En el mapa de las amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos, Ovidio Guzmán López ocupaba un lugar especial, en su calidad de cabecilla de una de las organizaciones criminales transnacionales responsables de la introducción de drogas ilícitas letales a aquel país.
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De acuerdo con un documento publicado en febrero de 2022 por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional del gobierno de Estados Unidos, las organizaciones criminales transnacionales de origen mexicano son vistas por la Comunidad de Inteligencia norteamericana como una “amenaza directa”, por su papel en la producción y tráfico de drogas ilícitas, la trata de personas y el lavado de dinero.
En concreto, el informe elaborado por las principales agencias de seguridad de Estados Unidos señala que el tráfico ilícito de drogas pone en peligro la salud y la seguridad de millones de ciudadanos estadounidenses y genera hasta un billón de dólares en pérdidas económicas directas e indirectas.
Según el documento, la amenaza de las drogas ilícitas se encuentra “en niveles históricos” y el suministro de opioides sintéticos podría ser la causa de más de 100 mil muertes al año por sobredosis entre ciudadanos estadounidenses.
“Desde 2019, las TCO (Transnational Criminal Organizations) mexicanas han pasado de importar fentanilo terminado de China a sintetizar fentanilo a partir de precursores químicos, también de origen chino, debido en parte a los controles de clase de fentanilo de China. Las TCO mexicanas pueden eludir los controles internacionales sobre precursores químicos al cambiar ingredientes y metodologías para sintetizar y producir sintéticos”, señala el informe.
Otra preocupación plasmada en dicho documento es la injerencia de las organizaciones criminales en la política mexicana y su alta influencia en procesos de corrupción en ambos lados de la frontera.
“Las batallas territoriales entre las TCO mexicanas que compiten por las rutas y el territorio de la droga han resultado en tasas de homicidios altas y constantes desde 2018. En territorios de México, las TCO utilizan miles de millones de dólares de las ganancias de las drogas para intimidar a los políticos e influir en las elecciones, así como para reclutar y armar a combatientes capaces de enfrentarse directamente a las fuerzas de seguridad del gobierno”, advirtió la Comunidad de Inteligencia norteamericana en su reporte de 2022.
De acuerdo con el general Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, la principal actividad de Ovidio Guzmán era precisamente la producción y tráfico de fentanilo y metanfetaminas, cuyo consumo masivo ha encendido las alertas en Estados Unidos.
La “Evaluación Anual de Amenazas de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos” se difundió en febrero de 2022, un par de meses después de que el Departamento de Estado ofreciera una recompensa de hasta 5 millones de dólares por información relevante que llevara a la detención de los cuatro hijos de Joaquín el “Chapo” Guzmán.
En la ficha de búsqueda difundida por el Departamento de Estado, se señalaba que, junto con su hermano Joaquín, Ovidio Guzmán López llegó a dirigir su propia organización bajo el paraguas del Cártel de Sinaloa, al heredar los contactos y negocios de otro de sus hermanos: Édgar Guzmán López, asesinado en 2008.
“Después de la muerte de Édgar, Ovidio y Joaquín heredaron una gran parte de las ganancias de los narcóticos y comenzaron a invertir grandes cantidades de efectivo en la compra de marihuana en México y cocaína en Colombia. También comenzaron a comprar grandes cantidades de efedrina de Argentina y organizaron el contrabando del producto a México cuando comenzaron a experimentar con la producción de metanfetamina.
“Los hermanos Guzmán López actualmente supervisan aproximadamente once laboratorios en el estado de Sinaloa que producen un estimado de 3 mil a 5 mil libras de metanfetamina por mes. La metanfetamina se vende al por mayor a otros miembros de Sinaloa y a distribuidores con sede en Estados Unidos y Canadá”, se explica en el comunicado del Departamento de Estado, fechado en diciembre de 2021.
La ficha detalla que Ovidio Guzmán habría ordenado el asesinato de informantes, narcotraficantes e incluso de un popular cantante mexicano que se negó a cantar en su boda.
En diciembre de 2021, además de ofrecer esta recompensa, el gobierno de Joe Biden firmó una orden ejecutiva para actualizar los delitos por los que se persigue en Estados Unidos a los hijos del Chapo Guzmán, y a otros cabecillas del Cártel de Sinaloa, el Cártel del Golfo, el Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Zetas.
Todo ello, tras el anuncio del acuerdo denominado “Entendimiento Bicentenario”, signado el 8 de octubre por los gobiernos de Biden y Andrés Manuel López Obrador, que fue presentado como una estrategia con un nuevo enfoque en la lucha contra el crimen organizado, que sustituía a la Iniciativa Mérida pactada por George Bush y Felipe Calderón en 2007.
El acuerdo ponía énfasis en la necesidad de reducir la introducción de drogas sintéticas a Estados Unidos, prevenir y reducir el consumo masivo de sustancias tóxicas como las que traficaba Ovidio Guzmán.
La detención del hijo del Chapo ocurre en la víspera de la visita de Joe Biden a México y de la cumbre de líderes de América del Norte, en la que participará también el primer ministro canadiense Justin Trudeau.
El combate al narcotráfico —como amenaza a la seguridad— será uno de los temas de interés para Estados Unidos en esta cumbre, mientras que para México serán prioritarios el tráfico ilegal de armas —con las que las organizaciones criminales incrementan su capacidad de fuego— y un acuerdo de prosperidad que mejore las condiciones de la población en el sur de la frontera.