Brasil es el epicentro del tráfico de drogas y la trata a Europa

En enero de 2020, la denuncia de una inmigrante venezolana llevó a la Policía Federal de Brasil directo a uno de los hoteles que están en los alrededores de la terminal de autobuses de Boa Vista, en el estado de Roraima. Alba Martínez*, de 42 años, dijo a los policías que sería usada como “mula” para llevar drogas a Europa.

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La propuesta, según contó a la policía, partió del dueño del hotel Victoria City, un hombre de nacionalidad nigeriana, identificado como Emmanuel Ifeanyi Anih, de 44 años.

Alba explicó a los policías que llegó a Brasil con sus tres hijos en diciembre de 2019, se hospedó en el hotel Victoria City, ubicado frente al terminal de Boa Vista. Pero su dinero se fue acabando rápidamente. Diez días después, no alcanzaba pagar ni la mitad de la tarifa diaria del alojamiento, US$10.

Mientras tanto, los gastos excedentes eran anotados por Emmanuel Anih, quien al ver la cuenta crecer, le hizo la propuesta.

Decenas de venezolanos, como Alba, llegan diariamente a Brasil por las rutas clandestinas entre las ciudades fronterizas de Santa Elena de Uairén, en el estado Bolívar, y la vecina Pacaraima, en Roraima. En el trayecto van dejando su celular, ropa y zapatos.

“Salí de Venezuela por necesidad, para buscar algo mejor para mí y mi hijo”, contó Andrea, otra venezolana, después de haber cruzado la frontera que estaba cerrada por causa de la pandemia de COVID-19.

Brasil es uno de los seis países con más inmigrantes de Venezuela. ACNUR calcula que unos 300.000 venezolanos han huido hacia Brasil en los últimos años, lo que representa 6 % de la migración venezolana en América Latina.

Sin dinero ni perspectivas de trabajo, la mayoría termina en Boa Vista, la capital del estado de Roraima, a 220 km de la frontera. Allí se refugian en campamentos humanitarios, como el que está detrás del terminal de buses de la ciudad, donde hay distribución de comida, baños colectivos y lavandería. También destaca un cartel de alerta: “El tráfico de personas es un crimen. Denuncie”.

No es casualidad. Una funcionaria de la Organización Internacional de las Migraciones, que trabajaba en el local, dice que ya oyó rumores sobre “propuestas oscuras” hechas a los inmigrantes que buscan refugio allí. “Las personas que se refugian aquí están en condiciones muy vulnerables».

En el entorno del terminal, el escenario es de una variedad de panaderías, ventas de sandwiches, restaurantes y hoteles. Los últimos son conocidos por ser sucios e inseguros, pero la tarifa diaria para un cuarto de soltero y matrimonial, por ejemplo, es de US$10, lo que atrae a los inmigrantes, quienes llegan con poco dinero y muchas necesidades. Este es el caso de Alba.

Para esta investigación, el equipo de ARI tuvo acceso al expediente de Alba. Según su relato a la policía, la oferta del nigeriano propietario del hotel donde se hospedaba fue la siguiente: ella tendría que viajar a Francia cargando cápsulas de cocaína en el estómago. El trayecto incluía la salida en autobús desde Boa Vista, siguiendo para Manaos (en el estado de Amazonas), después subir a un avión para Belén (estado de Pará), donde atravesaría hacia Guayana Francesa y, por fin, embarcaría en otro avión con destino a París, Francia.

La ruta coincide con el trayecto realizado por Marvin (Ver COMICy Joe (Ver CRÓNICA), dos venezolanos captados en Caracas por otros venezolanos miembros de la red nigeriana dedicada al tráfico de drogas y la trata de personas.

La recompensa de Alba vendría en dólares, le ofrecieron US$4.000 por el viaje, y la deuda por las pernoctas en el hotel sería perdonada. En principio, ella aceptó. Entregó el pasaporte y esperó que le compraran los pasajes, dice la declaración policial en el expediente.

A las 7:00 am del día 18 de enero de 2020, comenzó la preparación para su partida. Alba dijo que antes del embarque que sería en la terminal de autobuses fue llevada al hotel, Acceso Rápido en Boa Vista, donde estaban las cápsulas de cocaína. Quedaba a pocas cuadras del hotel Victoria City, donde ella estaba hospedada.

En el hotel, Alba conoció a otro venezolano que recibió la misma propuesta de ir a París. Entre los dos llevarían 123 cápsulas de cocaína, divididas en partes iguales, que fueron entregadas por una mujer.

Sin embargo, al ver la droga, Alba desistió y avisó que no haría el viaje. Su decisión tuvo consecuencias: fue inmediatamente desalojada del hotel junto con sus hijos. Entonces ella, asustada, decidió buscar a la policía y denunciar.

El 31 de enero, los policías fueron al hotel Victoria City guiados por la denuncia de Alba. En el lugar detuvieron al nigeriano Emmanuel Anih. Además encontraron el pasaporte de la víctima y de otros cinco inmigrantes de Bangladesh. También incautaron una cápsula de cocaína.

Un reporte del Instituto Tierra, Trabajo y Ciudadanía (ITTC) de Brasil señala que gran parte de las mujeres venezolanas detenidas en ese país son captadas por grupos delictivos liderados por nigerianos. 

La organización que promueve los derechos humanos con foco en la desigualdad de género registró que la edad promedio de las venezolanas detenidas es 31 años y 86 % de las aprehensiones ocurrieron en aeropuertos. 

UN HOTEL, UNA IGLESIA CRISTIANA Y …

El tiempo de Emmanuel Anih en prisión fue breve. Las razones que llevaron a la justicia brasileña a su liberación rápida se desconocen.

Unos meses después, el 17 de septiembre de 2020, el nigeriano fue apresado nuevamente, junto a dos hombres de nacionalidad venezolana. El motivo de la detención en flagrancia fue: captar venezolanos para una organización de tráfico de drogas en Boa Vista.

Pero Anih no opera solo, al menos con relación a las “mulas”. Una pieza clave en la estructura y en la identificación de la red de tráfico de drogas y trata de personas es el hotel Acceso Rápido, en Boa Vista.

Allí estuvieron Alba, Marvin y Joe, los tres venezolanos protagonistas de esta investigación. Según sus relatos, el hotel Acceso Rápido servía como punto principal en la operación de envío de pasantes de drogas a Europa.

Con base a la consulta de datos públicos de la Secretaría de Ingresos Federales de Brasil, fue posible obtener el nombre del propietario del hotel Acceso Rápido, que tiene otras dos sedes en Boa Vista. Se trata del nigeriano Kevin Muroof Ezequiel Salami, de 42 años de edad. Él también es pastor presidente de la Iglesia Cristiana Redimida de Dios, de Boa Vista, y ya es conocido por la Policía Federal.

Kevin Muroof, quien en 2014 pidió asilo en Brasil después de cruzar la frontera de Venezuela, fue investigado por la Policía Federal en 2016 por sospecha de crímenes financieros. Durante una acción policial que investigaba la práctica de cambio ilegal y evasión de divisas en Boa Vista, fue capturado en flagrancia con US$11.000, 36.000 reales brasileños y 30.000 dólares guyaneses, lo que levantó sospechas sobre el origen del dinero.

En esa oportunidad, Kevin Muroof alegó a la policía que el dinero venía de sus actividades empresariales, un cibercafé, un restaurante y un hotel, pero la justificación no fue aceptada por la autoridades, quienes lo mantuvieron detenido.

La relación del hotel Acceso Rápido con la Iglesia Cristiana Redimida de Dios también llama la atención. Según el registro oficial de la Iglesia en la Secretaría de Ingresos Federales de Brasil, la unidad fue fundada en 2014, y el número de teléfono que consta en el registro (95 99177-5401) es el mismo usado por el hotel.

El campo de acción del hotel y de la Iglesia también son próximos. Ambos lidian con inmigrantes, muchos de ellos pobres. En octubre de 2020, la Iglesia Cristiana Redimida de Dios promovió una acción para ayudar a familias carentes, y distribuyeron cestas de comida.

“EL GIGANTE DEL SUR” TAMBIÉN LIDERA
LAS RUTAS A EUROPA

Aunque la mayor parte de la cocaína traficada a Europa sigue saliendo desde Colombia, Brasil se ha consolidado como un importante país de tránsito. Desde 2015, es la segunda nación de Suramérica de donde parten los cargamentos de cocaína hacia Europa, según el informe 2021 de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC). 

En 2012, Brasil se fue posicionando como país líder en la ruta del tráfico de drogas a África, y las estructuras criminales con mayor poder eran dirigidas por nigerianos, de acuerdo con un informe de Ameripol de ese año.   

Según algunos informes e investigaciones académicas, muchos de estos grupos criminales se han instalado en Sao Paulo, para exportar cocaína a África y Europa. “La mafia nigeriana, por ejemplo, es conocida por controlar las operaciones de envío de droga a Europa a través del uso de ‘mulas’ o correos humanos”, describe un investigador experto en crimen organizado en Brasil, quien solicitó no revelar su identidad.

Un informe de FLACSO publicado en la Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad en 2019, dice que los grupos nigerianos exportan 30% de la cocaína que sale de Brasil vía marítima y cerca del 90% de los envíos de cocaína por “mulas ” o correos de Brasil a África. 

Brasil, específicamente por el estado de Roraima, funciona también como ruta de tráfico de droga con destino a Surinam. Ya en Surinam, colocan la droga en aviones o barcos rumbo a Europa, Estados Unidos, África y el Caribe. 

Por otra parte, la aprehensión de venezolanos involucrados con el tráfico de drogas también se ha tornado cada vez más común en Roraima. De acuerdo con datos de la Fuerza Integrada de Combate al Crimen Organizado, una alianza entre tres grupos policiales brasileños (Policía Militar, Policía Civil y Policía Federal), que investiga organizaciones criminales, desde agosto de 2019 hasta finales de 2020 unos 54 venezolanos fueron presos en Roraima, el equivalente a 18 % del total de 306 detenciones realizadas, la mayoría por tráfico de drogas.

El informe de Ameripol también detalla que «Venezuela es utilizada como camino de estupefacientes procedentes de Colombia, que entran en el territorio brasileño por el estado de Roraima, va a la ciudad de Manaus y luego se distribuye al resto de Brasil. Otra ruta utilizada por los traficantes, pasa a través de Venezuela y va para Surinam, Guyana Francesa e Inglesa».  

Otro documento de Ameripol, publicado en 2015, destaca que la ubicación geográfica de Brasil ha permitido que este país se posicione entre los tres líderes en la ruta de la cocaína que se exporta a Europa y África. 

En un procedimiento realizado en 2019, las autoridades decomisaron una cantidad récord de casi 62 toneladas de cocaína en Amberes, el segundo puerto más grande de Europa. Se calcula que 15,9 toneladas, aproximadamente una cuarta parte del cargamento procedía de barcos brasileños, según informes oficiales de Bélgica.

Una de las principales dificultades que tiene Brasil para la lucha contra las drogas –ventaja para los narcotraficantes– es la longitud de su frontera: más de 16.686 kilómetros que comparte con Venezuela, Colombia, Guayana Francesa, Surinam, Guyana, Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay. A esto se suma una gran red fluvial y una multiplicidad de puertos.

Por otra parte, pese a la pandemia por COVID-19, Colombia mantiene récord de producción de cocaína, con más de 1.050 toneladas en 2020, y Brasil juega un papel cada vez más crucial como país de tránsito para que la droga llegue hasta Europa, dijo Andrew Cunningham, un experto del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías en un reportaje de Reuters .

A esto se suma que “Europa se está posicionando como el mercado de cocaína más importante del mundo” con mayores márgenes de ganancia y menores riesgos que Estados Unidos, dice un informe de InSight Crime .

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