De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, los flujos financieros ilícitos (FFI) son los movimientos de dinero entre países cuya origen, utilización o finalidad de su transferencia es ilegal. Por ejemplo, aquellos fondos que provienen de la corrupción, el contrabando, delitos ambientales, la evasión fiscal, el terrorismo o el lavado de dinero.
La ONU señala que la corrupción, el soborno, el robo y la evasión impositiva cuestan alrededor de 1.26 billones de dólares para los países en desarrollo por año, monto que podría ser utilizado para ayudar a la población que vive con menos de 1.25 dólares por día durante al menos 6 años.
Por lo que la Agenda 2030 en la meta 16.4 se propone la reducción de las FFI como un tema prioritario para el 2030. En este Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS) también establece que se deberá fortalecer la recuperación y devolución de activos robados y combatir todas las formas de crimen organizado.
Estos flujos ilícitos desalientan la inversión pública y privada, erosionando el crecimiento económico y sostenible de los países, pues al tener un menor ingreso gastan menos en rubros como la salud y la educación. Por ejemplo, en África, de acuerdo con un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) 2020, los países con FFI altos gastan en promedio un 25% menos en salud y un 58% menos en educación en comparación con países con FFI bajos.
A nivel internacional se están realizando esfuerzos para homologar metodologías y poder identificar los FFI. En América Latina, la UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) realizó algunos pilotos para identificar estos flujos.
UNCTAD en junio del 2023 dio a conocer las primeras estimaciones nacionales sobre flujos financieros ilícitos relacionados con el tráfico de drogas, la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes, realizadas en Afganistán, Bangladesh, Colombia, Ecuador, Maldivas, México, Myanmar, Nepal y Perú.
En México el tráfico de drogas y el contrabando de personas generó una entrada de FFI equivalente 12 mil millones de dólares anuales, para Perú por tráfico de cocaína 1.48 mil millones de dólares anuales entre 2015 y 2017, para Colombia de 10.2 mil millones de dólares en 2019.
Se estima que el tráfico ilícito de migrantes irregulares extranjeros hacia los Estados Unidos generó más de 1,100 millones de dólares en FFI entrantes al año entre 2016 y 2018 para los traficantes radicados en México. Lo que equivale al valor de las exportaciones totales de servicios de transporte aéreo de pasajeros de México al resto del mundo durante el mismo período.
Las estadísticas también muestran que hay unos FFI fiscales y comerciales como es la facturación comercial fraudulenta, la cual desvía miles de millones de dólares. Por ejemplo, el estudio muestra que las estimaciones en Burkina Faso detectaron FFI en las exportaciones de oro entre el país y Uganda, así como con Suiza.
En Namibia, el estudio reveló estimaciones preliminares por facturación comercial errónea de 19,600 millones de dólares de FFI entrantes y 4,700 millones de dólares de FFI salientes entre 2018 y 2020. Kirguistán y Uzbekistán también proporcionaron estimaciones provisionales de los flujos financieros ilícitos vinculados a la facturación comercial errónea.
Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2023 de UNODC, las redes de traficantes cada vez más ágiles, lo que suponen un reto no solamente para las autoridades fiscales o policiales sino también para los servicios de salud. Y es que los datos indican que a nivel mundial en 2021 más de 296 millones de personas consumieron drogas, un aumento del 23% con respecto a la década anterior.
UNODC también señala que las economías ligadas a las drogas ilícitas aceleran los conflictos, los abusos de los derechos humanos y la devastación medioambiental. Por ejemplo, en el Amazonas esta economía ilícita detona, entre otras actividades, la tala ilegal, la minería ilegal, la ocupación ilegal de tierras, el tráfico de vida silvestre.
Pese a estas estadísticas, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció los avances logrados en la lucha mundial contra los FFI.