le ha garantizado para nada al Gobierno una estabilidad económica», señaló Romano.

La analista observó que el FMI y el Banco Mundial «siempre han sido proclamados como organismos multilaterales bajo el liderazgo estadounidense».

«Si vamos al origen de estos organismos, fueron creados en un mundo occidental, liderado por EEUU. Entonces, sí que responden en buena medida a los intereses estadounidenses, pero también a los de otras potencias occidentales que se benefician de estos entes», evaluó.

Mientras tanto, con la desaprobación del Gobierno de Trump por parte de la comunidad internacional podrían verse algunas grietas entre lo que plantea EEUU y los Gobiernos europeos en otros organismos, opinó.

No obstante, a diferencia de la OTAN, estos entes siguen operando sin demasiada inconsistencia, y además, con una reversión de procesos en Latinoamérica.

«El FMI y el Banco Mundial vuelven a estar en la esfera política formal. Gobiernos o sectores de América Latina que se comprometen nuevamente a una dependencia, lo que les da mayor poder, mayor gobernabilidad y legitimidad a nivel internacional a estos organismos, algo que se había puesto en duda con los Gobiernos progresistas en la región», concluyó la investigadora.

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