Washington, 16 oct (EFE).– El banco estadounidense JPMorgan Chase acordó el pago de una multa de 100 millones de dólares y reconoció su mala conducta ante la Comisión de Negociación de Futuros (CFTC), donde uno de los comisarios criticó el acuerdo por haberse consensuado sin profundizar y con prisas.El CFTC acusa a JPMorgan del uso “de un dispositivo de manipulación” en su oficina de inversiones (CIO) de Londres que viola el mandato de las regulaciones financieras de la ley Dodd-Frank, acordadas en Estados Unidos tras la crisis financiera de 2008.En el comunicado del acuerdo, divulgado hoy, la CFTC recuerda que JPMorgan vendió a finales de febrero del año pasado un gran número de derivados complejos, conocidos como CDS, en un corto período de tiempo para rebajar su exposición a las pérdidas que había acumulado.Finalmente, las operaciones de la oficina de Londres, especialmente las de uno de sus responsables, Bruno Iskill, conocido como “la ballena de Londres”, provocaron unas pérdidas de 6.000 millones de dólares que los directivos trataron de ocultar con operaciones como la mencionada.JPMorgan reconoció a la CFTC que algunos de sus operadores “actuaron de manera irresponsable” al recurrir a “una estrategia agresiva” con la intención de ocultar los fallos de una unidad del banco encargada de realizar inversiones de bajo riesgo.Uno de los comisarios de la CFTC, que nació gracias a las regulaciones Dodd-Frank para evitar conductas manipuladoras en los mercados, disintió del acuerdo, que se anuncia en pleno cierre de la Administración federal y con la agencia con el mínimo de personal.Según el comisario Scott O’Malia, el acuerdo se ha llevado a cabo con prisas y sin haber profundizado en las causas y responsables de las operaciones de ocultación de pérdidas.En opinión de O’Malia, el pacto “mina la integridad de la CFTC y sus poderes para hacer cumplir las normas a favor de un atajo para conseguir un acuerdo de alto perfil”.“La comisión ha abreviado el proceso de investigación (que ha durado 17 meses) y no ha determinado si JPMorgan manipuló intencionadamente el precio del índice de seguros de impago de deuda conocido como CDX”, indicó O’Malia.El mes pasado, JPMorgan, el mayor banco del país, fue obligado a pagar 920 millones de dólares a las autoridades estadounidenses y del Reino Unido por haber ocultado la gravedad de las pérdidas masivas.
EFEPresidente ejecutivo de JPMorgan se reúne con fiscal general de EEUU
jueves 26 de septiembre de 2013 14:38 GYT Imprimir [-] Texto [+]
El presidente ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, en un foro económico en Washington, oct 10 2012. Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase & Co, se reunía el jueves por la mañana con el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, en momentos en que el mayor banco del país intenta poner fin a investigaciones del Gobierno sobre su responsabilidad en la venta de títulos hipotecarios riesgosos, dijeron dos personas familiarizadas con el asunto.
Por David Henry y David Ingram (Reuters) – Jamie Dimon, presidente ejecutivo de JPMorgan, se reunió el jueves por la mañana con el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, en momentos en que el mayor banco del país intenta poner fin a investigaciones del Gobierno sobre su responsabilidad en la venta de títulos hipotecarios riesgosos.Las negociaciones en Washington fueron confirmadas por el fiscal general y se dieron luego de que el Departamento de Justicia amenazara el martes con presentar una demanda sobre uno de sus casos.En una conferencia de prensa sobre otros temas, Holder dijo que no está seguro de cuántas veces se ha reunido directamente con presidentes ejecutivos de empresas que se encuentran bajo investigación.Hablando en general, Holder indicó que el Departamento de justicia planea hacer más anuncios sobre casos financieros en las próximas semanas y meses.Con la reunión del jueves, JPMorgan espera aminorar algo de la presión que los reguladores han puesto sobre el banco desde hace más de un año.El banco evitó lo peor de la crisis financiera, pero ha estado bajo la lupa desde mayo del 2012, cuando informó millonarias pérdidas por transacciones riesgosas con derivados, un caso denominado «la Ballena de Londres».Esas operaciones terminaron costando al banco más de 6.200 millones de dólares antes de impuestos.El encuentro sigue a negociaciones esta semana entre JPMorgan y autoridades federales y estatales sobre la posibilidad de que el banco pague hasta 7.000 millones de dólares en efectivo y 4.000 millones en ayuda para los clientes, para resolver varias investigaciones.La fiscalía de Nueva York ha participado en las negociaciones porque es parte de un grupo de trabajo armado por el presidente Barack Obama en enero del 2012, para investigar conductas irregulares en las operaciones con títulos respaldados por hipotecas que contribuyeron a la crisis financiera.Las negociaciones fueron descritas como «fluidas» y estuvieron plagadas de incertidumbres en torno a qué denuncias contra el banco podrían ser resueltas.La reunión de Dimon con Holder da evidencia de los intentos del presidente ejecutivo por aliviar los problemas legales y regulatorios del banco.Los costos de litigios de JPMorgan totalizaron 17.300 millones de dólares en los últimos tres años calendario, según el informe anual de la compañía.(Reporte de David Henry, Emily Flitter y Dan Wilchins; en Nueva York y David Ingram en Washington, traducido por Patricia Avila y Damián Pérez.) Nueva York, 25 sep (EFE).– JPMorgan Chase, el mayor banco de EE.UU. por volumen de activos, podría pagar multas de hasta 7.000 millones de dólares (5.100 millones de euros) por la venta de bonos respaldados por hipotecas basura antes del estallido de la crisis, informa hoy el diario The New York Times.Según fuentes citadas por el rotativo, la entidad financiera puede estar negociando con el Departamento de Justicia, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbanístico y el fiscal general de Nueva York para pagar unas sanciones que oscilarían en total entre los 3.000 y los 7.000 millones de dólares (2.200-5.100 millones de euros).El banco, que como parte del acuerdo también tendría que ofrecer ayuda financiera a propietarios de viviendas con problemas, lograría a cambio que se cierren las investigaciones que esas agencias tienen abiertas contra él por la venta de títulos hipotecarios de dudoso cobro en los prolegómenos de la crisis.Entre los casos abiertos contra JPMorgan que podrían terminar con este pacto figura el relacionado con la venta de bonos a las entidades hipotecarias paraestatales Fannie Mae y Freddie Mac, aunque el rotativo aclara que las negociaciones siguen adelante e incluso podrían terminar sin acuerdo.La noticia se conoce una semana después de que el banco acordase con las autoridades de EE.UU. y Reino Unido pagar una multa de 920 millones de dólares (681 millones de euros) por haber ocultado la gravedad de las pérdidas de 6.000 millones (4.400 millones de euros) que sufrió por las arriesgadas transacciones de uno de sus operadores, conocido como “la ballena de Londres”.El rotativo asegura que el banco se está decantando por conciliar con las autoridades reguladoras para resolver las investigaciones sobre él puesto que, de lo contrario, se podría enfrentar a más años de litigios y probablemente nuevas demandas de otras agencias.El banco americano JPMorgan Chase va a pagar 679 millones de euros (920 millones de dólares) en multas a cuatro reguladores britanico y americanos en el caso conocido como la «Ballena de Londres», el cual habría hecho perder miles de millones de dólares en 2012.En los Estados Unidos, JPMorgan tendrá que pagar 147 millones de euros a la Comisión del Mercado de Valores del país (SEC), 222 millones de euros a la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) y 148 millones de euros a la Reserva Federal (Fed). Mientras tanto, en Gran Bretaña deberá pagar 162 millones de euros a la Autoridad de Conducta Financiera (FCA), según han anunciado hoy jueves estos organismos.La «Ballena de Londres» es el sobrenombre asignado a la trama por Bruno Iksil, trader francés de una entidad londinense de JPMorgan, y que se viene explicada por los elevados riesgos que se escondían en los derivados de crédito. A comienzos de 2012, estas posiciones habían llegado a ser demasiado visibles. Lo cual provocó que los otros traders se pusieran en contra suya, forzando al banco a saldar sus posiciones.En un primer momento, el CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, minimizó el asunto de la «Ballena», calificándolo de «tormenta en un vaso de agua». Unos meses más tarde, el banco reconocería que sus pérdidas se cifrarían en más de 6.000 millones de dólares.Los reguladores acusan a JPMorgan de carecer de sistemas de controles internos. De igual manera, la SEC le ha reprochado de haber falsificado sus resultados financieros, indicando así en su comunicado que el banco «ha reconocido los hechos» así como de haber violado la ley.Bruno Iksil ha establecido un acuerdo con las autoridades por el que tendría garantizada su inmunidad a cambio de su cooperación en la investigación. Como consecuencia, uno de sus subordinados, el francés Julien Grout, y su superior español Javier Martín-Artajo, han sido inculpados por las autoridades americanas quienes les acusa de haber maquillado las pérdidas del banco en este caso. Martín-Artajo ha sido detenido en España a finales de agosto.Un tribunal neoyorquino señala que junto con otro ex empleado conspiraron y realizaron actos que vulneraban la leyLas autoridades norteamericanas han presentado formalmente cargos contra el español Javier Martin-Artajo y el francés Julien Grout, exempleados del banco estadounidense JP Morgan, a los que acusa de conspiración para falsear las cuentas y registros, comisión de fraude y falsificación de los registros ante la Comisión de Valores de EE.UU. (SEC).La demanda, presentada por el Juzgado del Distrito Sur de Nueva York, está relacionada con las multimillonarias pérdidas sufridas en 2012 por el banco estadounidense JP Morgan en relación con una fallida operación con derivados realizada por la oficina londinense de la entidad, que tuvo que asumir un impacto negativo en sus cuentas de 6.200 millones de dólares (unos 4.590 millones de euros).En un primer momento el escándalo, que hizo tambalearse al propio consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon, se centró en la figura del operador Bruno Iksil, conocido como «la ballena de Londres», aunque finalmente las autoridades estadounidenses desestimaron presentar cargos contra él y sí lo han hecho contra su compañero Julien Grout y Martín-Artajo, por aquel entonces responsable de la Oficina de Inversión Principal (CIO) del banco en la City.En su demanda, el tribunal neoyorquino señala que los dos exempleados de JP Morgan «al menos entre marzo y mayo de 2012» conspiraron y acordaron realizar actos que vulneran las leyes estadounidenses, incluyendo la falsificación de registros y registros ante la SEC.Un español formaba parte del equipo de inversión responsable de generar un agujero de al menos 1.600 millones en JP Morgan. Obsesionados por lograr beneficios, se olvidaron de los riesgos que asumían en operaciones «esotéricas» y «estrafalarias»Realizaban apuestas multimillonariasAlgo iba mal, y comenzó a correrse la voz en las conversaciones por el chat de Bloomberg con el que se comunican los «traders» en la capital financiera del mundo. Alguien estaba moviendo demasiado dinero en el sistema. La información que vomitan al segundo los cuatro o cinco monitores que maneja cada inversor en las mesas que configuran los llamados mercados financieros era clara: demasiadas órdenes, demasiados números azules, demasiados números rojos. Demasiada actividad. Una ballena con las fauces llenas de liquidez financierase había instalado en el corazón de algunos mercados reservados por su complejidad y riesgo a los «hedge funds», los electrones libres del sistema.Y en un mundo incestuoso en el que todos se conocen, se fue gestando una frenética búsqueda de esta «Moby Dick». Concluyó con un nuevo escándalo de finanzas descontroladas que ha terminado por dejar un agujero en el balance de JP Morgan que «The New York Times» elevaba esta semana a 2.400 millones de euros, frente a los 1.600 reconocidos hace diez días, en la única banca de inversión no salpicada —en apariencia— por las malas artes que provocaron la caída de Lehman Brothers. «Los “traders” son gente muy lista que viven de sacarle el dinero al tonto en la partida de poker, y se dieron cuenta de que pasaba algo», explica un empleado de un banco británico, que prefiere no dar su nombre.Saltar los límites
Varios fuentes financieras consultadas coinciden en dibujar una auténtica operación de caza para obligar al «cetáceo» a salir a la superficie, forzando a la baja las posiciones del gigante para hacer saltar sus límites de pérdidas toleradas y obligarle a vender. Falta de oxígeno, la ballena salió a respirar, y salieron a la luz los rostros que mecían el mercado con apuestas calificadas estos días por los analistas como «esotéricas», «estrafalarias» o «frikis». La «ballena de Londres», apodada así por el volumen de fondos manejados, resultó ser el francés Bruno Michel Iksil, uno de los financieros más conocidos de la capital británica, que estaba de lunes a jueves en la oficina londinense de la unidad central de inversiones de JP Morgan y de viernes a domingo en París con sus cuatro hijos. Un profesional «humilde», según se define a sí mismo en su perfil de Bloomberg, conocido como «Voldemort» en el sector (por el poderoso señor de la magia negra de la saga de Harry Potter) y que, tras siete años en el banco, le generaba unos cien millones al año. Un perfil probablemente similar al de su jefe directo, el español Javier Martín-Artajo.Todo el sector, pasmado
Entre los dos, según se cree, concibieron una estrategia de aseguramiento o «hedging» de la tesorería del banco con una agresividad que ha dejado pasmado a todo el sector. Se calcula que manejaban fondos por valor de unos 300.000 millones de dólares y que, como resultado de los riesgos asumidos, han dejado a JP Morgan con unos 100.000 millones de activos «con riesgo» en productos estructurados similares a los que provocaron el hundimiento de Lehman Brothers en 2008, según calcula el «Financial Times».El español en el vientre de la ballena es un licenciado en Ingeniería Electrónica por ICAI (Universidad Pontifica de Comillas), que realizó después un máster en gestión de empresas (MBA) en la universidad de Columbia de Nueva York. Con ese trampolín, fue responsable de «trading» en mercados emergentes de Lehman Brothers Europa para pasar después al Dresdner Bank, antes de aterrizar en la Unidad de Inversión Principal de JP Morgan en mayo de 2007, según Reuters. Fuentes del sector indican que reside en el barrio londinense de Kensington y Chelsea. Familiares de Martín-Artajo contactados por ABC han declinado hacer declaraciones sobre su situación, y la oficina de JP Morgan en Londres no ha querido confirmar si permanece en su puesto o si ha sido apartado de sus responsabilidades, como se especulaba esta semana.«La mayoría de los “traders” son ludópatas y, si no lo son cuando empiezan, terminan siéndolo», asegura Javier Díaz-Giménez, economista de IESE Business School, quien coincidió en 2009 con Martín-Artajo en una mesa redonda organizada por Business Week. Este experto en macroeconomía matiza, de todas formas, los habituales estereotipos sobre los financieros.Gastar mucho dineroJamie Dimon, máximo ejecutivo de la banca JP Morgan, realizó una inusual confesión pública en un mundo de secretos. Una unidad clave en la estructura financiera de la institución había generado pérdidas de más de 1.500 millones de euros en productos derivados en solo seis semanas. Sus operaciones eran «defectuosas, complejas, mal revisadas, mal ejecutadas y mal evaluadas», según Dimon. Una dura reprimenda para la Oficina de Inversión Principal (Chief Investment Office), que podría ser desmantelada este lunes tras la dimisión de su responsable, Ina Drew.La responsable de la unidad, Ina Drew, que ganaba 10 millones, ha dimitido hoy
Esta oficina, con sede en Londres, era la responsable de asegurar los riesgos de crédito –de impago por los clientes del banco, básicamente– de todo el balance de JP Morgan: cerca de dos billones de euros. Y lo hacían mediante operaciones de derivados de crédito tan grandes que hacía tiempo que la competencia acusaba a la institución de abusar de su posición en el mercado.
Los derivados son contratos financieros que permiten asegurar o cubrirse del riesgo de crédito de un activo transfiriéndolo a cambio de una prima. Los más comunes son los llamados «credit default swaps». Y uno de los miembros del equipo de Drew era tan agresivo con ellos que es conocido como el «Voldemort» de las finanzas en la capital británica, o como la «ballena de Londres».Cuatro días en Londres, tres en París
Michel Iksil era ya, antes de este agujero, quizás el banquero más conocido de Londres. Un francés residente en un apartamento en Kensington de lunes a jueves, y en París el fin de semana, en compañía de sus cuatro hijos. Se incorporó a JP Morgan en 2005, tras trabajar varios años en el banco francés Natixis. Se define como «humilde» en su perfil en Bloomberg. «Camino sobre agua», dice también. Y se calcula que le generaba al banco unos 80 millones de euros cada año.El jefe de JP Morgan advirtió que las pérdidas podrían ser «peores»
Pero, más bien, corría sobre cascadas de apuestas que numerosos analistas definen como «especulativas», convirtiendo, de hecho, la principal unidad de inversiones del banco en un enorme y agresivo «hedge fund» que manejaba unos 230.000 millones de fondos de la institución, según estima «The Times».
Tras el anuncio del jueves, el banco sacó unos 10.000 millones de activos de su balance. Y el sector tembló ante otra de las frases de Dimon: «Podría ser peor».Durante una entrevista emitida este domingo en el conocido programa «Meet the Press», de la cadena NBC, el máximo ejecutivo de JP Morgan reconoció que se «equivocó totalmente» cuando minimizó las implicaciones de varias informaciones de prensa que, ya en abril, alertaban sobre los riesgos de las actividades de la unidad londinense. El banco ha anunciado que investigará si sus miembros ocultaron deliberadamente las pérdidas.Bono en metálico de 4 millones para Drew
No ha trascendido el salario de Iksil, aunque se considera que debe de ser uno de los financieros mejor pagados de Londres. El de su jefa, en cambio, es público. Ina Drew, que trabaja en el cuartel general de JP Morgan en Nueva York, es una de las ejecutivas más cercanas a Dimon, y está considerada por muchos como la banquera más poderosa de Wall Street.En 2011, el banco le pagó un salario de 750.000 dólares, un bono en metálico de 4,7 millones, una remuneración en acciones equivalente a 7,1 millones y opciones por 1,5 millones. Unos 14 millones de dólares. Diez millones de euros.El agujero ha dado armas a los defensores de la «directriz Volcker»
JP Morgan estaba considerada hasta este jueves como la más sólida de las bancas de inversión, caídas en desgracia tras la caída de Lehman Brothers en 2008. Una posición de aparente seguridad y fiabilidad que permitía a Dimon ser arrogante en su oposición a las propuestas de mayor regulación en el sector financiero. El agujero destapado ahora ha dado armas a los defensores de la llamada «directriz Volcker», en referencia a uno de sus impulsores, el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker.
Según esta norma, que debería entrar en vigor en EE.UU. en julio, dentro del paquete regulador contenido en la Ley Dodd-Franck de 2010, los bancos rescatados con dinero público no podrían realizar operaciones de cartera con fondos propios. Es decir, que un banco solo podría operar con las carteras de sus clientes en beneficio de esos clientes, y no en el propio. La oposición de Dimon y de muchos otros en el sector radica, según los críticos, en que el llamado «proprietary trading» es la fuente principal de la remuneración variable y los bonos de los ejecutivos de las finanzas.Críticas a la fórmula del «valor en riesgo»
Según han publicado estos días varios expertos, en principio las operaciones realizadas por Iksil no serían ilegales, como sí fueron presuntamente las del francés Jérôme Kerviel, que dejó un agujero de 5.000 millones de euros en Société Générale, o Kweku Adoboli, el «trader» de origen ganés que provocó pérdidas de unos 2.000 millones en UBS.El espacio para estos catastróficos excesos estaría generado por el modelo con el que el sector valora los riesgos. Este incidente en JP Morgan ha provocado crecientes críticas a la ineficacia de la fórmula conocida como «valor en riesgo», una compleja ecuación para medir el riesgo límite que puede asumir un banco en una cartera, en un plazo determinado, y en el marco de una serie de hipótesis y variables que, según parece, no habrían servido para «predecir» el estropicio de Iksil.«Demasiado estúpidas para quebrar, demasiado estúpidad para escuchar»
Irónicamente, se considera a JP como la entidad que inventó el modelo del valor en riesgo en los 90. La fórmula pone ahora a este gigante de la banca de inversión en el mismo saco que las instituciones consideradas como «demasiado grandes para quebrar, demasiado estúpidas para escuchar», según el experto Nits Pratley de The Guardian».«Ellos hacen apuestas y simplemente les pagan por acertar, la industria necesita ludópatas y, aunque no es políticamente correcto decirlo, son arbitrajistas que ayudan a dar eficiencia a los mercados, la industria valora su capacidad de crear mercado y eso se hace arriesgando», asegura. Llevando esta lógica a sus máximas consecuencias, la «ballena» terminó por fundirse ella misma con un mercado en el que solo competía con ella misma, convirtiéndose «en el mayor comprador de bonos hipotecarios europeos y otros complejos títulos de deuda garantizada en todos los mercados durante tres años», explicaba el viernes «Financial Times».Erigidos en divinidades
Una unidad de «traders» erigidos en divinidades con el poder de hacer y deshacer en el peor de los contextos macroeconómicos posibles, con los tipos de interés por los suelos y un sistema sin liquidez. «Sorprende mucho el nivel de riesgo que podían asumir. Es probable que se generara una situación de “bullying” en la que acumularon tanto poder que se impusieron al equipo de gestión de riesgos», nos explica el empleado de banca. «Psicológicamente, además, cuesta mucho reconocer una pérdida, y es muy importante marcarse de antemano un límite [llamado “stop loss”, por detener pérdidas] porque, si no, encuentras treinta y cinco motivos para no salir de tus posiciones aunque estés en pérdidas», añade.La unidad central de inversión de JP Morgan estaba dirigida por Ina drew, una de las banqueras más poderosas de Wall Street, obligada a presentar su dimisión esta semana. En 2011 ganó más de diez millones de euros, y era la mano derecha del consejero delegado del banco, Jamie Dimon, quien ha reconocido que aún no conocen el alcance del agujero. «Esos “traders” y sus superiores no podían entender los riesgos que asumían, no se habrían metido ahí de haberlo sabido», explica un analista financiero londinense, que opta también por el anonimato, y que destaca que falta aún mucha información para saber qué pasó exactamente. El caso está siendo investigado por la Reserva Federal de Estados Unidos y el FBI.Casa de apuestas global
Las fuentes consultadas coinciden, sin embargo, en apuntar a la gran cuestión que subyace detrás de estos escándalos financieros: la presión para ampliar los márgenes de rentabilidad en la banca se ha multiplicado en la última década, dando origen a instrumentos tan complejos que ningún «trader» es capaz ya de controlarlos y entender sus riesgos. Un escenario que incorpora estos gigantescos baches de «volatilidad» financiera al paisaje habitual de una especie de casa de apuestas global, y que deja a los vecinos del sospechoso con la misma frase que en los sucesos: «Era un chico normal».La Oficina de Inversión Principal (Chief Investment Office), podría ser desmantelada este lunes tras la dimisión de su responsable, Ina DrewJamie Dimon, máximo ejecutivo de la banca JP Morgan, realizó una inusual confesión pública en un mundo de secretos. Una unidad clave en la estructura financiera de la institución había generado pérdidas de más de 1.500 millones de euros en productos derivados en solo seis semanas. Sus operaciones eran «defectuosas, complejas, mal revisadas, mal ejecutadas y mal evaluadas», según Dimon. Una dura reprimenda para la Oficina de Inversión Principal (Chief Investment Office), que podría ser desmantelada este lunes tras la dimisión de su responsable, Ina Drew.La responsable de la unidad, Ina Drew, que ganaba 10 millones, ha dimitido hoy
Esta oficina, con sede en Londres, era la responsable de asegurar los riesgos de crédito –de impago por los clientes del banco, básicamente– de todo el balance de JP Morgan: cerca de dos billones de euros. Y lo hacían mediante operaciones de derivados de crédito tan grandes que hacía tiempo que la competencia acusaba a la institución de abusar de su posición en el mercado.
Los derivados son contratos financieros que permiten asegurar o cubrirse del riesgo de crédito de un activo transfiriéndolo a cambio de una prima. Los más comunes son los llamados «credit default swaps». Y uno de los miembros del equipo de Drew era tan agresivo con ellos que es conocido como el «Voldemort» de las finanzas en la capital británica, o como la «ballena de Londres».Cuatro días en Londres, tres en París
Michel Iksil era ya, antes de este agujero, quizás el banquero más conocido de Londres. Un francés residente en un apartamento en Kensington de lunes a jueves, y en París el fin de semana, en compañía de sus cuatro hijos. Se incorporó a JP Morgan en 2005, tras trabajar varios años en el banco francés Natixis. Se define como «humilde» en su perfil en Bloomberg. «Camino sobre agua», dice también. Y se calcula que le generaba al banco unos 80 millones de euros cada año.El jefe de JP Morgan advirtió que las pérdidas podrían ser «peores»
Pero, más bien, corría sobre cascadas de apuestas que numerosos analistas definen como «especulativas», convirtiendo, de hecho, la principal unidad de inversiones del banco en un enorme y agresivo «hedge fund» que manejaba unos 230.000 millones de fondos de la institución, según estima «The Times».
Tras el anuncio del jueves, el banco sacó unos 10.000 millones de activos de su balance. Y el sector tembló ante otra de las frases de Dimon: «Podría ser peor».Durante una entrevista emitida este domingo en el conocido programa «Meet the Press», de la cadena NBC, el máximo ejecutivo de JP Morgan reconoció que se «equivocó totalmente» cuando minimizó las implicaciones de varias informaciones de prensa que, ya en abril, alertaban sobre los riesgos de las actividades de la unidad londinense. El banco ha anunciado que investigará si sus miembros ocultaron deliberadamente las pérdidas.Bono en metálico de 4 millones para Drew
No ha trascendido el salario de Iksil, aunque se considera que debe de ser uno de los financieros mejor pagados de Londres. El de su jefa, en cambio, es público. Ina Drew, que trabaja en el cuartel general de JP Morgan en Nueva York, es una de las ejecutivas más cercanas a Dimon, y está considerada por muchos como la banquera más poderosa de Wall Street. En 2011, el banco le pagó un salario de 750.000 dólares, un bono en metálico de 4,7 millones, una remuneración en acciones equivalente a 7,1 millones y opciones por 1,5 millones. Unos 14 millones de dólares. Diez millones de euros.El agujero ha dado armas a los defensores de la «directriz Volcker»
JP Morgan estaba considerada hasta este jueves como la más sólida de las bancas de inversión, caídas en desgracia tras la caída de Lehman Brothers en 2008. Una posición de aparente seguridad y fiabilidad que permitía a Dimon ser arrogante en su oposición a las propuestas de mayor regulación en el sector financiero. El agujero destapado ahora ha dado armas a los defensores de la llamada «directriz Volcker», en referencia a uno de sus impulsores, el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker.
Según esta norma, que debería entrar en vigor en EE.UU. en julio, dentro del paquete regulador contenido en la Ley Dodd-Franck de 2010, los bancos rescatados con dinero público no podrían realizar operaciones de cartera con fondos propios. Es decir, que un banco solo podría operar con las carteras de sus clientes en beneficio de esos clientes, y no en el propio. La oposición de Dimon y de muchos otros en el sector radica, según los críticos, en que el llamado «proprietary trading» es la fuente principal de la remuneración variable y los bonos de los ejecutivos de las finanzas.Críticas a la fórmula del «valor en riesgo»
Según han publicado estos días varios expertos, en principio las operaciones realizadas por Iksil no serían ilegales, como sí fueron presuntamente las del francés Jérôme Kerviel, que dejó un agujero de 5.000 millones de euros en Société Générale, o Kweku Adoboli, el «trader» de origen ganés que provocó pérdidas de unos 2.000 millones en UBS.El espacio para estos catastróficos excesos estaría generado por el modelo con el que el sector valora los riesgos. Este incidente en JP Morgan ha provocado crecientes críticas a la ineficacia de la fórmula conocida como «valor en riesgo», una compleja ecuación para medir el riesgo límite que puede asumir un banco en una cartera, en un plazo determinado, y en el marco de una serie de hipótesis y variables que, según parece, no habrían servido para «predecir» el estropicio de Iksil.«Demasiado estúpidas para quebrar, demasiado estúpidad para escuchar»
Irónicamente, se considera a JP como la entidad que inventó el modelo del valor en riesgo en los 90. La fórmula pone ahora a este gigante de la banca de inversión en el mismo saco que las instituciones consideradas como «demasiado grandes para quebrar, demasiado estúpidas para escuchar», según el experto Nits Pratley de The Guardian»
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