Leopoldo Lora-Aguilera, el banquero de Wells Fargo que lavó $9.5 millones para el narcotráfico

Leopoldo Lora-Aguilera, trabajó en el banco Wells Fargo en San Diego, California y se encargó de realizar 229 de las 290 transferencias que revisó el FBI, por un total de 6.1 millones de dólares. El banquero se llevaba una tajada de “miles de dólares en efectivo”.

antilavadodedinero / Univision

“He estado casada por 13 años y 2 meses con un hombre perfecto, un buen padre, un excelente compañero y amigo, pero sobre todo un gran ser humano”. La descripción que Ángeles Aguilera hace de su marido en una emotiva carta contrasta con lo que dicen las autoridades federales.

Su esposo, Leopoldo Lora-Aguilera, trabajó durante siete años en una sucursal del banco Wells Fargo en San Diego, California. Fue un empleado ejemplar hasta que lo reclutó una célula criminal dedicada a transferir ilegalmente grandes cantidades de dinero generado por la venta de droga en este país.

Sin la ayuda de este hombre de 61 años, los jefes de un cartel que opera en Tijuana, cuyos nombres se mantienen en secreto mientras continúan las investigaciones, no habrían recibido 9.5 millones de dólares. 

Él mismo se encargó de realizar 229 de las 290 transferencias que revisó el FBI, por un total de 6.1 millones de dólares. El banquero se llevaba una tajada de “miles de dólares en efectivo”.

Su propio empleador detectó anomalías en las cuentas que Lora-Aguilera manejó, lo investigó sin que se enterara y no dudó en reportarlo a la oficina del FBI en San Diego. Ese fue el final de toda la red de lavadores de dinero, incluyendo los transportistas de fajos de dólares que hacían largos viajes por carretera desde el estado de Ohio. Era un recorrido de 2,200 millas hasta el soleado sur de California.

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Una sucursal del banco Wells Fargo en Nueva York. Crédito: Getty

La acusación detalla que Lora-Aguilera se encargó de abrir 26 cuentas bancarias, incluyendo 11 que fueron creadas con información falsa. En la mayoría utilizó algunos datos de clientes reales, pero les cambió su fecha de nacimiento o los números de tarjetas para cruces fronterizos. Al indagar, los agentes del FBI detectaron que no existían esas personas en México ni en Estados Unidos.

La actitud de este empleado con “nuevos clientes” desconcertó a sus jefes en Wells Fargo. Notaron que los recibía con mucha familiaridad: de beso en la mejilla, abrazo y “se reía con ellos”. Sus redes sociales también estuvieron bajo escrutinio y en su lista de “amigos” en Facebook encontraron a una persona a la que le abrió tres cuentas bancarias falsas, describe el expediente judicial.

Su estricto manejo de las finanzas terminó delatándolo: en un registro de contabilidad escrito a mano, que él mismo envió de su correo electrónico de Wells Fargo a un email personal, redactó que recibía una “comisión” de 150 dólares por cada envío de dinero a México. Además, puso allí los nombres reales y falsos de sus cómplices, así como registros de transferencias internacionales para el cartel.

El FBI descubrió que uno de los miembros de la organización depositaba en cajeros automáticos cheques de cinco compañías ficticias, que no tenían oficinas en ningún lado y ni siquiera cuentas en las redes sociales. Eso sí, estaban registradas ante el gobierno de California como mayoristas de mariscos, de muebles, tiendas de ropa femenina y como empresas especializadas a exportaciones e importaciones.

Solo del 12 de octubre de 2017 al 18 de abril de 2019, Lora-Aguilera realizó al menos 82 transferencias internacionales por un total 2.5 millones de dólares. Eso le habría dejado una ganancia de 12,300 dólares, si se considera la “comisión” que reveló en su libro de contabilidad.

Las autoridades federales vinculan ese dinero con una operación que enviaba varios kilos de fentanilo de San Diego a la ciudad de Dayton, Ohio. El FBI realizó un operativo en el que un miembro de esa célula que se volvió testigo cooperante hizo el viaje de costa a costa para recoger 60,000 dólares, que era lo obtenido por la venta de cuatro kilos (ocho libras) del potente narcótico.

Esa persona fue arrestada. Antes de eso, Lora-Aguilera transfirió 155,000 dólares de sus cuentas ficticias y, poco después de la captura, envió en su nombre casi 49,000 dólares a México, indica la acusación.

“Los lavadores de dinero son el elemento vital de los carteles”, dijo el fiscal Randy Grossman en un comunicado refiriéndose a este caso.

Todo se derrumbó hace casi cuatro años, cuando la Policía arrestó a Lora-Aguilera y desarticularon toda la red de lavadores de dinero que, según la Fiscalía, le enviaron un total de $12.5 millones al cartel.

Ese día, él perdió su trabajo y se cayó la imagen de hombre íntegro que conocía su familia.

“Leopoldo Lora-Aguilera ya no trabaja para la empresa. Wells Fargo cooperó con las autoridades durante el curso de esta investigación”, dijo la vocera del banco, Laurie Kight, en una breve declaración enviada a Univision Noticias.

A la fecha, el FBI ha detenido a otros cómplices de este banquero: Melisa Valdivia Díaz, Alma Leticia Murillo Valdivia y Jorge Alberto Ortiz Borrego. Los tres se declararon culpables y esperan sus sentencias.

Ortiz Borrego reconoció haber movido 2.5 millones de dólares de octubre de 2016 a julio de 2018. Él era un transportista que recogía y depositaba dinero, y controlaba una cuenta bancaria falsa. Ahora puede recibir una condena de hasta 20 años de prisión y una multa de 500,000 dólares.

Jamás volvió a trabajar para una institución financiera. Lo contrataron en una compañía de textiles, fue vendedor en una tienda departamental y consiguió empleo en una cadena de autopartes.

“El señor Aguilera está arrepentido por su participación en el delito. Se involucró en la ofensiva debido a la necesidad económica. En retrospectiva, reconoce que cometió un terrible error que destruyó su carrera y su vida”, señaló su abogada Roxana Sandoval en un memorando de sentencia.

“Sus acciones han decepcionado a las personas que más le importan: sus padres, hijos y esposa”, dijo.

Sus familiares enviaron decenas de cartas a un juez federal de San Diego, en las que pedía clemencia.

“Él sigue siendo un padre, esposo, abuelo, amigo y compañero de trabajo excepcional… Mi padre es mi apoyo”, expresó su hijo en una de esas misivas.

Por haber lavado una fortuna a un cartel que traficó fentanilo, una droga que sigue enlutado a miles de familias estadounidenses, y haber cometido fraude bancario, este hombre enfrentaba hasta 50 años de prisión y una sanción económica de 1.5 millones de dólares.

“Aunque Lora-Aguilera fue condenado por el aspecto financiero de estos delitos, sus acciones facilitaron directamente el tráfico de fentanilo y otros narcóticos peligrosos en nuestro país”, dijo Stacey Moy, encargada de la oficina del FBI en San Diego, en el comunicado.

Pero un juez federal terminó por imponerle este lunes una sentencia relativamente baja: menos de tres años de cárcel y no le exigió pagar un centavo al gobierno.

Su abogada ha hecho otros dos pedidos especiales para su cliente: que lo coloquen en una prisión de la Costa Oeste para que pueda visitarlo su familia y que le permitan entregarse después de una cita médica “para arreglar su ojo prostético” que está programada para el próximo 11 de abril.

Luego de eso no tendrá más opción que cumplir su corta sentencia.

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