José María Peláez, Presidente de la Asociación Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado español habla acerca de la escandalosa situación de impunidad de los paraísos fiscales que permite a las empresas multinacionales puedan cambiar artificialmente las ganancias de jurisdicciones con impuestos altos a jurisdicciones con impuestos irrisorios supone un agravio comparativo para con los ciudadanos que sí tributan regularmente sus impuestos.
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La elusión fiscal, la evasión de impuestos y el lavado de dinero por parte de empresas multinacionales – especialmente tecnológicas pero no las únicas – y personas acaudaladas, las organizaciones criminales socavan el estado de derecho y la igualdad ante la ley. Además, amplía las desigualdades sociales y pone en peligro los servicios públicos.
Es un ataque a los principios fundamentales de igualdad, justicia fiscal, democracia y estado de derecho si no todos cumplen las obligaciones fiscales.
Escándalos como los Offshore Leaks, Lux Leaks, el escándalo de los Papeles de Panamá y Bahamas confirman que todavía hay innumerables formas de explotar los regímenes fiscales secretos en el extranjero.
Y si bien en los últimos tiempos los organismos internacionales han puesto atención para poner medidas que atajen el problema, todavía hace falta mayor concienciación y valentía para soluciones efectivas.
Recientemente el inspector fiscal, José María Peláez, ha publicado el libro “Los Paraísos fiscales” (Editado por Tirant lo Blanch) que explica en lenguaje accesible las características de lo que la doctrina entiende por “paraíso fiscal”, expresión a cambiar, y cómo, ante el aparente escándalo periódico de los gobiernos y la presión -insuficiente- de la opinión pública, se hacen (y se desmadejan) las listas de soberanías caracterizadas por denominarse paraísos fiscales.
“El éxito de los paraísos se debe a que es muy difícil pillarlos. Todos pensamos que la solución es que un territorio dé información, pero el que se dedica a promocionar esos instrumentos para defraudar o sabe cómo tiene que hacerlo” expresa en una reciente entrevista para El Economista “Me refiero a despachos profesionales que están especializados en ello y a alguna especialización de la banca a nivel internacional” continúa.
El hecho de hacer listas de guaridas fiscales va unido a una política de restringir capacidad de obrar desde ellas a la economía normal y evitar el blanqueo de dinero. Pero, al igual que no hay una persecución intergubernamental decidida contra los paraísos fiscales, de facto, tampoco hay una capacidad (o interés) de evitar el circuito de entrada a la economía normalizada de los fondos procedentes de los paraísos fiscales.
Peláez lo tiene claro y si hay todavía paraísos fiscales es porque los que mandan dede las altas esferas permiten que los haya. “Ni las órdenes internacionales son efectivas ni todas estas listas negras, grises o blancas sirven para más que como excusa para decirles a los ciudadanos en general que algo se está haciendo. Son fuegos de artificio. Por eso resulta sorprendente para la ciudadanía que surjan escándalos.
En definitiva: no se toman medidas eficaces porque están involucrados muchos mandatarios mundiales, que aparecen en estas listas. En uno de estos escándalos había más de 200 de estos mandatarios, jefes de Estado, familiares, etc”.
Mientras los ciudadanos de a pie cumplimos estrictamente nuestras responsabilidades, debemos movilizarnos para que una minoría elitista también lo haga de igual manera.
