De acuerdo con el informe “Estado Global del Fraude y la Identidad” de la firma LexisNexis Risk Solutions,las transacciones digitales dominaron el mercado global a medida que creció la tendencia impulsada por la pandemia de los consumidores que migran a las interacciones en línea se convirtió en un comportamiento común.
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Las transacciones digitales en la red de dicha compañía aumentaron un 37% interanual durante el periodo.
“El crecimiento de las transacciones digitales impulsado por la pandemia continuó atrayendo ataques de fraude, con empresas globales registrando un aumento del 32% en la tasa de ataques iniciados por humanos en los últimos 12 meses, mientras que los ataques de bots automatizados de alta velocidad aumentaron un 38% interanual”, comentó.
Entre otros hallazgos menciona que los consumidores de hoy utilizan un promedio de cuatro dispositivos conectados para facilitar las transacciones de la economía digital.
La adición de nuevos canales de comercio electrónico a través de mercados y dentro del ecosistema bancario más amplio, junto con una proliferación de opciones de pago como “compre ahora y pague después” (BNPL, por Buy Now Pay Later), billeteras digitales y códigos QR, contribuyó a un crecimiento en las transacciones a través de canales móviles.
A medida que los consumidores adoptan múltiples canales digitales y formatos de pago, también esperan una experiencia positiva y medidas de seguridad confiables en cada punto de contacto.
“Las soluciones de identificación y autenticación en todo el recorrido del cliente se están volviendo obligatorias, ya que los estafadores crean estrategias de ataque en cada etapa. 1 de cada 12 nuevas aperturas de cuentas y 1 de cada 20 restablecimientos de contraseñas representan un ataque”, refiere.
De esta manera es que una mayor conectividad está llevando a los delincuentes a idear continuamente nuevos métodos y ampliar la complejidad y la escala de sus ataques.
Los cibercriminales lanzan rápidamente ataques complejos contra el eslabón más débil de la red omnicanal, enfocándose en personas que son inexpertas en realizar transacciones en línea y que cuentan con menos conciencia de ciberseguridad, a la vez que se dirigen a empresas que, en su prisa por proporcionar a los consumidores opciones de transacciones digitales, no han desplegado las defensas adecuadas.